24 de enero de 2013
Animados por las nuevas tecnologías y equipados con una flota de sondas comerciales, un grupo de empresarios anunció el martes su intención de explotar los recursos de miles de asteroides cercanos a la Tierra en las próximas décadas.
La nueva empresa, Deep Space Industries (DSI), no es la primera en este campo, ni la que cuenta con mejor financiación. Sin embargo, su ambición es convertirse en los primeros exploradores de asteroides, por lo que están decididos a ir tras lo que Mark Sonter, miembro de la junta directiva de DSI, llama «la mejor oportunidad del siglo XXI para conseguir recursos ».
En 2015 comenzarán utilizando sondas del tamaño de un ordenador portátil, según han afirmado los dirigentes de la empresa, y regresarán a la Tierra poco después con las primeras muestras de asteroides.
«Si utilizamos tecnologías de bajo coste, y combinamos el legado del programa espacial de Estados Unidos con la innovación de las nuevas tecnologías, conseguiremos cosas que habrían sido imposible hace unos años», comenta Rick Tumlinson, presidente de la compañía.
«Hay tantos recursos a nuestro alcance que resulta imposible describirlos», añade.
Valor añadido
Hay unos 9.000 asteroides considerados próximos a la Tierra y que contienen recursos que estos empresarios consideran de gran valor económico.
En los asteroides podrían encontrarse elementos como oro y platino, aunque se espera que sean otros los principales de esta «economía» espacial (agua, silicio, níquel, hierro).
El agua resulta muy valiosa por su hidrógeno (un combustible) y oxígeno (necesario para el hombre en el espacio), mientras que el silicio puede usarse para sistemas de energía solar y el níquel y el hierro para la fabricación de maquinaria espacial.
Sonter, especialista en asteroides, afirma que hay entre 700 y 800 asteroides próximos a la Tierra sobre los que es más fácil aterrizar que la propia Luna.
El nombre de las sondas exploradoras de DSI es «FireFlies», en referencia a la famosa serie de televisión de ciencia ficción del mismo nombre. Serán transportadas por cohetes, aunque están diseñadas para tener su propio sistema de propulsión. A continuación, la empresa empezará a lanzar sondas más pesadas, llamadas «DragonFlies».
Mayor eficiencia
Todo esto suena a ciencia ficción, pero el director ejecutivo David Gump afirma que la tecnología evoluciona a tal velocidad que la economía espacial será pronto una realidad. Obtener los recursos para mantener las sondas espaciales y mantener a los astronautas con vida a partir de elementos que no se encuentran en la Tierra parece lo más natural.
El aspecto más caro y que más recursos necesita es atravesar la atmósfera de la Tierra. Aproximadamente el 90 por ciento del peso de un cohete que lanza una sonda a Marte es combustible. En una rueda de prensa en el Monica Museum of Flying de Santa Mónica (California, Estados Unidos), Gump afirmó que un viaje a Marte sería mucho más barato y más eficiente si se pudiera conseguir parte del combustible por el camino.
A pesar de que en estos momentos hay poca competencia en el campo de los asteroides, DSI tiene varios obstáculos ante sí. La primera empresa que anunció su intención de explotar los recursos de los asteroides fue Planetary Resources, Inc. en la primavera de 2012. Se trata de un grupo apoyado por importantes inversores como Larry Page y Eric Schmidt, de Google, el director de cine James Cameron y Ram Shriram, uno de los primeros inversores de Google. DSI sigue buscando financiación.
Dueños de asteroides
Aunque los miembros de DSI están seguros de que podrán reivindicar la propiedad de los recursos que consigan, hay aspectos legales todavía sin resolver.
El Tratado del Espacio Exterior de 1967 prohíbe expresamente la reivindicación de cuerpos celestes por parte de los gobiernos. Sin embargo, los distintos gobiernos de los Estados Unidos han defendido durante mucho tiempo que lo mismo no se puede aplicar a las empresas privadas o a los posibles derechos de explotación.
Mientras que un tribunal de Estados Unidos dictaminó que una persona no puede poseer un asteroide, como fue el caso de Gregory Nemitz, que reclamó la propiedad de 433 Eros en 2001, la cuestión no ha quedado resuelta en el caso de los derechos de explotación.
Los pedazos de Luna que se trajeron a la Tierra durante el programa Apollo se han considerado siempre propiedad de Estados Unidos, y la agencia espacial rusa vendió algunas muestras de la Luna, lo que ha sido visto por muchos como un precedente.
A pesar de los posibles problemas legales que pudiera haber en el futuro, Gump ha afirmado que su grupo se ha reunido recientemente con directivos de la NASA para discutir asuntos relacionados con la tecnología y el capital, y se mostraba optimista al respecto. «Hay ganas de conseguir lanzar misiones espaciales con tecnología más sencilla y barata y mayor participación privada».
Todos los involucrados son conscientes de los posibles retos y riesgos, pero también ven un enorme potencial, tanto financiero como social.
«Creemos que el esfuerzo de todas estas décadas ayudará a expandir nuestra civilización en el cosmos, y cambiará el significado de ser ciudadano del mundo», afirma Tumlinson.