China podría descartar la construcción de presas en su último río salvaje
El río Nu, que fluye a través de una garganta espectacular a veces comparada con el Gran Cañón, podría convertirse en parque nacional, si los funcionarios se alejan finalmente de la propuesta de construir varias presas.
12 de mayo de 2016
En la cuneta de una carretera cerca del Río Nu, Xiong Xiang intenta vender pescado a los turistas. No parece un pescador tradicional. Lleva tupé y chaqueta marrón, pantalones vaqueros y Crocs blancas, con una cartera cruzada sobre el hombro. Un grupo de amigos está de pie a su alrededor fumando, mientras Xiong puja.
Los peces fueron muy difíciles de coger, dice. Las redes se deben de poner por la noche y revisar temprano por la mañana. Por eso pide 140 yuan -aproximadamente 19€- por el trofeo más grande de su balde.
Detrás de Xiong, el río Nu fluye libremente, tropezando con los rápidos y retorciéndose en los remolinos. Parte de este agua proviene de los glaciares de la llanura tibetana, llenando un canal que serpentea 2736 km a través de China, después por Myanmar y Tailandia, para finalmente desembocar en el mar de Andamán.
Le preguntan a Xion por los planes del gobierno, ideados en 2003, de construir presas en el Nu, el último río salvaje de China. Una de ellas estaría situada bajo Liuku, una población de 45000 habitantes en la provincia de Yunnan, cerca de la frontera con Myanmar.
“Hemos oído rumores sobre las presas, hace años”, contesta el granjero de 20 años, que coge pescado para conseguir algo de dinero extra. “Pero el gobierno aún no las ha aprobado. No pensamos demasiado en ello”.
¿Y qué si construyen presas en el Nu?
“Contaminarían el agua y herirían a los peces”, explica. “No sería bueno para nosotros”.
Los conservacionistas han tenido poco que celebrar en medio del bum constructor de presas de China durante el último medio siglo. Aparecen en la garganta del río Nu para estar en la cúspide de una extraña victoria. El secretario provincial de Yunnan anunció recientemente la detención en los pequeños proyectos de hidroeléctricas en los afluentes del Nu. También anunció la creación de un parque nacional en la región. Muchos creen en el anuncio del paralización de los planes de las presas del Nu, ya que desplazaría a miles de lugareños y alteraría el paisaje natural de la garganta para siempre.
Ha cambiado mucho desde que se propusieron las presas, dice Yu Xiaogang, director de Green Watershed, un grupo medioambiental con base en Kunming, la capital de Yunnan. Los geólogos han documentado la amenaza de terremotos en la región.
La campaña anticorrupción de China ha barrido a los funcionarios de Yunnan que apoyaban a China Huadian Corp., la compañía que planificó las presas. Posiblemente aún más influyentes, las nuevas leyes están impulsando a China a considerar el impacto total de megaproyectos como los propuestos para el Nujiang, que significa “río enfadado”.
“Visito el Nujiang todos los años, y desde 2012 he visto a la compañía abandonar el proyecto de las presas progresivamente”, comenta Yu. “Este es el único río sin presas que queda”, añade, lo que le da un perfil muy grande.
Conocido como el Gran Cañón del Este, la garganta del río Nu recorta un curso sinuoso a lo largo de las montañas Gaolingo, los picos cubiertos de nieve que separan China de Myanmar. El río gira en un meandro con forma de herradura, al igual que la estrecha carretera que se aferra al cañón escalonado.
Alrededor de cada curva hay formaciones de roca con forma de dientes aserrados o restos de vastos bosques que alguna vez recubrieron la parte alta de las montañas. A pesar de la tala masiva de estos bosques para leña, esta región es el hogar de la mitad de las especies animales de China, incluyendo especies raras como el leopardo de las nieves o el langur negro de nariz chata.
Hacia el este, otro frente de montañas dentadas separa el Nu de el río Lacang, el nombre chino del Mekong. Los dos ríos podrían no ser muy distintos.
