La distopía de Orson Welles: ¿Detonante del inicio de la posverdad?
La sobreinformación ha otorgado a la sociedad contemporánea el arma más peligrosa para la opinión pública: la desinformación. ¿Fue la distopía construida por Welles en ‘La guerra de los mundos’ un punto de inflexión en la propagación de la mentira?
A lo largo de la historia de la humanidad, muchos han sido los escenarios en los que los rumores, la propaganda o la desinformación han tomado posesión de una parte importante de la opinión pública. Por lo reciente del término, el fenómeno de las fake news podría resultar novedoso y, sin embargo, no es en el fondo más que un mismo contenido en diferente formato. Cierto es que la desinformación no es algo nuevo, pero sí lo es en cambio la facilidad y la velocidad con la que la mentira se expande en un contexto de acceso infinito a la información.
Como escribía Esteban Illades en ‘Fake news’: la nueva realidad, “el mayor peligro del acceso ilimitado a la información es que siempre hay alguien que la acepta sin cuestionar. Jamás ha sido tan fácil ser engañado: a la censura y el espionaje se han sumado la sobreinformación y las fake news.”.
Paradójicamente, este gran punto de inflexión en la historia, que trató precisamente de democratizar el poder a través de la información, es el que indirectamente estaba gestando de forma potencial una sobreinformación que conduciría a la más incontrolable de las desinformaciones.
Como describe el filósofo Byung-Chul Han en El enjambre, el ‘síndrome de la fatiga informativa’ provocada por la hipercomunicación digital constituye ya una seña identificativa de nuestra sociedad contemporánea.
El pánico a una invasión alienígena, ¿mito o realidad?
Un momento tan decisivo en nuestra historia como es el desarrollo de los medios de comunicación de masas – surgidos para informar a todas las personas- , y posterior globalización de internet, está por tanto íntimamente ligado a la proliferación de la mentira, dando vía libre a lo que algunos expertos llaman hoy la era de la posverdad.
La noche de Halloween de 1938 dio vida al programa de radio que se convirtió en la mayor leyenda de la historia de los medios de comunicación. Sin embargo, ¿qué fue lo que ocurrió realmente aquel día?
Una inocente narración del actor y futuro director de cine Orson Welles, basada en la novela de Herbert George Wells La guerra de los mundos, desdibujó de un plumazo la fina línea que a menudo se encuentra entre realidad y ficción.
El cuarto poder de la sociedad
La llamada emisión del pánico estaba a punto de provocar que los medios de comunicación de masas comenzasen a perfilarse como el – tan temido en la historia – cuarto gran poder de la sociedad. “Señoras y señores, les presentamos el último boletín de Intercontinental Radio News”, daba comienzo la que hoy es, probablemente, la noticia falsa no intencionada más famosa de la historia. “Desde Toronto, el profesor Morse de la Universidad de McGill informa que ha observado un total de tres explosiones del planeta Marte entre las 7:45 P.M. y las 9:20 P.M”.
A pesar de que miles de personas sintonizaron la emisión aquella tarde y fueron avisados de que se trataba de la dramatización de una obra, algunos pudieron llegar tarde o bien no prestar demasiada atención al inicio del relato, por lo que creyeron que se trataba de un noticiario real.
Al escuchar cómo unas enormes naves espaciales con forma de trípode salían de debajo de la superficie para arrasar la Tierra, la ciudad entró en pánico. Los supermercados se colapsaron tratando de coger provisiones, las redacciones de los periódicos recibían llamadas sin parar, las comisarías de policía también y las carreteras de Nueva York y Nueva Jersey quedaron colapsadas en cuestión de horas.
La historia, reescrita por las fake news
Sin embargo, diversos estudios posteriores aseguran que aquel día, la ciudad de Nueva York no entró realmente en pánico, sino que fueron las portadas de los periódicos al día siguiente quienes elaboraron de la nada un relato muy diferente, exagerando enormemente lo sucedido.
