9 de mayo de 2012
La nueva misión de la Agencia Espacial Europea (ESA) podría resultar especialmente atractiva para aquéllos que buscan vida extraterrestre.
La misión, llamada JUICE (JUpiter Icy moons Explore), ha sido formalmente aprobada y despegará en 2022, según representantes de la Agencia.
El satélite explorará tres de las lunas más grandes de Júpiter: Ganímedes, Calisto y Europa, descubiertas por Galileo Galilei a principios del siglo XVII.
Estudios anteriores sugieren que las lunas de este planeta podrían albergar océanos líquidos, y quizá vida, bajo sus heladas superficies.
JUICE también llevará a cabo observaciones constantes de la atmósfera y el campo magnético de Júpiter y estudiará la interacción de éste con sus lunas.
«Será la primera vez que Europa explora un planeta gigante», afirma Richard Bonneville, presidente del Comité para los Programas Científicos de la ESA. «Es un gran reto para nosotros».
Kevin Hand, científico del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, en California, confiesa que están todos pendientes de la nueva misión.
«Será la primera que tendrá como objetivo explorar el océano de otro planeta», afirma Hand, que además es explorador emergente de la Sociedad National Geographic. (National Geographic News forma parte de la Sociedad National Geographic).
«Creemos que tanto Ganímedes como Europa tienen océanos líquidos bajo sus heladas superficies, y según nuestra experiencia en la Tierra, donde hay agua, hay vida».
Estudiando las cortezas heladas de las lunas
La misión JUICE se lanzará desde el Puerto Espacial Europeo en la Guayana Francesa y llegará a Júpiter en el año 2030.
ESA dotará la nave de instrumentos que recogerán imágenes de alta resolución y datos de la composición química de las lunas, sus campos magnéticos y superficies.
Durante los casi tres años que durará la misión, JUICE viajará dos veces a Europa, estudiando su corteza helada de cara futuras exploraciones.
Entonces, tras visitar Calisto, la misión entrará en la órbita de Ganímedes en 2032 para estudiar la luna más grande de Júpiter durante aproximadamente un año.
«Las superficies heladas de Ganímedes y Europa son como una ventana a los océanos que hay debajo», señala Hand.
Esto se debe a que, al igual que en el Ártico, es muy posible que el hielo de la superficie surgiera a partir de los océanos, y por tanto, lleve información sobre la composición química del agua.
Además, gracias a un radar, JUICE podrá alcanzar zonas mucho más profundas.
«Este radar es para los científicos como nosotros lo que el ultrasonido es para las mujeres embarazadas», comenta Hand. «Nos permite ver dónde el océano se encuentra con el hielo».
Buscando señales de vida
Es posible que la misión encuentre rastros de actividad biológica, asumiendo que alguna de las lunas de Júpiter contenga vida tal y como la conocemos.
Los instrumentos del satélite estudiarán la capacidad de las lunas para albergar vida comparando la temperatura, la presión y otros factores que permiten la existencia de organismos en la Tierra.
Además, Júpiter servirá de ejemplo para el estudio de otros gigantes gaseosos: JUICE proporcionará información sin precedentes sobre cómo se formó y evolucionó el sistema joviano, ayudando así a los científicos a considerar si podría haber vida en mundos similares.
Por ejemplo, «la Tierra y Venus tienen aproximadamente el mismo tamaño y composición, pero nuestro planeta tiene un campo magnético que lo protege del viento solar y es esencial para que surja la vida. Venus, en cambio, no lo tiene», explica Bonneville.
En el sistema joviano, «Ganímedes tiene un campo magnético, mientras que las demás lunas no. ¿Por qué? Eso es lo que nos gustaría averiguar», añade. «Sabemos que la Tierra tiene un núcleo activo que puede generar un campo magnético. Quizá pase eso mismo en las lunas de hielo de Júpiter: unas a lo mejor tienen ese núcleo activo, y otras no».
Una sensación amarga
Los científicos norteamericanos, además de estar emocionados con la nueva misión, sienten cierto pesar, puesto que originalmente, JUICE era parte de una misión compuesta por dos satélites que incluía un orbitador de la NASA que finalmente quedó excluido por problemas de financiación.
«Nuestros compañeros de la ESA han seguido hacia delante… pero a nosotros nos resulta un tanto amargo», señala Hand.
«Estoy encantado con que lleven a cabo su misión, aunque me gustaría que pudiéramos acompañarles».