Nuevas fotos de Júpiter para predecir el destino de la Gran Mancha Roja: ¿desaparecerá del todo?
Las últimas imágenes de la misión Juno de la NASA podrían ayudar a los científicos a entender mejor el destino de la enorme tormenta joviana.
Esta semana, la sonda espacial Juno de la NASA ha pasado cerca de la Gran Mancha Roja de Júpiter y ha obtenido su mejor imagen hasta la fecha de la tormenta más emblemática del sistema solar.
A solo 9.000 kilómetros sobre esta espiral carmesí, la sonda espacial contempló un turbulento enredo de nubes rasgado por vórtices arremolinados más pequeños.
«Wow, ¡es todo un cambio desde las imágenes en primer plano de la Galileo [sacadas] hace 20 años!», afirma Amy Simon del Centro de vuelo espacial Goddard de la NASA, refiriéndose a la nave que visitó Júpiter. «Hay muchos detalles interesantes para nosotros, para comparar entre las dos imágenes».
La mancha rojiza y agitada de Júpiter es una tempestad de proporciones verdaderamente shakesperianas. Es tan grande que la Tierra podría caber sin problemas dentro de ella. Es una de las características que la gente puede observar fácilmente cuando miran a Júpiter a través de un telescopio desde su jardín.
Y sus tormentas han retumbado sin parar durante siglos, abrasando el aire sobre las coloridas franjas de nubes del planeta y calentándolas a temperaturas superiores a las de la lava.
En otros planetas, las tormentas de este tamaño tienden a ir y venir rápidamente. En Neptuno, la Gran Mancha Oscura que vio la sonda espacial Voyager 2 en 1989 se había desvanecido para el año 1994. En Saturno, una tormenta blanquecina se desencadenó a finales de 2010, desarrolló una «cola» que rodeó el planeta entero y finalmente se disipó hacia la nada durante el año siguiente.
Es tentador imaginarse que esta tempestad joviana decorará la superficie del planeta más grande de nuestro sistema solar durante toda su vida. Pero durante los últimos 150 años, la Gran Mancha Roja ha decrecido.
La tormenta, que se estimaba medía 40.200 kilómetros en su parte más ancha a principios del siglo XIX, se ha contraído hasta formar una mancha más redonda y naranja que tenía una extensión de 16.400 kilómetros en su parte más ancha el pasado abril. Algunas observaciones sugieren incluso que la mancha está reduciéndose a mayor velocidad ahora más que nunca.
«Que se redondee cada vez más —o que desaparezca por completo— dependerá de si sigue la tendencia a largo plazo o no», explica Simon. «Podría estabilizarse o quizá podríamos ver cómo un gran fenómeno la altera».
Usando el telescopio espacial Hubble, Simon ha supervisado la tormenta durante años. También tiene datos que se remontan a 1870 y que sugieren que, incluso entonces, la tormenta se estaba contrayendo en gran medida.
Simon afirma que es normal que las tormentas se vuelvan más redondas a medida que envejecen y que es incapaz de predecir todavía si la Gran Mancha Roja se encogerá o asumirá una forma circular más permanente.
Imágenes como las de Juno deberían ayudar a Simon y a otros científicos a entender mejor la dinámica interna que está alimentando a la tormenta y potencialmente absorbiendo su energía al mismo tiempo.
«Podría volverse perfectamente circular en los próximos cinco años», dice ella. «Pero, en realidad, a veces se queda con la misma forma, y a veces decrece con mayor rapidez, así que es muy difícil hacer una predicción».
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