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Página del fotógrafo
Fausto Podavini
Un niño tira piedras en un lago artificial creado por la presa de Gibe III. Cuando esté totalmente lleno, el lago tendrá una longitud de 150 metros y una superficie de 211 kilómetros cuadrados.
Una mujer borana dentro de un pozo. Transportar agua es una actividad comunal. Hasta 50 hombres cantan mientras se pasan cubos de agua cuando esta llega al nivel del suelo.
Una mujer escoge hojas de khat dentro de una casa en la aldea de Annamursi. El khat es una planta angiosperma cuyas hojas se utilizan como estimulante. Las hojas se venden en bolsitas y su uso en el valle inferior del Omo ha aumentado en los últimos años. Las traen los trabajadores que acuden a la región para trabajar en las plantaciones de azúcar.
Unas gallinas se posan sobre la rama de un gallinero dentro de una cabaña de la tribu dassanech. Los aldeanos suelen dejar espacio dentro de sus casas para los animales, entre ellos ovejas y pollos.
Una mujer recorre una plantación de árboles Ensete que crecen bajo tendidos eléctricos instalados recientemente. Las plantas, conocidas como «falsa banana» o bananeros de Etiopía, producen una gigantesca raíz almidonada, una de las principales fuentes de nutrientes en la aldea de Areka.
Los obreros se ven empequeñecidos por uno de los enormes túneles gemelos de la presa de Gibe III. La construcción de la presa costó 1.435 millones de euros y se trata de una de las mayores inversiones realizadas en África.
La gigantesca presa de Gibe III, conocida como el orgullo de Etiopía, empezó a funcionar en 2015 y forma parte de una serie de presas a lo largo del río Omo. En 2016 se anunciaron planes para construir una cuarta presa.
Un hombre de la tribu hamer recoge leña que será utilizada para cocinar comida y dar luz tras el atardecer. Pese a su proximidad a la presa de Gibe III, muchas de las aldeas de la zona carecían de electricidad en 2016.
Un niño de la tribu dassanech, un pueblo tradicionalmente dedicado al pastoreo, se detiene cerca del río Omo. Lleva unas cicatrices distintivas en su hombro que indican la transición de la infancia a la adultez. Las cicatrices se hacen frotando cenizas en heridas abiertas y representan el número de presas cazadas.
Unos hombres hamer llevan a su ganado a pastar en el lecho seco del río cerca de la aldea de Turni, no muy lejos de la aldea de Karo. Se han trazado de nuevo algunas fronteras de los hamer a medida que la tierra era despejada para dejar espacio a las plantaciones.