Las cifras de la esclavitud infantil: inocencia robada en España
Veintinueve años después de que la ONU aprobase la Convención sobre los Derechos del Niño, 218 millones de niños en el mundo aún trabajan. De ellos, 115 millones están en situación de riesgo, según la Organización Internacional del Trabajo.
Desde hace 22 años, la conmemoración del asesinato de Iqbal Masih se ha colado en nuestros calendarios para hacer del 16 de abril el Día Mundial Contra la Esclavitud Infantil. Con tan solo cuatro años de edad, este niño pakistaní fue obligado por su padre a trabajar de sol a sol en una fábrica de alfombras para saldar la deuda de 600 rupias (9 euros) que su progenitor había adquirido por la boda de su hermano mayor.
Un domingo de 1992, a sus diez años, logró escapar de la fábrica y comenzó a dedicar su vida a denunciar la situación que viven millones de niños de manera invisible. Pero un fatídico día, tras lograr el cierre de la fábrica en la que trabajó tantos años y el encarcelamiento de su dueño, fue abatido a disparos mientras se desplazaba en su bicicleta.
A pesar de su trágica y corta vida arrebatada, Iqbal Masih logró convertirse en un símbolo de lucha contra la esclavitud infantil. Sin ir más lejos, la ciudad de Almería reza en una placa “A Iqbal Masih, en memoria de los millones de niños esclavizados”.
Las cifras de la infamia
Según la Organización Mundial de los Trabajadores, 218 millones de niños de entre 5 y 17 años participan en la producción económica a nivel mundial. “De ellos, 152 millones son víctimas del trabajo infantil; casi la mitad, 73 millones, están en situación de trabajo infantil peligroso”, declara el informe.
Casi la mitad del grueso de estas cifras, 72 millones, se concentra en África, así como 62 millones en Asia y el Pacífico; 10,7 millones en las Américas y 1,1 millones en los Estados Árabes. Pero el papel de Europa no queda lejos: 5,5 millones de niños son víctimas de esta realidad entre Europa y Asia Central.
A pesar de que el Fondo Internacional de Emergencia de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) afirme que es difícil delimitar la esclavitud infantil, esta se encuentra en todos aquellos ámbitos en los que haya niños de 5 a 18 años siendo víctimas del matrimonio infantil, batallando en los conflictos bélicos, explotados como esclavos sexuales, o trabajando en duras o peligrosas condiciones.
El sector de la agricultura, donde se enmarca el 70’9% de esta infancia, la industria, con un 11’9%, y el sector servicios, con un 17’2%, son los más proclives a explotar a la infancia, a menudo desprotegida por la invisibilidad de hallarse entre cuatro paredes o en una familia que trata de ocultarles.
Dentro de nuestras fronteras
Aunque la esclavitud infantil no es un problema que quede fuera de nuestro territorio, el informe Infancias Robadas 2017 de Save The Children cataloga a España en el número 14 entre los países donde pocos niños pierden su infancia. Sin embargo, según los últimos datos de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE), en España hay 20.000 menores víctimas de la explotación infantil.
Pero esta cifra, según la propia OSCE, tan solo se trata de la punta del iceberg, ya que son aquellos casos que han podido ser identificados por la Policía. Tras estas cifras quedan miles de niños que han sido obligados en algún momento a prostituirse, mendigar o cometer delitos, o incluso que han sido víctimas de redes de delincuencia internacionales con un fin laboral, adopciones ilegales o incluso tráfico de órganos.
El tráfico sexual infantil en España
“En junio de 2006, una joven de 16 años de Rumania escapó de sus captores en Alicante. Ella le dijo a la policía que entró en España en 2004 como una turista que viajaba en autobús. Una prima suya la invitó a venir a España. Cuando llegó a Valencia, dos hombres rumanos la esperaban. (…) Finalmente la vendieron a otros rumanos por 1700 euros. Luego fue trasladada a Madrid, a un departamento con otras chicas. Fue violada y tratada como una mercancía. (…) Un hombre la ayudó a escapar y temiendo a sus captores, fue a la policía. Solo en 2006, 95 redes criminales que explotan a niñas y mujeres fueron disueltas”.
Es uno de los testimonios que refleja el informe de la ECPAT, organización internacional que lucha contra el tráfico sexual infantil. Cada año en España se “descubren redes criminales dedicadas a la explotación sexual de niños, especialmente para la prostitución de niñas. En muchos casos, miles de fotos y videos pornográficos que muestran el abuso sexual de los niños una vez que las autoridades rastrean a estas pandillas”.
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Estas mafias clasifican a los países en lugares de envío, de tránsito o de destino, y dependiendo de la razón de la trata estas “etiquetas” pueden variar, o incluso pueden coincidir todas en un mismo país. “España es un país de tránsito y destino para los niños traficados con fines sexuales. Los niños españoles también son traficados dentro del país”, declara el informe. “Los principales problemas identificados en España son la trata con fines de explotación sexual, en particular para la pornografía infantil”.
Tal y como ocurre con otros tipos de comercio ilegal, España es a menudo una puerta de entrada al tráfico que tiene como destino otro lugar más al norte de Europa. Durante el período de 2002 a 2006, el informe declara que “la Guardia Civil detectó 2749 casos de trata de niños, de los cuales alrededor de 750 fueron traficadas solo con fines sexuales”.
Además, España es también un país de origen para turistas sexuales que buscan este tipo de tráfico infantil. El informe estima que entre 30,000 y 35,000 hombres españoles viajan a América Central y del Sur para practicar sexo con niños, así como a nivel europeo, nuestro país está considerado el mayor traficante de pornografía infantil.
Los niños entre 5 y 11 años, los más amenazados
El estudio de 2017 Estimaciones globales de trabajo infantil: Resultados y tendencias desvela un dato aún más escalofriante: el 48% de los menores explotados tienen entre 5 y 11 años de edad. Otro 28% está formado por aquellos entre 12 y 14 años, y un 24% entre 15 y 17.
Entre las nuevas estimaciones también destaca que las mujeres y las niñas se ven afectadas de manera desproporcionada por la esclavitud moderna, ya que representan casi 29 millones, o el 71% del total. Además, las mujeres representan el 99% de las víctimas del trabajo forzoso en la industria del sexo comercial y el 84% de los matrimonios forzados.
Según afirma Save the Children, la explotación infantil es un negocio que mueve cada año más de 23 millones de euros en todo el mundo.
Rumbo a la meta 8.7 de los ODS
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible contempla, entre sus 17 objetivos y 169 metas para avanzar hacia un desarrollo global sostenible e inclusivo, poner fin al trabajo infantil para 2025 y el trabajo forzoso para 2030.
La meta 8.7 de los objetivos aspira a eliminar el trabajo infantil a través de la implicación de los líderes de la Alianza 8.7, que deben tomar medidas eficaces e inmediatas para eliminar la trata de seres humanos y el trabajo infantil, también en cuanto al reclutamiento de niños soldado, entre otras muchas explotaciones.
El gran reto de las organizaciones internacionales que luchan contra la explotación infantil, así como de los gobiernos, es lograr identificar a estas víctimas para no guiarse únicamente por estimaciones en base a la escasa visibilidad del problema, poner en marcha planes de acción de apoyo a los menores y dar formación y apoyo a las autoridades.
Tal y como afirma la Convención de los Derechos de la Infancia, "no hay causa que merezca más alta prioridad que la protección y el desarrollo del niño, de quien dependen la supervivencia, la estabilidad y el progreso de todas las naciones y, de hecho, de la civilización humana".