Sumérgete en el Malanka, el mayor festival de Ucrania
EL colorido festival ha sobrevivido durante miles de años, impulsando la identidad de Ucrania en tiempos de agitación.
En el pequeño pueblo ucraniano de Krasnoilsk, unos pocos kilómetros al norte de la frontera con Rumanía, todo el mundo está preparándose para unos meticulosos aunque divertidos preparativos. Es 13 de enero y, de acuerdo al calendario juliano, es año nuevo. Eso significa que también es la festividad llamada Malanka. Pero Malanka es mucho más que una fiesta de año nuevo. Se trata de una de las mas antiguas, felices y llamativas celebraciones anuales en la cultura ucraniana.
Al anochecer, los habitantes de los pueblos se engalanan con elaborados disfraces hechos a mano de osos, gitanos, cabras y enfermeras para desfilar de casa en casa cantando villancicos, representar sátiras y haciendo bromas. A lo largo de toda la noche y bien entrado el día siguiente, toda la aldea festejará, preparando banquetes, cosiéndose los disfraces los unos a los otros y compartiendo historias.
“No se cuando comenzó Malanka”, dice Dmytro Dragun, “si antes o después de Jesús”. Las impresiones de Dmytro también son compartidas por los habitantes del lugar y por los historiadores. El Malanka está arraigado con tanta fuerza en la identidad y cultura ucranianas que nadie sabe a ciencia cierta de dónde viene o cuál es su antigüedad. El nombre hace referencia a personajes del folklore tradicional: Malanka era hija de la Madre Tierra, que fue secuestrada por el Diablo y no hubo primavera durante su cautiverio. Con el regreso de Malanka, la tierra floreció una vez más. Así que el festival celebra tanto el año nuevo como la inminente llegada de la primavera.
Durante el siglo XX la festividad cobró más significado aún. Mientras la Unión Soviética trataba de asimilar países anteriormente independientes dentro de una única cultura, los pueblos incorporados trataron de aferrarse a sus identidades.
“Durante la época soviética podías ir a prisión por celebrar el Malanka”, recuerda Mykola Savchuk. “Era muy peligroso, pero lo celebrábamos de todas formas”. Incluso recientemente, mientras Ucrania se enfrenta a conflictos internos y mantiene hostilidades con Rusia, Malanka se ha convertido en un símbolo de la unidad y la constancia en Ucrania.
“Lo llevamos en la sangre, es una tradición”, dice Ilya Iliut. “Malanka une a la gente. Si dos personas están enfadadas, vuelven a ser amigas durante el Malanka”.
Echando un vistazo a toda esa gente disfrazada es difícil imaginar como Savchuk y sus amigos pudieron salirse con la suya celebrando una festividad de esa escala. El aire rebosa música estridente y el aroma de las comidas que se preparan. La gente lleva máscaras y capas de ropa colorida. Algunos disfraces de oso son tan grandes y repletos de decoración que tienen que ser cosidos con su portador dentro.
Aunque los disfraces más frágiles habitualmente no llegan al año siguiente, la tradición si lo hace. Perdura en los corazones de los ucranianos que, aunque se vayan, vuelven para el Malanka.
“Todos vienen desde el extranjero para el Malanka”, dice Olena Istratii. “Es una festividad muy importante. Mi madre, mi abuela y mi bisabuela también la celebraron. Haremos todo lo que podamos para que la tradición no desaparezca”.