Elizebeth Friedman: la mujer que salvó a las Américas de los nazis

La criptoanalista pionera Elizebeth Friedman destruyó redes de espionaje resolviendo mensajes secretos.

Por Simon Worrall
Publicado 9 nov 2017, 4:30 CET
Elizebeth Friedman
Elizebeth Friedman, a la que vemos con su marido William Friedman, aprendió a descifrar códigos cuando empezó a trabajar con un excéntrico millonario obsesionado con Shakespeare.
Fotografía de George C. Marshall Foundation, Lexington, Virginia.

Al criptólogo Alan Turing se le ha dedicado una película inspirada en su vida, Descifrando Enigma, en la que le interpreta Benedict Cumberbatch. Sin embargo, la gran criptoanalista Elizebeth Friedman no ha tenido tanta suerte. Aunque envió a gánsteres a prisión y destruyó redes de espionaje nazis en Sudamérica, el nombre de Friedman parece haber sido olvidado por la historia. Su trabajo tuvo carácter confidencial durante décadas y otros se atribuyeron el mérito de sus logros.

Jason Fagone ha rescatado del olvido la vida y el trabajo de esta extraordinaria mujer en su nuevo libro, The Woman Who Smashed Codes. National Geographic le ha entrevistado por teléfono para saber un poco más acerca del papel de esta criptoanalista.

Portada
Fotografía de Harper Collins

Elizebeth Friedman probablemente no sea un nombre familiar para la mayoría de nuestros lectores. Preséntenos a esta mujer tan destacable y explíquenos lo que le atrajo de su historia.

Hace cien años, una joven de veintitrés años se convirtió en una de las mejores criptoanalistas de Estados Unidos. De forma autodidacta, aprendió a resolver mensajes secretos sin conocer la clave. En eso consiste el criptoanálisis. Además, empezó de la nada.

No era matemática. Era poeta. Pero resultó ser un genio a la hora de resolver estos difíciles rompecabezas y sus soluciones cambiaron el siglo XX. Atrapó gánsteres y a líderes del crimen organizado durante la época de la ley seca. Dio caza a espías nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

También contribuyó a la invención de la ciencia moderna de la escritura oculta o criptografía, algo que se encuentra en la base de todo, desde instituciones gubernamentales como la NSA estadounidense hasta las fluctuaciones en nuestra vida diaria en Internet. ¡No está nada mal para una chica cuáquera de una pequeña ciudad de Indiana!

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    Elizebeth trabajó como criptoanalista durante la época de la ley seca, interceptando contrabandistas. Danos un poco de contesto y describe cómo reaccionó al convertirse en una pequeña celebridad.

    Dejó Riverbank en 1921 y se mudó a Washington, donde pronto fue contratada por el Departamento del Tesoro estadounidense para luchar contra el contrabando ilegal de alcohol que se había incrementado debido a la ley seca. Los contrabandistas empleaban barcos para introducir ron en el país que podían ir más rápido que los barcos de los guardacostas. La guarda costera era incapaz de detenerlos, ya que se les daba bien esconder sus operaciones usando mensajes por radio codificados. Miles de esos mensajes estaban acumulándose en las oficinas de la guarda costera, así que acudieron a Elizebeth Friedman para que les ayudara a leerlos.

    Entre 1926 y 1930, descifró 20.000 mensajes de contrabandistas al año con cientos de sistemas de codificación diferentes. Lo hizo todo a mano, con lápiz y papel, antes de la era de los ordenadores. Fue una heroína analógica.

    Hacia finales de la década de 1920, también comenzó a testificar en juzgados en contra de los mayores gánsteres del día. Algunos de ellos eran muy peligrosos. Testificó en un caso en Nueva Orleans contra tres cabecillas de la banda de Al Capone.

    Estaba en las portadas de costa a costa, ¡y lo odiaba! Era una persona muy modesta, y desdeñaba lo que más tarde denominó el culto al héroe.

    Ian Fleming
    Elizebeth Friedman conoció a Ian Fleming en el transcurso de su trabajo en inteligencia. Él escribiría las novelas de James Bond.
    Fotografía de M. McKeown, Express, Getty

    Hoy en día, la mayoría del criptoanálisis se hace por ordenador. ¿De qué tipo de métodos disponía Elizebeth?

    ¡Buena pregunta! Lo hacía todo con lápiz y papel y una serie de técnicas, algunas de las cuales habían existido durante cientos de años, mientras que otras las había inventado ella

    Trabajando con William Friedman, quien se convertiría en su marido, creó diferentes enfoques y ataques para descodificar los mensajes secretos. Durante décadas de práctica y tras resolver decenas de miles de mensajes al año, desarrolló un sentido intuitivo.

    Sus logros alcanzaron su apogeo en la Segunda Guerra Mundial en lo que se conocería como «guerra invisible». Eso nos lleva al turbio mundo del espionaje y contraespionaje.

    Después de que Hitler invadiera Polonia en 1939 y estallara la Segunda Guerra Mundial, el equipo de criptoanálisis que Elizebeth había formado dentro de la guarda costera empezó a interceptar y analizar mensajes que se parecían mucho a los de los contrabandistas, pero que en realidad estaban siendo enviados por espías nazis. Estos espías se diseminaban por Sudamérica, un continente que entonces era neutral, y se extendían hacia Estados Unidos y México. De repente, el equipo de Elizebeth, que se había centrado en el contrabando, se convirtió en un equipo que cazaba espías nazis.

    En el proceso conoció a personajes como Ian Fleming, que escribiría las novelas de James Bond, y a un joven Roald Dahl, entonces piloto de la RAF británica.

    También trabajó con los famosos códigos de Enigma. Así era como el famoso espía de las SS Johannes Siegfried Becker, apodado «Sargo», encriptaba informes que enviaba desde Sudamérica a Berlín. El FBI consideraba a Becker el espía nazi más peligroso del hemisferio occidental

    Los esfuerzos de Elizebeth llevaron a la destrucción de todas las redes de espías nazis en Sudamérica, en particular la dirigida por «Sargo».

    Ha escrito que «se mire por donde se mire, Elizebeth fue una gran heroína de la Segunda Guerra Mundial». Sin embargo, su papel fue borrado por J. Edgar Hoover. Explícanos lo que pasó.

    Después de destruir las redes hacia finales de 1944, J. Edgar Hoover creó una campaña publicitaria para llevarse el mérito de haber ganado esta guerra invisible, alegando que el FBI era el único responsable. Produjo una película que fue proyectada ante las tropas estadounidenses, llamada La batalla de Estados Unidos, en la que se representaba al FBI como el héroe principal, y publicó artículos en revistas populares acerca del gran trabajo del FBI. No dio ni a Elizebeth ni a su equipo el crédito que merecían.

    Ha escrito: «El mundo se olvidó de ella y le recordó a él». ¿Por qué cree que ocurrió esto?

    ¿Machismo? Parte de la razón de que fuera olvidada fue la confidencialidad. Sus registros estaban clasificados, con el sello de «Top Secret Ultra», y se almacenaron en lo que ella denominaba «tumbas del gobierno». Miles de páginas de sus desciframientos y pruebas de todo lo que había hecho en la guerra se guardaron bajo llave en los Archivos Nacionales hasta el año 2000.

    Al igual que a muchas otras mujeres estadounidenses que escribieron código durante la guerra, le dijeron que si alguna vez hablaba de ello, incluso a sus nietos, sería juzgada. Así que no lo hizo. Como resultado, durante muchos años nadie supo lo que había hecho durante la guerra.

    Esta entrevista ha sido editada por motivos de longitud y claridad.

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