Mientras el Lancang es tranquilo y en algunas zonas está represado, el Nu es salvaje y peligroso, con largos ensanchamientos de agua blanca. El río cambia su volumen y color en función de la estación, volviéndose turquesa durante los meses de invierno.
Unos cinco millones de chinos viven en las cuencas fluviales, muchos de ellos pertenecientes a minorías étnicas como los Lisu y los Dai. Es una de las regiones más pobres de China. Esa es la razón por la cual algunas personas le dan la bienvenida a los trabajos de construcción y mejora de las carreteras que llegan a las presas, si es que en algún momento se llegan a construir.
Uno de ellos es Li Guanjin, 37 años, que lleva parte de la mañana intentando vender cortes de un ternero sacrificado en Bingzhongluo, un pueblo del rio Nu cercano a la frontera con el Tíbet. En una esquina polvorienta de la calle, él y su mujer desplegaron una lona, pusieron el cuerpo del ternero sobre ella, y esperaron a los clientes.
Li dijo que había tenido que sacrificar al ternero porque se había herido de gravedad el día anterior. Él apoyaba las presas, por los trabajos y el desarrollo que pueden llevar a la parte alta de la garganta, donde los granjeros tienen serios problemas para sobrevivir.
“Estaría bien”, dice Li, que vive aproximadamente a un kilómetro, en las afueras de la ciudad. “Tendremos electricidad y podremos trabajar para la compañía (hidroeléctrica)”.
Durante más de una década, la Huadian Corp. ha intentado vender las presas con la promesa de prosperidad. A los visitantes de Liuku, la puerta para el turismo del río Nu, les dan la bienvenida con los rótulos en chino de la compañía que dicen: “Energía hidráulica verde, Nujiang feliz” y “100 años de desarrollo comienzan aquí”.
Los partidarios saben que las presas del río Nu están paralizadas, en parte por el superávit energético del país. Pero seguro que el cambio vendrá en unos años, dice Zhang Boting, ingeniero jefe de la Sociedad China de Energía Hidroeléctrica. El crecimiento futuro, dice, obligará a China a abrir ese potencial hidroeléctrico. El país también está bajo presión para expandir su porfolio de energías renovables y reducir así la contaminación del aire y sus obligaciones respecto al cambio climático.
“Creo que las presas finalmente se construirán,” comenta Zhang. Añade que muchos funcionarios locales y provinciales están interesados tanto por los trabajos como por los impuestos que puedan generar.
Sin embargo, ¿es la energía eléctrica la panacea contra la pobreza rural? Desde que se fundó la República Popular China, el registro ha sido decididamente mixto.
Durante las últimas seis décadas, China ha construido más de 80000 presas. En conjunto generaban 300 gigavatios por hora de energía, aproximadamente tres veces más que la que se produce en Estados Unidos. Pero también tienen que abastecer a diez millones de personas, incluidos los 1,3 millones de habitantes realojados por la Presa de las Tres Gargantas, el proyecto de energía hidroeléctrica más grande de China.
Una docena de años después de que la obra de la Presa de las tres Gargantas se completase, miles de desplazados continúan solicitando al gobierno, diciendo que les engañaron prometiéndoles alojamiento y compensaciones. Algunos dicen que se han convertido en indigentes, forzados a dejar sus granjas y negocios.
En 2002, cuando la presa del río Nu estaba en estudio, Yu, de Green Watershed, invitó a algunos de los lugareños a que se uniesen a él en una excursión hasta la presa de Manwan, en la parte alta del río Lancang. Allí se encontraron con gente que se había mudado para hacer sitio a la reserva de agua y estaban viviendo en condiciones miserables.
"En uno de los pueblos, la gente había perdido sus tierras y estaban viviendo de la recolección de basura para la compañía de la presa”, dijo Yu. Un vídeo del viaje muestra a los aldeanos visiblemente asustados por las condiciones de vida.
Delgado y animado con 65 años, Yu es uno de los principales conservacionistas de Asia, el David Brower del sudeste de China. Pasó la mayoría de su vida adulta documentando el impacto de las presas y los embalses, particularmente las consecuencias sociales de las personas desarraigadas. En 2006, fue galardonado con el “Goldman Environmental Prize” por su trabajo en la protección de los ríos.
