9 de enero de 2014
El Telescopio Espacial Hubble ha revelado imágenes de las galaxias más antiguas jamás observadas, que tienen aproximadamente 13 mil millones de años.
Las nuevas imágenes ofrecen una fascinante visión del nacimiento de las primeras estrellas y podrían ayudar a los expertos a descubrir cómo surgieron las galaxias como nuestra Vía Láctea, y cómo las estrellas como nuestro Sol acabaron en ella.
El universo tiene unos 13,7 mil millones de años. El telescopio Hubble lleva desde 1995 mostrándonos galaxias de edades cada vez más cercanas a los primeros años del cosmos; las últimas que hemos podido ver tienen aproximadamente 500 millones de años más que las primeras que captó.
En esos primeros momentos, las galaxias eran, según Garth Illingworth, astrónomo de la Universidad de California (Estados Unidos), «brillantes manchas azules, pequeñas y muy juntas» y producían estrellas con una frecuencia 50 veces mayor que la Vía Láctea en la actualidad.
Para los expertos, es muy importante saber cómo se formaron esas primeras galaxias para entender la nuestra hoy.
Como afirmó Einstein hace un siglo, la gravedad curva de luz. Las imágenes de Hubble dependen de la gravedad de un grupo cercano de cientos de galaxias llamado Abell 2744 para curvar la luz de galaxias más lejanas y antiguas.
Este efecto de curvatura concentra la luz de las galaxias antiguas, haciendo que parezcan de 10 a 20 veces más grandes. Así, esta lente gravitacional permite al telescopio observar galaxias más lejanas.
Sin embargo, este efecto también distorsiona las galaxias. «Imagina que tienes que dibujar el retrato real de una persona a partir de la imagen que ves en uno de esos espejos de feria», así lo describe Michael West, del Maria Mitchell Observatory que no participó en el estudio.
Afortunadamente, los expertos pueden calcular la distorsión producida por el efecto gravitacional y reconstruir la imagen de estas galaxias y sus propiedades.
De momento, la imagen ofrecida es la de un joven universo en el que se intensificó la creación de estrellas y las galaxias fueron creciendo cada vez más durante los primeros cuatro mil millones de años del universo.