Los fieles de esta religión creen ser extraterrestres con forma humana

Los miembros de la comunidad del Valle del Amanecer creen haber asumido muchos papeles en la Tierra, como guerreros espartanos, príncipes mayas y gobernantes egipcios.

Por Ye Charlotte Ming
fotografías de Gui Christ
Publicado 6 sept 2018, 16:13 CEST
Una creyente
Una creyente del Valle del Amanecer reza frente a una estatua de uno de los líderes espirituales de la comunidad religiosa, el jefe Flecha Blanca.
Fotografía de Gui Christ

A una hora a las afueras de la capital futurista de Brasil, Brasilia, se encuentra una de las capitales espirituales del país: Vale do Amanhecer, o Valle del Amanecer.

A primera vista, el Valle del Amanecer parece un parque temático en miniatura, donde los visitantes pueden ver copias de las maravillas del mundo sin tener que viajar a los lugares donde se encuentran. Construido en Planaltina, una ciudad satélite de Brasilia, este conjunto de templos junto a un lago cuenta con una pirámide, un templo con aspecto de nave espacial, un centro de oración de seis puntas y varias esculturas elipsoidales.

El entorno físico del valle puede desorientar, lo que no es una coincidencia. Se ha diseñado meticulosamente para que refleje sus complejas doctrinas y creencias, basadas en diversas religiones y civilizaciones, como el cristianismo, el hinduismo, el judaísmo, los incas y el antiguo Egipto.

Según los fieles del Valle del Amanecer, seres extraterrestres aterrizaron en la Tierra hace 32.000 años para impulsar las civilizaciones humanas. Después, los seres regresaron a la Tierra en encarnaciones sucesivas en varias culturas y épocas. Los miembros del Valle, conocidos como médiums, creen ser la encarnación más reciente de esos seres, los jaguares.

El Valle del Amanecer fue fundado por Neiva Chaves Zelaya, conocida como Tía Neiva, en 1959. Esta viuda con cuatro hijos trabajaba como camionera en Brasilia, que entonces se estaba construyendo para remplazar a Río de Janeiro como capital brasileña. Allí, dijo que empezó a experimentar episodios psíquicos, que más adelante creyó que eran visitas de espíritus del mundo extraterrestre.

Neiva dijo que la guio el pai Seta Branca, o padre «Flecha Blanca», un emisario de los espíritus que en la actualidad se representa en estatuas y dibujos como líder nativo sudamericano.

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    Un fiel del Valle del Amanecer
    Un fiel del Valle del Amanecer, vestido de maestro, compra en una tienda local.
    Fotografía de Gui Christ

    El fotógrafo brasileño Gui Christ acudió al Valle del Amanecer por su fantástica historia original y la colorida vestimenta de los médiums. Documentó un abanico de rituales, algunos de los cuales implican largas horas de canto alrededor del lago.

    Dos médiums trabajan en pareja durante los rituales. El apara, o médium de recepción, tiene la tarea de representar físicamente un espíritu, sea benévolo o problemático, y el médium adoctrinador asume la tarea de enseñar al espíritu y devolverlo al mundo espiritual. Los fieles creen que los rituales también ayudan a los médiums a expiar las deudas kármicas de sus vidas pasadas.

    Christ, creyente de Umbanda, una religión espiritual afrobrasileña, se sintió alcanzado por una energía indescriptible mientras fotografiaba los rituales. «He visto muchas religiones en África, Asia y Brasil, pero es la primera vez que siento una conexión con algo», afirma. «Tuve que salir del templo porque me mareé».

    Francisca Antonia dos Santos
    Francisca Antonia dos Santos descansa en una sala de oración llamada Castillo del Silencio.
    Fotografía de Gui Christ

    El Valle del Amanecer es uno de los movimientos religiosos de Brasil que crece a mayor velocidad, con 800.000 fieles y 600 templos afiliados en todo el mundo, según Kelly Hayes, profesora adjunta de estudios religiosos en la Universidad de Indiana-Indianápolis.

    Sin embargo, la sociedad y las comunidades religiosas de Brasil suelen rechazar el Valle del Amanecer, tachándolos de sectas, junto a otros grupos espirituales. La tensión es particularmente evidente entre los miembros del Valle y los evangélicos, que han construido iglesias cerca de la comunidad e intentan que sus integrantes se conviertan. «[Los evangélicos] creen que los miembros del Valle están bajo el influjo de demonios», afirma Hayes.

    Según Hayes, en lugar de describir el Valle como secta inofensiva, la gente debería considerarlo dentro del contexto de su fundación. La religión, fundada en los años 50, era popular entre los agricultores pobres y los inmigrantes que ayudaron a construir Brasilia. «La Brasilia de entonces representaba a Brasil dando un salto hacia el mundo moderno y convirtiéndose en una nación moderna», afirma. Pero la ciudad de hormigón hiperorganizada resultó ser una distopía inhóspita, asolada por el hacinamiento y el crimen.

    La curación espiritual que ofrece el Valle es terapéutica para algunas de las almas insatisfechas de Brasilia. «Gran parte de todo esto tiene que ver con reescribir la historia de tu vida», explica Hayes. «Dichas historias dan a mucha gente la sensación de tener el control sobre sus vidas... de que la justicia y la igualdad son posibles a través del trabajo».

    Alexandre Alves
    Alexandre Alves se tumba para un tratamiento espiritual en el templo piramidal de la comunidad.
    Fotografía de Gui Christ

    Puedes ver más fotografías de Gui Christ en su página web o en Instagram.

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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