Un análisis de ADN revela un panorama genético sorprendente en la península ibérica
El estudio de 400 individuos que vivieron en los últimos 8.000 años ha desvelado un remplazo genético en los antiguos habitantes de la península.
Desde el comienzo de la migración humana, la península ibérica ha sido un lugar donde se han mezclado culturas de África, Europa y el Mediterráneo.
En un nuevo artículo científico en la revista Science, un grupo de 111 genetistas de poblaciones y arqueólogos han cartografiado 8.000 años de genética en la región. Han dibujado una imagen que muestra mucha complejidad genética, pero que también sugiere una misteriosa migración hace unos 4.500 años que alteró por completo el ADN de los antiguos íberos.
El equipo analizó el ADN en busca de pruebas de cómo y cuándo varias poblaciones pasaron a formar parte del acervo genético de la península ibérica. Secuenciaron los genomas de 271 antiguos íberos y combinaron dicha información con datos ya publicados de otros 132 antiguos habitantes de la península.
El panorama era más complejo de lo que habían previsto.
Los hombres de las estepas
A partir de la Edad del Bronce, la composición genética de la zona cambió drásticamente. A partir del 2.500 a.C. aproximadamente, se detectan en el acervo genético ibérico genes vinculados a pueblos de las estepas cerca del mar Negro y el Caspio, en la actual Rusia. Y a partir del 2.500 a.C., gran parte del ADN de la población fue remplazado con el de esta gente de las estepas.
La «hipótesis de la estepa» sostiene que este grupo se desplazó al este hacia Asia y al oeste hacia Europa en torno a la misma época y el presente estudio demuestra que también llegaron a la península ibérica. Aunque el 60 por ciento del ADN total de la región se mantuvo igual, los cromosomas Y de los habitantes ya habían sido casi completamente remplazados para el 2.000 a.C. Esto sugiere una llegada masiva de hombres de las estepas, ya que solo los hombres son portadores de cromosomas Y.
«Parece que fue una influencia dominada por varones», afirma Miguel Vilar, antropólogo genético y director de programa para la National Geographic Society.
¿Quiénes eran estos hombres? ¿Vinieron en son de paz? Vilar, que no participó en el estudio, especula que los hombres de las estepas podrían haber venido a caballo y con armas de bronce, marcando el comienzo de la Edad del Bronce en la zona. Compara esta migración con la de los pueblos indígenas de Sudamérica y Norteamérica tras la llegada de los primeros europeos en la década de 1490.
«Demuestra que podría haberse producido una migración hasta la otra punta de continente (europeo) y haber ejercido influencia en este extremo remoto», afirma.
De hecho, empezó a utilizarse bronce en la península ibérica en torno a esa época, pero todavía no se han encontrado otros restos específicos de la cultura de la estepa. El estudio sí demostró que los vascos modernos son portadores de marcadores genéticos estrechamente relacionados con los de la gente de las estepas. Y, a diferencia del resto de los españoles modernos, los vascos no muestran la misma cantidad de mezcla genética que tuvo lugar en la península a lo largo de siglos.
El equipo también descubrió un único individuo con ADN norteafricano en un yacimiento de la península ibérica. Sus huesos datan del 2.500 a.C.
«Al principio, pensamos que se trataba de un error», explica Iñigo Olalde, genetista de poblaciones que dirigió el estudio.
Al replicar su trabajo, comprobaron que no se habían equivocado. La presencia de aquel africano solitario sugiere un intercambio temprano y esporádico entre Iberia y el norte de África, lo que explicaría los hallazgos arqueológicos de marfil africano en excavaciones de yacimientos ibéricos de la Edad del Cobre. Pero el equipo cree que la ascendencia norteafricana solo se generalizó en la península en los últimos 2.000 años, aproximadamente.
La diversidad en la glaciación
El estudio compone un panorama complejo del historial genético de España, respaldado por un artículo complementario, publicado en la revista Current Biology. En dicho estudio, investigadores de España y Alemania determinaron que los cazadores-recolectores y los agricultores que vivían en la península ibérica tampoco eran más genéticamente diversos de lo que se creía. Descubrieron pruebas de culturas de cazadores-recolectores diferentes mezcladas en la cálida península ibérica, que usaron como refugio durante la glaciación hace 19.000 años. Los agricultores más nuevos en la zona se mezclaron posteriormente con los cazadores-recolectores.
«El ADN fue una sorpresa», afirma la estudiante de doctorado Vanessa Villalba-Mouco, arqueóloga que dirigió la investigación para el Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana en Alemania y la Universidad de Zaragoza en España. «Las pistas sobre lo que ocurrió en aquel momento nos ayudan a comprender la evolución del siguiente periodo. Necesitamos tomar muestras de más individuos para conocer su historia de forma más precisa».
El análisis de ADN antiguo «nos ayuda a deconstruir la idea de que tenemos poblaciones geográficamente diferentes como africanos, asiáticos o europeos», afirma Vilar. «La gente que vive en zonas como la península ibérica no solo es heterogénea, sino que es el producto de diferentes olas de migración».
Para Olalde, el análisis tiene la oportunidad única de explorar la historia genética de su hogar. «Poder estudiarlo fue un sueño hecho realidad», afirma.
Y trabajar con muestras de gran tamaño —algo insólito en estudios que dependen del ADN extraído de huesos de miles de años de antigüedad— fue especialmente emocionante para Olalde, que trabaja en el laboratorio David Reich, en la Facultad de Medicina de Harvard. «Poder analizar casi 400 individuos fue una locura. Gracias a ellos, ahora nos hacemos una idea mejor de todos los pueblos que habitaban la península ibérica y cómo configuraron las poblaciones actuales».
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.