¡A surfear! 12 fotos que nos muestran la adrenalina de deslizarse sobre las olas
Es un verano sin fin y desde Malibú a Melbourne todo el mundo se va a hacer surf.
Para muchos americanos en la década de 1960, el surf era el protagonista de las canciones de los Beach Boys, de las películas de amor para adolescentes como “Gidget” o “Beach Blanket Bingo”, o un deporte practicado por gente joven, morena, atlética y de sonrisas blancas de anuncio de dentífrico, en California.
Pero el surf no empezó con los adolescentes en California. Lo hizo hace cientos de años en las islas polinesias de Hawaii, después se extendió hasta el sur de California en 1907 y no se hizo popular hasta la década de 1940.
Desde entonces, se ha extendido por todo el mundo, Marruecos, Japón, Alemania e Islandia. ¿Por qué un deporte antiguo llega a Hollywood y después al resto del mundo? Según Peter Westwick y Peter Neushul, autores de “El Mundo en la Ola: Una Historia del Surf Poco Convencional” (The World in the Curl: An Unconventional History of Surfing), la cultura del surf moderno tiene sus raíces en la Segunda Guerra Mundial.
“Durante la Segunda Guerra Mundial, California se convirtió en uno de los principales centros de la industria de defensa”, comenta Westwick. La región comenzó a fabricar materiales como fibra de vidrio o poliuretano, y “algunos surferos que trabajaban en la industria con estos materiales comenzaron a utilizarlos para construir sus tablas”.
Antes de la guerra, las tablas en California se construían con madera, siguiendo las tradiciones hawaianas. Solían tener 4 o 5 metros de largo y podían pesar de 45 a 68 kilos cuando estaban secas, aumentando de peso al mojarse.
Estas tablas de madera eran difíciles de compatibilizar con el auge de las playas (lo siento Moondoggie). Así que la incorporación de nuevos materiales permitió que las hiciesen más ligeras (entre 9 y 14 kilos), con la correspondiente reducción de dimensiones (unos dos metros de largo).
Al mismo tiempo que las tablas de surf se volvían más fáciles de usar, los adolescentes blancos de clase media del sur de California comenzaron a tener más tiempo libre; si tu familia ganaba el dinero suficiente en la industria, no necesitabas trabajar tanto los fines de semana. Esta mezcla de aligeramiento de tablas con más tiempo y dinero en la cultura del surf de la costa oeste se reflejó en la radio y en las películas.
Pero hacer las tablas más ligeras no era suficiente para dar lugar a la globalización del deporte. Por esto, los surferos necesitaban algo que les permitiese nadar en aguas bravas.
Volvemos a la Segunda Guerra Mundial. En la década de 1940, la Marina Americana diseñó unos trajes especiales para mantener a sus “Equipos de Demolición Submarinos” calientes en aguas frías. Tras la guerra, los surferos comenzaron a utilizarlos en sus equipaciones.
“Si tienes un traje húmedo, puedes hacer surf en California todo el año, o incluso en Nueva York o Nueva Jersey “, dice Westwick. Ataviados con sus trajes húmedos, ahora los surferos podían coger olas con las que los aficionados anteriores a la guerra ni siquiera habían soñado. Aún así, hay muchos surferos importantes que siguen peregrinando a la tierra natal del surf, Hawaii.
En el surf, como en muchos otros deportes, la tradición sigue siendo importante. “Muchas de las imágenes románticas (del surf), vienen de California”, comenta Westwick. “Pero al final todo se remonta a Hawaii”.