Descubierto un nuevo planeta potencialmente habitable del tamaño de la Tierra
Este mundo potencialmente habitable, llamado Ross 128b, se encuentra a solo 11 años luz de distancia.
Hay un nuevo planeta del tamaño de la Tierra en el vecindario cósmico y es el mundo potencialmente habitable más cercano que orbita alrededor de una «tranquila» estrella propicia para la vida.
Ross 128b, descubierto a solo 11 años luz, orbita alrededor de una pequeña y tenue enana roja. Las enanas rojas están por todas partes y suponen un 70 por ciento del total de estrellas de la galaxia. La mayoría de estrellas en nuestro vecindario son enanas rojas.
Basándonos en el ritmo de descubrimientos planetarios de los últimos años, los astrónomos estiman que una de cada tres enanas rojas tendría al menos un planeta en su órbita.
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Técnicamente, el planeta del tamaño de la Tierra más cercano a nosotros es Proxima b, que orbita alrededor de una enana roja llamada Proxima Centauri a solo 4,25 años luz de distancia.
Pero hay una pega: las estrellas de este tipo, más jóvenes y que giran a más rapidez, suelen «castigar» a los planetas cercanos con poderosas erupciones estelares. Con aproximadamente 5.000 millones de años, es probable que Proxima Centauri esté tostando su planeta con llamaradas repentinas de radiación violenta y esterilizante.
En cambio, la estrella anfitriona de Ross 128b es más madura, con 7.000 millones de años, y su rotación se ha ralentizado en gran medida. Esto significa que su planeta tiene más probabilidades de ser habitable para cualquier forma de vida potencial en su superficie.
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Fuego y furia
Los astrónomos descubrieron Ross 128b usando el Buscador de Planetas por Velocidad Radial de Alta Precisión (HARPS, por sus siglas en inglés) del Observatorio Europeo Austral en el Observatorio de La Silla, Chile. Este instrumento permite a los científicos examinar la luz estelar y desentrañar los sutiles efectos gravitacionales de un planeta en órbita.
Tras 12 años escudriñando los patrones de movimiento y brillo de la estrella, el equipo ha anunciado hoy que habían detectado una oscilación débil pero constante en su rotación. Esta oscilación se debe a un planeta un 30 por ciento más grande que la Tierra que tira ligeramente de la estrella hacia fuera, según informa el equipo en un estudio que aparecerá en la revista Astronomy & Astrophysics.
«No hubo un "momento eureka" en el que de repente dijéramos: "Vaya, tenemos un planeta"», explica el líder del estudio Xavier Bonfils, de la Universidad Grenoble Alpes. «Hemos recopilado datos durante años y poco a poco la señal fue apareciendo y se convirtió en algo considerable».
Aunque está 20 veces más cerca de su estrella que la Tierra del Sol, Ross 128b orbita a la distancia adecuada de su tenue estrella como para tener una atmósfera intacta y agua líquida, dependiendo de las condiciones atmosféricas.
«Algunos modelos [por ordenador] revelan que el planeta está tan cerca que podría haber perdido su atmósfera. Otros modelos apuntan a que el planeta tendría nubes que reflejarían la radiación e impiden que el planeta se recaliente, por eso podría haber agua en estado líquido sobre la superficie del planeta», explica Bonfils.
«Sin duda necesitamos más datos antes de decir algo concluyente».
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Si tuviera nubes, ¿significaría eso que podría haber vida en Ross 128b? Describir a su estrella anfitriona como «tranquila» es acertado, pero quizá un poco engañoso, según Ed Guinan, astrónomo de la Universidad de Villanova que ha estudiado el sistema de Proxima Centauri.
En las primeras etapas de su vida, la estrella de Ross 128b podría haber sido tan activa como lo es ahora Proxima Centauri, produciendo demoledoras erupciones que habrían hecho del planeta un mundo estéril hace miles de millones de años.
«Cuando tenía mil millones de años, estaba ardiendo, un momento crítico para los planetas», afirma Guinan. «Tuvieron que soportar rayos X y vientos cientos de miles de veces más intensos que los de ahora. Tienes que estar cerca para estar lo suficientemente caliente como para tener agua, pero entonces te atacan erupciones y vientos propios de esas estrellas cuando son jóvenes. Ese es el caso de todas las enanas rojas, no son las anfitrionas ideales».
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Los astrónomos no pueden observar el tránsito de Ross 128b —o el momento en el que se cruza frente a su estrella—, que es la mejor forma de la que disponemos en la actualidad para observar la composición de la atmósfera de un planeta.
Sin embargo, Bonfils y su equipo se sienten optimistas respecto a que el gran número de enanas rojas será significativo. Ahora intentarán descubrir y describir cualquier planeta que orbite cualquier enana roja a 16 años luz de la Tierra.
Y la siguiente generación de telescopios gigantes, como el Telescopio Extremadamente Grande o el Telescopio Gigante de Magallanes, hará posible observar directamente estos planetas y analizar la composición de cualquier posible atmósfera que puedan tener.
En cuanto a Ross 128b, Bonfils añade que «no es el único planeta potencialmente habitable que hemos detectado este año, solo el más cercano. Ha sido un año fantástico para el descubrimiento de planetas».
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