Espectacular vídeo de un desfile nocturno de satélites perfectamente alineados ¿estamos lanzando demasiados?
Los astrónomos denominan "mega constelaciones" a los conjuntos de miles de satélites como el de Starlink, por su abrumadora presencia en el cielo nocturno.
Esta foto de larga exposición del cielo sobre el Parque Nacional Gunnison, en Colorado, muestra el movimiento de la luz, procedente tanto de fuentes naturales como artificiales. Los miles de satélites en órbita alrededor de la Tierra pueden brillar millones de veces más que objetos más lejanos en el espacio, entorpeciendo las observaciones astronómicas.
Una flota de OVNIs, una extraña alineación de meteoritos, un espectáculo de drones: estas son solo algunas de las cosas con las que se ha confundido últimamente a los satélites Starlink de SpaceX.
El fotógrafo de National Geographic Babak Tafreshi, sin embargo, sabía exactamente lo que estaba viendo en una reciente tarde de julio en el Parque Nacional Pinnacles de California (Estados Unidos), cuando una "caravana de satélites" desfiló por el cielo, como si fueran estrellas perfectamente alineadas.
"Los veo muy a menudo porque son muchos", explica. "La gente reacciona porque no tiene ni idea de lo que es".
Estos satélites llevan Internet de banda ancha a algunos de los rincones más remotos del planeta. Suelen verse en órbita terrestre baja (a unos 300 kilómetros del suelo) en su camino hacia su órbita final a 550 kilómetros de altura. A medida que ascienden, se hacen más tenues y se extienden hasta quedar prácticamente fuera del alcance de visión del ojo humano, lo que puede llevar varias semanas. Los astrónomos llaman a estos enormes conjuntos de satélites "mega constelaciones".
En los últimos meses, estos satélites están siendo lanzados con mayor frecuencia, a menudo con más de 50 satélites a la vez, por la compañía espacial comercial de Elon Musk. Los avistamientos de mega constelaciones Starlink también son cada vez más frecuentes, afirma David J. Helfand, profesor de Astronomía de la Universidad de Columbia (Estados Unidos).
Los satélites están dificultando mucho el trabajo de los astrónomos, afirma. "Cuando un satélite atraviesa el campo de visión de un telescopio, es extremadamente brillante", afirma Helfand. "Los objetos que intentamos estudiar (galaxias y estrellas lejanas) son 20 millones de veces más débiles que los satélites. Así que cuando una de estas rayas atraviesa la imagen, la borra por completo".
Al menos el 6% de las imágenes de 2021 del telescopio espacial Hubble se vieron "comprometidas o completamente arruinadas" por las interferencias de los satélites Starlink, afirma. "Eso fue cuando sólo había 1500 satélites Starlink... Ahora hay tres veces esa cantidad". Y hay muchos más en camino.
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Los satélites: una herramienta inestimable, un obstáculo astronómico
En un comunicado de prensa de febrero, SpaceX afirmaba haber lanzado "casi 4000 satélites" en los últimos cinco años. Su objetivo es enviar hasta 42 000 satélites a su mega constelación en los próximos años, según Space.com. SpaceX no respondió a la solicitud de comentarios de National Geographic.
Estos satélites pueden verse a simple vista en los días siguientes a su lanzamiento (cuando su órbita está más baja respecto a la Tierra y los satélites están aún lo suficientemente juntos como para aparecer en línea), y en las horas justo después de la puesta de sol y justo antes del amanecer. Sitios web como Heavens-Above.com predicen el momento en que los trenes de satélites Starlink pasarán por encima de la Tierra.
Los satélites Starlink surcan el cielo nocturno sobre el Parque Nacional de Yosemite, California.
Los satélites como los de Starlink se utilizan desde hace tiempo para mejorar servicios móviles como la cobertura de telefonía móvil, Internet y la navegación GPS para los habitantes de la Tierra. Los satélites también hacen posible la predicción meteorológica, la señalización televisiva, la radio y la vigilancia militar.