A pesar de su reconocimiento y contactos, Yu no fue capaz de evitar alguno de los cambios generado por las presas del Nu. A mediados de la década del 2000, Yunnan y Huadian Corp. comenzaron a reubicar a 140 familias de una aldea llamada Xiaoshaba, para despejar la zona para uno de los proyectos propuestos.La presa jamás se construyó, pero las ruinas de Xiaosaba ahora son fáciles de encontrar, como también lo son las personas que una vez vivieron allí.
Uno de estos días, Li Xuizhen y algunas de sus amigas se encontraban cultivando una huerta en medio de los escombros de sus viejas casas, con guadañas en sus manos. Durante la última década, Li ha vivido con su marido en la cercana “Nueva Xiaoshaba”, en una casa de dos plantas sin tierra para cultivar o para criar animales de granja.
Aunque la situación de vivienda de su familia ha mejorado, no es feliz. “No tenemos nada que hacer. Solo nos sentamos por ahí”, comenta Li. “Así que vengo todos los días para cultivar verduras”.
Los planes de China para "domesticar" el Nu se crearon en una era en la que los proyectos hidroeléctricos -en particular Las Tres Gargantas- eran monumentos de orgullo nacional. En 2003, las autoridades anunciaron la construcción de trece presas en el río Nu. Los partidarios lo aplaudieron ya que, una vez construida, esta cascada de presas generaría mas electricidad que Las Tres Gargantas.
Pero la realidad es otra. La economía de China se ha ralentizado y la demanda de energía ha caído. Mientras tanto, China ha comenzado a reconocer que podría conseguir más energía de las presas ya existentes antes de construir otras nuevas. Muchos estudios han documentado que las plantas hidroeléctricas no funcionan de forma tan efectiva como deberían.
La red eléctrica de China y su tosca topografía son grandes desafíos para la construcción de presas en el río Nu. La construcción de líneas de transmisión entre las cabeceras montañosas del Lancang y Yangtze ha sido difícil y costosa.
Si el proyecto del Nu se hubiese llevado a cabo, la agencia estatal que controla la red habría necesitado instalar líneas de transmisión cerca o a través de áreas declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2003, justo unos meses antes de que la propuesta de las presas se formalizase. Conocidos como los Tres Ríos Paralelos -el Nu, el Lancang y el Yangtsé- este área es el hogar de 7000 especies de plantas y 80 animales raros o en peligro de extinción, algunos de los cuales solo se encuentran en China, según la UNESCO.
“No sería fácil conseguir la máxima potencia", explica Stephanie Jensen-Cormier, directora de International Rivers en China, un grupo medioambiental. “Las líneas de transmisión serían difíciles de construir, y el impacto ambiental sería importante”.
Los conservacionistas dicen que hay otras razones para retrasar las presas del río Nu, si es que no se deja de lado por completo.
En 2008, un terremoto devastador en la vecina provincia de Sichuán mató a 80000 personas y puso de relieve los riesgos tectónicos a los que se enfrentan las infraestructuras en el sudoeste de China. También inició el debate sobre si un pantano de cuatro años de antigüedad construido cerca de la línea de falla del terremoto de Shichuán pudo haber contribuido al temblor.
Tres años después, dos destacados geólogos, Xu Daoyi y Sun Wenpeng, escribieron una carta al entonces primer ministro Wen Jiabao, en la que advertían de que las presas en el cañón del río Nu, donde existe una falla activa, podrían ser vulnerables a un terremoto catastrófico.
No hay acero y hormigón en una presa fija que puedan soportar el movimiento de cizalla de la falla del río Nu, escribieron los geólogos. "Tampoco se pueden evitar los enormes derrumbes, deslizamientos de laderas, y deslizamientos de tierra que todavía suceden en las orillas del río”.
