Detectados posibles géiseres de agua en Europa, la luna helada de Júpiter
Los datos de la sonda Galileo sugieren la posibilidad de que la luna joviana Europa esté expulsando vapor de agua al espacio.
Pruebas ocultas en los datos de la sonda Galileo de la NASA —que exploró el sistema joviano entre 1995 y 2003— sugieren que la luna helada Europa está expulsando agua al espacio, según informaron los científicos responsables del descubrimiento en Nature Astronomy.
Se sabe que Europa, que se había considerado durante mucho tiempo uno de los lugares más prometedores para buscar vida extraterrestre en el sistema solar, alberga un océano global que contiene mucho más agua que todos los de la Tierra juntos. El descubrimiento de géiseres sugiere la posibilidad de que el océano oculto bajo su corteza helada pueda salir expulsado al espacio exterior, lo que significa que estudiar el mar alienígena y buscar en él señales de vida sería tan «sencillo» como hacer que una sonda atravesara una columna de vapor de agua.
Eso no es precisamente fácil, pero es menos complicado que hacer que una sonda vuele hasta Europa, aterrice de forma segura, excave una corteza de hielo duro como la roca y de kilómetros de ancho, y después se ponga a trabajar como exploradora oceánica extraterrestre.
También es posible —y quizá más probable— que los posibles géiseres procedan de un lago o de un embalse atrapado en el hielo. Pero eso significa que una nave en órbita, como la misión Europa Clipper, cuyo lanzamiento está programado para 2022, podría tomar una muestra de un géiser y hacerse una idea de qué yace bajo la corteza rojiza de la luna.
«Es improbable que uno de esos géiseres lance a un pez al espacio y que este choque con la Europa Clipper», afirma Cynthia Phillips, del JPL de la NASA. «Es más probable que proceda de bolsas de líquido que están más cerca de la superficie, así que no serán muestras del océano abierto, sino muestras subsuperficiales».
Datos tentadores
Durante años, los científicos planetarios han debatido si Europa está expulsando agua al espacio, como hace la luna de Saturno, Encélado.
A finales de 2013, tentadoras imágenes del telescopio espacial Hubble revelaron posibles géiseres de vapor de agua de 200 kilómetros de altura emanando de una región en el hemisferio sur de la luna. Entonces, los científicos se mostraron escépticos, ya que las columnas de vapor estaban en el mismísimo límite del campo visual de Hubble. Las observaciones de seguimiento no revelaron nada.
Pero en 2016, y de nuevo en 2017, los científicos informaron que nuevas imágenes de Hubble apuntaban a la presencia de un géiser, aunque era menos exuberante que los géiseres de Encélado, que alcanzan tales alturas que crean un anillo alrededor de Saturno. Pero las erupciones de Europa podrían ser igualmente densas que las de su prima, y fácilmente visibles para una sonda en órbita.
En mayo de 2017, Melissa McGrath, del Instituto SETI, hizo una presentación en una de las reuniones del equipo científico de Europa Clipper. En ella, revisó las evidencias de posibles géiseres procedentes de la luna, entre ellas la intrigante posibilidad de que la sonda Galileo hubiera detectado un géiser dos décadas antes.
Fue entonces cuando Xianzhe Jia, de la Universidad de Míchigan, y sus colegas decidieron revisar los datos archivados y ver qué podían encontrar.
«Me pregunté por qué no habíamos empezado a estudiarlos antes. ¿Por qué esperamos tanto? Los datos estaban ahí, disponibles para el público durante casi 20 años», afirma Jia.
Un obstáculo
La gravedad de Europa es lo bastante intensa como para que el vapor de agua expulsado permanezca cerca de la luna y Galileo solo se aproximó lo suficiente como para detectar tal erupción dos veces, en diciembre de 1997. Durante ese vuelo, la sonda tardó casi cinco minutos en atravesar la faz de Europa.
Jia y sus colegas revisaron las observaciones del magnetómetro de la sonda, que mide campos magnéticos, y de un segundo instrumento que mide la densidad de las partículas cargadas. En la secuencia de cifras producidas por esos dos instrumentos, enseguida observaron algo inusual: repuntes anómalos, que duraban unos tres minutos, centrados en torno a la máxima aproximación de Galileo a la luna.
Jia afirma que, si un géiser estuviera en erupción, el vapor de agua y las partículas de polvo expulsadas se verían afectadas por los campos magnéticos, que es lo que detectó la sonda. Y la densidad de las partículas cargadas en torno a la nave cambiaría a medida que esta entraba, atravesaba y salía del géiser.
«Observamos cambios muy peculiares en la señal magnética, algo que no creo que se haya explicado en el pasado», afirma Jia. «También sacamos los datos de las ondas de plasma de Galileo y, sorprendentemente, casi a la vez, la onda de plasma mostró emisiones anómalas. Cuando unes ambos datos, indican que ocurrió algo muy especial durante un intervalo».
En otras palabras, la nave habría volado a través de un géiser localizado de quizá 998 kilómetros de ancho en algún punto cercano al ecuador lunar. Pero Jia y su equipo querían asegurarse. Por eso simularon las observaciones que habría hecho una sonda como esa si atravesara un géiser con el tamaño y la densidad observados por Hubble. Las observaciones de Galileo coincidieron casi a la perfección con la simulación.
Ahora, con dos sondas y varios instrumentos independientes que informan de hallazgos similares, es más difícil negar que Europa esté expulsando vapor de agua al espacio.
«Si observas cualquier evidencia por sí sola, no resulta demasiado convincente», afirma McGrath. «Pero cuando empezamos a reunir una serie de observaciones completamente diferentes y todas parecen decir lo mismo, ahí es cuando se ve. Es lo que está empezando a convencer a la gente».
Algo inesperado
Aunque los datos de Galileo son emocionantes, no prueban necesariamente la existencia de géiseres continuos. Phillips dice que, en lugar de eso, la observación es otra prueba que puede sumarse a un conjunto de evidencias que sugieren que Europa sí expulsa —al menos de vez en cuando— agua al espacio.
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«Creo que nos sugiere que es probable que haya más géiseres de los que podemos ver ahora, porque las probabilidades de que atravesemos por accidente el único que existe son muy bajas», afirma McGrath.
¿Qué significa para la sonda Clipper? Al parecer, el equipo que está diseñando la sonda ya ha planeado incluir una serie de instrumentos capaces de tomar muestras de un géiser, si la sonda atravesara uno. Lo que encontrará es un misterio.
«Por muy salvaje que sea nuestra imaginación, siempre vemos cosas que no nos esperábamos», afirma McGrath. «Seguramente veremos algo totalmente inesperado en Europa».