La luna más grande de Plutón, Charon, es casi tan enigmática como el planeta sobre el que orbita. A medida que la nave especial New Horizons de la NASA nos ayuda a descubrir esta luna tan peculiar, la mayoría de sus características resultan más misteriosas de lo que esperábamos.
Las primeras imágenes nos mostraron unos casquetes polares extrañamente oscuros, algo que hizo pensar a los científicos que podrían ser el resultado de material migrado desde Plutón. Asimismo, una imagen recibida el 15 de julio de 2015 reveló que este mundo de 1.200 kilómetros de ancho parece tener una superficie sorprendentemente joven, con prometedoras pistas de actividad geológica.
“Estamos realmente sorprendidos”, afirmó Bonnie Buratti, miembro del equipo de New Horizons en el Jet Propulsion Laboratory (JPL). “Charon tiene un aspecto parecido al que yo esperaba de Plutón”, comentó Buratti.
La última imagen recibida nos muestra un fragmento de la superficie de Charon que se encuentra cerca del ecuador de la luna. Esta instantánea de New Horizons cuando se aproximaba al sistema de Plutón el 14 de julio ha desconcertado totalmente a los científicos, algo que no nos sorprende.
En esta imagen, la superficie de Charon es lisa, con algunos cráteres y grietas e incluso una extraña montaña que se eleva en una depresión, algo así como una “montaña en un foso”.
“Parece como si alguien hubiera puesto una roca gigante en Charon”, afirma Buratti.
Hasta ahora, los científicos no tienen idea sobre lo que ha ocurrido con la montaña de Charon, pero Anne Verbiscer, miembro del equipo científico, indica que tiene un aspecto parecido a otro de los mundos más curiosos del sistema solar: la luna de dos tonos, Iapetus, que orbita alrededor de Saturno. “Ambas son fascinantes”, comenta Verbiscer, de la Universidad de Virginia. Verbiscer observa una conexión intrigante y que nos hace reflexionar entre la montaña, el vulcanismo en hielo y la detección en el suelo de un compuesto llamado hidrato de amonio.
“El hidrato de amonio actúa como anticongelante cuando se mezcla con agua helada y puede ayudar a facilitar las actividades criovolcánicas en satélites como Charon e Iapetus”, indicó Verbiscer.
¿Y los cráteres y las grietas? Las grietas, afirma Buratti, son fallas. Buratti indica que se han visto fracturas de aspecto parecido en cuencas de la Luna terrestre –en donde son restos de tubos de lava–, además de en Mercurio, donde sugieren que el planeta está encogiendo. Pero Buratti piensa que ninguna de estas explicaciones puede utilizarse en las arrugas que vemos en Charon. “En realidad, no sabemos qué pensar en estos momentos”, afirmó.
También debemos hablar de la relativa dispersión de los cráteres. Los cráteres perdidos parecen ser unas de las observaciones más sorprendentes de las que se ocupa el equipo. “Hay menos cráteres de lo esperado y no sabemos por qué”, comentó Buratti.
Los cráteres y la superficie relativamente plana sugieren que Charon podría haber tenido bastante actividad, sin nada que ver con el trozo de roca estancado y maltrecho que muchos científicos habían anticipado que sería. “Esperábamos que fuera más como un objeto muerto”, dice Buratti. “Pero parece ser que en el pasado la luna sufrió algún tipo de proceso activo”.
Además del estudio de Charon, el equipo también ha estudiado minuciosamente la superficie de Plutón, para detectar señales de actividad. En la actualidad, la cara montañosa y de alto contraste del planeta enano mantiene muy ocupado al equipo de New Horizons, tan falto de descanso. “Plutón no nos defraudó”, manifestó Cathy Olkin, científica en el proyecto. “Y Charon tampoco nos ha decepcionado”.