Sobre el papel, China tiene planteadas cinco presas para el río Nu: una en Tíbet, encima de Bingzhongluo, y cuatro en la provincia de Yunnan. A pesar de los años de estudio, el gobierno de Yunnan todavía no ha publicado los informes ambientales requeridos para las presas. Los intentos de entrevistar a los funcionarios del gobierno provincial y Huadian no tuvieron éxito.
Desde que llegó al poder hace tres años, Xi Jinping ha hablado de crear una "civilización ecológica", un rechazo aparente de las agresiones pasadas de China a la naturaleza. También ha puesto en marcha una ofensiva contra la corrupción del gobierno, destituyendo a miles de funcionarios, entre los que se incluyen los defensores clave de las presas del río Nu.
Uno de ellos fue Bai Enpei, un partidario de la energía hidráulica y la minería en Yunnan. Trabajó como secretario provincial del 2000 al 2011. En 2014, los investigadores de corrupción detuvieron y acusaron a Bai de aceptar sobornos para la emisión de contratos mineros. Yu dice que las detenciones “han enfriado las ambiciones" de los funcionarios de Yunnan para represar el Nu.
En marzo, el secretario provincial de Yunnan, Li Jiheng anunció la prohibición de nuevas y pequeñas centrales hidroeléctricas al igual que minas pequeñas en la región del Nu. Él y otros funcionarios también mostraron su apoyo para declararlo parque nacional para estimular la incipiente industria turística en la región.
"El río Nu se convertirá en un destino turístico a nivel mundial de 5 a 10 años", dijo Li en la Radio Nacional de China, de acuerdo con informes de los medios de comunicación estatales. "Va a tener éxito, incluso superará al Gran Cañón en Estados Unidos”.
Para Yu y otros conservacionistas, el anuncio de Li sugiere un cambio fundamental en la política del gobierno. Los líderes de Yunnan, dijo, están reemplazando discretamente los planes de energía hidroeléctrica, grandes y pequeños, por un plan para el desarrollo del río Nu como destino paisajístico de importancia internacional.
Para muchos en la región, la posibilidad de represas en el Nu ha dejado de ser parte de sus conversaciones. En todo caso, es una distracción de sus asuntos diarios. En el extremo superior de la garganta, donde las laderas son empinadas y no aptas para la agricultura a gran escala, los aldeanos complementan sus ingresos a través de empresas turísticas, que van desde puestos de fruta en la carretera hasta casas de huéspedes para los montañeros. Río abajo, donde el paisaje es menos dramático y la llanura de inundación es más ancha, los agricultores cultivan café, tabaco, tomates, fresas y otros productos de alto precio.
Si se construyesen las presas, parte de esta agricultura se perdería al subir en nivel de las aguas. El turismo se mantendría, pero probablemente del tipo “presa Hoover”, en lugar de los actuales negocios de pequeña escala que se adaptan a la visita de amantes de la naturaleza .
Presas o no, el Gran Cañón del Este no permanecerá aislado durante mucho tiempo. Los equipos de construcción están ocupados con la mejora de la estrecha carretera que pasa por la garganta . En pocos años , los conductores chinos serán capaces de hacer un viaje por carretera hasta el Tíbet, incluida su capital de Lhasa.
En la ciudad de Dimaluo, en la parte superior de la garganta Nu, un músico llamado Hexi pasó parte de una tarde reciente en la plaza con unos amigos, tocando su piwang -un violín tibetano- y ensayando bailes para el próximo festival. Hexi, que como muchos tibetanos solo tiene un nombre, dijo que vivía en Pekín desde hacía varios años, pero había vuelto a Dimaluo por su aire limpio, su paisaje accidentado y su ritmo de vida más lento. En su brazo hay un tatuaje en tibetano que dice "puros de corazón".
Hexi comenta que está aliviado de estar de vuelta en su pueblo, pero reconoce que el mundo exterior está poco a poco siguiéndole hasta allí. "Todo el mundo sueña con un lugar como este", dice.
Stuart Leavenworth es un escritor independiente. Adam Dean es un fotógrafo independiente representado por Panos Pictures. Ambos viven en Pekín.