El hallazgo de miles de huesos humanos revela los rituales de batalla «bárbaros»
El descubrimiento de víctimas de un ejército germánico que luchó hace 2.000 años sorprende a los arqueólogos por diversas razones.
Los arqueólogos que estudian un extenso humedal en Dinamarca han descubierto restos humanos de 2.000 años de antigüedad que desafían las ideas tradicionales sobre la guerra «bárbara» en el norte de Europa. La investigación, que se ha publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, también proporciona una imagen única de cómo las tribus germánicas inmortalizaban sus batallas.
Qué ha descubierto el equipo:
Los arqueólogos excavaron 2.095 huesos humanos y fragmentos óseos —que componen los restos de al menos 82 personas— a lo largo de 75 hectáreas de humedales en el yacimiento de Alken Enge, en las orillas del lago Mossø en la península de Jutlandia, Dinamarca. Estudios científicos indican que la mayoría de individuos eran chicos jóvenes adultos y todos murieron en un solo evento a principios del siglo I d.C. Las heridas traumáticas sin sanar en los restos, así como el hallazgo de armas, sugieren que los individuos murieron durante una batalla.
El equipo no excavó las 75 hectáreas completas, pero los investigadores extrapolaron que podrían haber enterrado a más de 380 personas en las aguas pantanosas junto a la orilla del lago hace unos 2.000 años, basándose en la distribución de los restos excavados.
¿Por qué es importante este descubrimiento?
El hallazgo aumenta en gran medida el tamaño estimado de los ejércitos en la Europa de la Edad del Hierro.
Pese a los relatos de escritores romanos sobre los «salvajes y brutales bárbaros» de Germania, sabemos muy poco sobre la capacidad de batalla de las tribus germánicas. Los pocos campos de batalla conocidos en la misma Alemania (la mayoría centrados en torno a la batalla del bosque de Teutoburgo) contienen muy pocos restos bien conservados, y abundan las incógnitas sobre la dimensión de los ejércitos «bárbaros» y su organización.
Un ejército de varios cientos de integrantes excede con mucho la escala demográfica de las aldeas de la Edad del Hierro en la región, según apunta el nuevo estudio, lo que sugiere que un grupo de guerreros tan abundante requería el tipo de organización y las dotes de liderazgo adecuadas para reclutar a luchadores desde lugares remotos.
El arqueólogo de la Universidad de Princeton y autor de The Barbarians Peter Bogucki (que no participó en el estudio) señala que, hasta ahora, el tamaño de los ejércitos en la Edad del Hierro del sur de Escandinavia era de unos 80 individuos, una estimación basada en las armas empleadas en rituales de sacrificio descubiertas en Hjortspring que respaldarían la teoría de un grupo de dicho tamaño.
«Si las estimaciones [del estudio] son correctas, estos ejércitos podrían haber sido mucho mayores», afirma Bogucki.
¿Por qué estarían luchando en un pantano? No parece el terreno ideal.
Aquí es donde la cosa se pone interesante: muchos de los restos humanos muestran marcas de dientes de animales que coinciden con el hecho de que los cuerpos quedaran expuestos en otro lugar entre seis meses y un año antes de ser sumergidos en el humedal. Otros huesos están dispuestos deliberadamente en paquetes con piedras traídas de otras zonas y, en un caso concreto, los fragmentos de huesos de la cadera de cuatro individuos diferentes estaban enroscados en la rama de un árbol.
Esto hace que los investigadores sospechen que, tras cierto tiempo, los restos fueran recogidos de un campo de batalla aún por descubrir y se depositaran de forma ritual en el pantano. Sin embargo, en las zonas meridionales del yacimiento también se descubrieron muchos huesos pequeños que podrían haberse pasado por alto fácilmente a la hora de reunir los restos esqueléticos. Esto podría indicar que los arqueólogos «podrían estar muy cerca del campo de batalla», afirma el coautor del estudio Mads Kähler Holst, arqueólogo en la Universidad de Aarhus y director ejecutivo del Museo de Mosegaard.
Bogucki cree que la retirada de los cuerpos del campo de batalla tras cierto tiempo y su entierro en el pantano podría ser obra de los ganadores, que trataban de conmemorar su triunfo, y destaca la importancia milenaria y ritual de los pantanos y los lagos poco profundos de todo el norte de Europa.
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«Es un “ejercicio de memoria” tras la batalla», explica Bogucki. «Tratan deliberadamente de crear un recuerdo colectivo del acontecimiento».
¿Quién luchaba contra quién?
Aunque lucharon contra tribus germánicas por gran parte de Europa en el siglo I d.C., los ejércitos romanos nunca llegaron tan al norte como el sur de Escandinavia y el equipo no halló pruebas de participación romana directa en esta batalla.
«Los traumatismos [de los cuerpos] también coinciden con lo que esperaríamos de un encuentro con un ejército germánico bien equipado», añade Holst.
Bogucki está de acuerdo: «Esto fue bárbaros contra bárbaros», afirma, señalando que la organización militar y la escala del conflicto entre los ejércitos germánicos hace unos 2.000 años en Dinamarca no se vio necesariamente motivada o influenciada por las incursiones romanas contemporáneas en zonas bárbaras del sur de Escandinavia.
«Se produjo a nivel indígena. Esto sigue una tónica de violencia endémica intergrupal en la región que se remonta a la prehistoria», añade Bogucki. «Es solo que los grupos se hicieron cada vez más grandes y las armas cada vez más letales».