Plutón tiene dunas de «arena» de metano
Se creía que la atmósfera de Plutón era demasiado débil para generar vientos que esculpiesen dunas. Entonces, ¿qué está ocurriendo en este curioso mundo?
Algo raro ocurre en las llanuras frías y oscuras de Plutón, donde cientos de cordilleras espaciadas regularmente se parecen un poco a la huella dactilar de un alien presionada sobre hielo extraterrestre. Pero hoy, un equipo de investigadores informan en la revista Science que el extraño paisaje es en realidad un campo de dunas compuesto de «arena» de metano.
La observación es desconcertante, si tenemos en cuenta que los científicos pensaban que la débil atmósfera de Plutón no era lo suficiente robusta para dar pie a la formación de dunas, que, según la mayoría de definiciones, son esculpidas por el viento.
«Las dunas en Plutón, o en cualquier otro cuerpo, nos dicen que existe una atmósfera lo bastante significativa como para desplazar materiales, y que existen partículas que desplazar; en este caso, arena congelada de metano», afirma la coautora del estudio Jani Radebaugh, de la Universidad Brigham Young, que estudia los accidentes geográficos esculpidos por el viento en el sistema solar y en la Tierra.
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Los científicos observaron las dunas en imágenes de la sonda New Horizons de la NASA, que visitó Plutón en 2015. Las imágenes muestran montículos de metano sobre el enorme glaciar que compone la mitad occidental del «corazón» de Plutón, una región denominada Sputnik Planitia. Algunos de los pálidos montículos lineales se extienden más de 19 kilómetros y, en conjunto, ocupan un área de unos 75 kilómetros.
Es probable que los vientos responsables de transportar esa arena congelada y formar accidentes parecidos a las dunas terrestres soplen sobre la llanura glaciar desde una cordillera montañosa que se eleva a lo largo del límite de la Sputnik Planitia. Estos vientos, que soplan perpendiculares respecto a los montículos de arena, han dejado franjas oscuras de material en la Sputnik Planitia que han permitido a los científicos rastrear su trayectoria.
Y como el glaciar que adornan las dunas está formado predominantemente por hielo de nitrógeno blando, los científicos creen que la arena de metano procede de las cumbres nevadas de esas montañas, que alcanzan más de 3.000 metros de altura.
La sublimación, quizá en esos picos congelados o en el propio glaciar, convierte el hielo directamente en gas, que eleva los granos de metano a la fina (pero voluminosa) atmósfera de Plutón. Una vez en el aire, los granos son desplazados por los vientos dominantes, que pueden soplar a entre 30 y 40 kilómetros por hora.
La altura de las dunas resultantes todavía no está clara, pero los científicos sospechan que los rasgos son más bien recientes, de menos de 500.000 años. Radebaugh compara las dunas de Plutón con las confinadas dunas desérticas más pequeñas de Norteamérica, como las de la Mesquite Flat del Valle de la Muerte, o las dunas transversales del Taklamakán, en China occidental.
No es la primera vez que se observan dunas en lugares improbables. Otro descubrimiento sorprendente fueron unas ondulaciones similares a dunas en el Cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, explorado por la sonda Rosetta de la Agencia Espacial Europea entre 2014 y 2016. Y en Titán, la luna más grande de Saturno, existen dunas gigantescas formadas por hidrocarburos congelados en latitudes ecuatoriales.
«Si una atmósfera extremadamente débil como la de Plutón puede generar dunas a partir de sedimentos transportados por el viento, ¿qué tipo de actividad [similar] podríamos observar en lugares como Ío (una luna de Júpiter) o Tritón?», escribe Alexander Hayes, de la Universidad de Cornell, en un comentario que acompaña a las observaciones publicadas.
A pesar de todo, las dunas de Plutón son solo uno de los numerosos descubrimientos que han deleitado a los científicos que estudian este lugar en el vertedero congelado del cinturón de Kuiper, un mundo que ha desafiado a las expectativas probando ser más dinámico y pintoresco de lo que nadie creía posible.