Michael Nichols: el fotógrafo que cambió nuestra forma de ver a los animales
Una nueva biografía destaca la fotografía de vida silvestre de Michael «Nick» Nichols, que ha revolucionado este género.
Los buenos narradores saben que un buen método de observación es reconocer que son parte de algo más grande: se encuentran inmersos en la experiencia.
Michael «Nick» Nichols es uno de esos narradores. En el curso de su larga carrera, ha combinado durante décadas su talento innato con su ojo artístico para sacar fotografías de leones, tigres, elefantes, chimpancés y gorilas para las páginas de la revista National Geographic.
Su enfoque documental, así como su disposición a ampliar los límites de la tecnología de forma creativa utilizando cámaras trampa y robots por control remoto, han ampliado nuestro conocimiento, no solo de los animales, sino también del contexto en el que existen. Esto es lo que marca la diferencia entre ser un «fotógrafo de vida silvestre y un fotoperiodista en la naturaleza», como describe Melissa Harris en A Wild Life, una nueva biografía sobre Nichols.
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Harris conoció a Nichols hace más de 20 años, cuando era editora en Aperture, donde actualmente es editora independiente. Recuerda que le sorprendió la forma en la que combinaba los elementos de las bellas artes con la fotografía documental para contar historias sobre el mundo natural. «La forma en la que trabajaba con los científicos y escritores inspiraba un gran respeto mutuo. Dejaba que la ciencia comunicase su trabajo, pero no estaba siendo ilustrativo. Cogía la información y la interpretaba. Tenía una visión y una voz, al mismo tiempo que daba testimonio».
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La idea de colaborar en su biografía empezó después de que Harris pasara un tiempo con Nichols en el Serengueti en marzo de 2012, donde trabajaba en una historia sobre una manada de leones para National Geographic. Harris recuerda verle pasar de charlar con el equipo de campo —investigadores científicos, su ayudante, su mujer— a ser «la persona más intensa y centrada que he visto jamás, observando y fotografiando a esos leones. Eso me fascinó», recuerda. «Viendo a este equipo y después haciendo las entrevistas para la biografía, tuve la sensación de que contaba con un destacado elenco de personajes. Todos estos hombres y mujeres estaban muy obsesionados por lo que hacían. Cuando mezclas esta obsesión con el talento, tienes algo muy poderoso».
Harris se dio cuenta de que cada uno de los seres vivos de esta historia era un personaje, incluyendo a Nick. Ella afirma que ha entrevistado a un total de 97 personas para conseguir una imagen completa de cómo los años de colaboración han contribuido a moldear la forma del fotógrafo de combinar la obsesión con el talento.
El trabajo de Harris era unirlo todo para contar una historia creíble sobre los temas a los que Nick ha dedicado su carrera. Como ella misma lo explica, quiere utilizar su historia como una lámina en la que pintar los problemas más importantes, relacionados con la conservación.
«Nick no intenta ser el hombre que susurra a los animales. Es muy bueno a la hora de no antropomorfizarlo, lo que no significa que no se invente historias sobre ellos para empezar, pero conoce los fundamentos científicos. Está aprendiendo cómo ser uno físicamente con ellos en vez de imponerse. Es un verdadero observador. Todo ello le permite estar en el campo con cierta gracia».
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En una era en la que las fotografías son prácticamente ubicuas, Harris espera que presentando este relato entretejido los lectores puedan entender el poder de la narración profunda y llena de matices.
«Casi cualquiera puede sacar una buena fotografía. Ser un narrador con ese tipo de historias y perspicacia es otro tipo de talento completamente diferente que requiere un compromiso distinto».
«Lo que pasa con las fotos de Nick es que puedes retroceder en el tiempo», prosigue Harris. «No es un fotógrafo que las saca y se marcha sin más. Cada vez que vuelves a una de sus fotografías, consigues ver más».
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