Entre otros estudios, el ensayo El pánico marciano sesenta años después, del sociólogo Robert Bartholomew de la Universidad James Cook así lo afirmaba, explicando este hecho sobre el contexto de la Depresión que se vivía en aquel momento. Desacreditar la rigurosidad y la veracidad del nuevo medio de comunicación podría hacer desconfiar a la opinión pública y llevar las audiencias hacia la televisión, que acapararía de nuevo los ingresos por publicidad.
La construcción sobre la nada de un relato completamente ajeno a la realidad sobre el mito del pánico de aquella noche destapó un potencial mucho mayor incluso que el hecho de que un programa de radio fuera malinterpretado.
Directa o indirectamente, los 59 minutos de retransmisión de aquella novela catapultaron a los medios de comunicación a la cima del poder sobre la opinión pública y dieron buena cuenta de la fuerza de su influencia y, sobre todo, de su papel en la manipulación a lo largo de la historia.
¿Estar más informado es sinónimo de estar mejor informado?
Incorporado a nuestro vocabulario en 2016 cuando el diccionario de Oxford eligió post-truth como la palabra del año, este neologismo parece haber convivido con nuestros conceptos durante siglos. “¿Es la posverdad algo más que una palabra de moda? ¿Es acaso algo decisivo y que nos interpela con una urgencia mayor que las otras emergencias de nuestra época? ¿Es el síntoma de un mal más profundo?”, se pregunta el ensayo En la era de la posverdad.
“¿Qué hay de nuevo en la posverdad que permita distinguirla de la mentira de siempre, de la propaganda, de la manipulación, de las verdades a medias y las cortinas de humo?”.
Los expertos tratan de explicar este fenómeno con el concepto de posverdad, que refleja una verdad desplazada en nuestra sociedad, una objetividad de los hechos que ha sido camuflada entre emociones. La falta de criterio en el receptor del mensaje es carne de cañón para la expansión de la mentira.
Las redes sociales en la era de la posverdad
Hoy en día, además, al poder que otorgaban los medios al periodismo como canalizador de la rigurosidad de la información, se suma otro hecho global que acelera la propagación de las fake news: las redes sociales se han convertido en su hábitat natural. Como plataformas que no se hacen responsables del contenido que publican sus usuarios, en ellas no existe intermediario que vele por la veracidad, la figura del periodista queda fuera de juego.
El perjuicio de la desinformación va mucho más allá el plano individual, puesto que tiene un papel protagonista en procesos políticos a lo largo y ancho del planeta que corrompen la independencia de la prensa e influyen peligrosamente en la historia.
El pasado año, un estudio sobre la repercusión de las fake news de la Universidad de Massachusetts descubrió que las noticias falsas se difunden casi el doble que un hecho real, llegando a alcanzar incluso a 100.000 usuarios.
El fenómeno de la desinformación es por tanto muy complejo de atajar, aunque los expertos aseguran que las – escasas- medidas que están tomando los gobiernos y las empresas para combatir las noticias falsas deben centrarse en las fuentes más que en el contenido y, sobre todo, fomentar el criterio del receptor del mensaje.
Con un potencial capaz incluso de cambiar la evolución de la historia e incluso de reescribirla a posteriori, saqueando la verdad y difuminando cualquier manera tangible de analizar la certeza de los hechos, la lucha contra las fake news es hoy uno de los mayores desafíos a los que se enfrenta la sociedad contemporánea. Entre todas las mentiras, inexactitudes y propaganda que nos bombardean día a día, Illades concluye en su libro que “en este escenario, que parece sacado de una distopía orwelliana, la ética periodística, la confirmación y el rigor parecen reliquias olvidadas”.
Descubre más sobre esta increíble historia en “La Guerra de los Mundos”, la nueva serie de FOX. Estreno el lunes 28 de octubre a las 22.50 h. Disfrútalo en Movistar+.