Pero antes de los lanzamientos de Starlink, no se veían "trenes de satélites", dice Tafreshi. SpaceX utiliza nuevos satélites que pueden plegarse por docenas y enviarse al espacio en lanzamientos de cohetes privados desde Cabo Cañaveral, en Florida, y la Base de la Fuerza Espacial de Vandenberg, en California (ambas en EE. UU.).
"Antes se veían un par de satélites al principio de la noche y era muy chulo ver una 'estrella en movimiento' en el cielo", dice Tafreshi. "Ahora, mires donde mires hay unos cuantos moviéndose por encima de ti. Le han robado el espectáculo a las estrellas".
Aunque los satélites Starlink en órbita terrestre baja no son los objetos artificiales más brillantes del cielo, lo preocupante es su gran número, afirma James Lowenthal, profesor de astronomía del Smith College (Estados Unidos). "Los Starlink son muy brillantes cuando se ponen en órbita baja por primera vez, más que la mayoría de las estrellas a simple vista. Se vuelven más tenues a medida que se desplazan a una órbita más alta y se controlan activamente para que miren en determinadas direcciones, principalmente para su propia comunicación, pero en parte también para que parezcan más tenues".
Otras empresas con proyectos de megaconstelación en marcha son el proyecto Kuiper de Amazon, que planea una megaconstelación de 3236 satélites para Internet de banda ancha. El BlueWalker 3 de AST SpaceMobile comenzará con 100 satélites y podrían ser más brillantes que el 99,8 por ciento de las estrellas visibles, según New Scientist.
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Regular nuestro cielo
Cuando Lowenthal presenció el lanzamiento del primer satélite de Starlink en 2019, dice que supo que "el cielo nunca volvería a ser el mismo."
La falta de regulación internacional y de supervisión medioambiental está poniendo en peligro la inviolabilidad de nuestros cielos como nunca antes, afirma Aparna Venkatesan, profesora del departamento de física y astronomía de la Universidad de San Francisco (Estados Unidos).
"No disponemos de un marco para realizar evaluaciones medioambientales de todas las fases de las constelaciones de satélites, desde el lanzamiento hasta el desmantelamiento, pasando por el funcionamiento en órbita", afirma.
Miles de satélites se desintegran en la atmósfera, dejando un millón de trozos de basura espacial que "se entrecruzan a altas velocidades relativas" y aumentan las posibilidades de colisión con otras naves espaciales, afirma un documento de 2021. Estos cohetes también dejan tras de sí una descarga de hollín llamada carbono negro, que podría causar "cambios en la circulación atmosférica global y en las distribuciones del ozono y la temperatura", según un estudio de 2010.
Los satélites contribuyen a la contaminación lumínica al reflejar la luz del sol y también por su gran número. Las organizaciones Dark Skies (Cielos Oscuros) luchan por reducir al mínimo la luz artificial por la noche, tanto para proteger los ecosistemas locales como para respetar a las comunidades cuya identidad está estrechamente ligada al cielo nocturno.
"El rápido crecimiento de la contaminación lumínica terrestre y espacial está borrando las historias y las identidades indígenas, una vez más, a medida que la historia se repite dolorosamente para las comunidades marginadas, ya desproporcionadamente afectadas por el cambio climático y otras crisis", afirma Venkatesan.
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SpaceX "ha actuado con la diligencia debida", afirma Vishnu Reddy, director del Centro Space4 de la Universidad de Arizona, que mide el brillo de las mega constelaciones Starlink y su impacto en la astronomía terrestre.
Los satélites Starlink más nuevos "no reflejan tanto" como los de primera generación de 2019 y 2020, afirma Reddy, y algunos de los más antiguos también se han "desorbitado'", es decir, han caído fuera de órbita y se han quemado en la atmósfera.
Lowenthal está de acuerdo en que SpaceX "escuchó rápidamente la alarma de los astrónomos de todo el mundo", entablando conversaciones con astrónomos desde el primer lanzamiento de Starlink de la compañía. "Sin embargo, lo que no han hecho es ralentizar los lanzamientos", afirma. "Siempre hemos confiado en nuestra capacidad de dirigirnos al cielo nocturno en busca de consuelo y conexión personal, así como de estudio científico... todo eso está amenazado".
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.