El Gran Intercambio Biótico Americano desde una nueva perspectiva
Un nuevo estudio de la paleontóloga española Laura Domingo abre las puertas a nuevos hallazgos en el marco del proyecto de National Geographic sobre el Gran Intercambio Biótico Americano.
Hace entre 3,1 y 2,7 millones de años, un intenso intercambio de organismos entre Norteamérica y Sudamérica tuvo lugar a causa de la formación del Istmo de Panamá. Llamado el Gran Intercambio Biótico Americano GABI, por sus siglas en inglés), este importante evento paleozoogeográfico supone uno de los pilares de la investigación de la paleontóloga española Laura Domingo, en el marco del proyecto de National Geographic.
Este importante intercambio modificó por completo la fauna que cruzó el Ismo de Panamá y emigró de América del Norte a través de Centroamérica hacia América del Sur y viceversa. Mamíferos, aves, artrópodos, reptiles, anfibios y peces se vieron afectada su distribución, cuya huella se visibiliza en los estratos geológicos de la fauna de ambas áreas geográficas.
Enmarcado en ese período de la historia, el proyecto becado por National Geographic de Laura Domingo, doctora en Geología en la Universidad Complutense de Madrid y Universidad de California en Santa Cruz, se trasladó hasta Argentina, “un lugar perfecto para estudiar la llegada de diferentes especies desde Norteamérica hasta Sudamérica”, explicaba Laura Domingo a National Geographic España el pasado noviembre, cuando el paleoilustrador Oscar Sanisidro ganó el Lanzendorf-National Geographic Paleoart Prize en el marco de este proyecto.
Conocimiento a través de isótopos estables
Ahora, gracias al análisis de isótopos estables del carbono y oxígeno realizado sobre el esmalte y dentina de los dientes de mamíferos fósiles, un nuevo estudio publicado hoy por la revista científica Scientific Reports presenta nuevos hallazgos de este fenómeno desde otra perspectiva.
Los fósiles, hallados en 19 yacimientos de la región pampeana argentina, han permitido evaluar el uso de recursos y hábitat, la ocupación de nicho y las interacciones tróficas en un periodo temporal muy extenso, comprendido entre los 9,5 millones de años, Mioceno, y los 12.000 años, Pleistoceno.
“Para ponernos en contexto”, explica Domingo, “Sudamérica permaneció aislada de otras masas continentales durante gran parte del Cenozoico periodo temporal comprendido entre los 65 millones de años y la actualidad, desde la apertura total del pasaje de Drake entre Sudamérica y la Antártida en el Paleógeno, hasta el cierre del istmo de Panamá entre Sudamérica y Norteamérica”.
“Este aislamiento continental promovió la evolución de fauna endémica de Sudamérica que en algunos casos ha llegado hasta nuestros días, como por ejemplo perezosos y capibaras, pero que en otros casos se extinguió como aves carnívoras más grandes que avestruces”.
Nuevos hallazgos sobre el Gran Intercambio Biótico Americano
Este nuevo estudio ha determinado que “la señal isotópica del carbono en el esmalte de roedores y notoungulados, (unos ungulados endémicos de Sudamérica sin representantes en la actualidad), así como en la dentina de los perezosos apunta hacia un incremento en el consumo de un tipo de plantas de ambientes más abiertos y secos”, explica Domingo, “que aumentan de manera significativa a nivel global hace alrededor de 8 a 7 millones de años a consecuencia de cambios climáticos, ambientales y ecológicos. La expansión de este tipo de plantas en la región pampeana de argentina entre el Mioceno final y el Plioceno inicial abre nuevos nichos ecológicos que promueve la reducción en la competencia entre especies y facilita su coexistencia”.
Además, los gontoferios (proboscidios primitivos emparentados con los actuales elefantes), équidos y camélidos han presentado una gran plasticidad en su dieta que “pudo jugar un factor esencial en su entrada en Sudamérica”, explica la paleontóloga, “pues habrían contado con la ventaja de haber ocupado nichos ecológicos muy variados”. Este descubrimiento podría ser la clave de su rápida dispersión por toda Sudamérica, “algo que se demuestra a través el elevado número de fósiles de estos grupos encontrados en yacimientos de todo el subcontinente”.
Elevado potencial para la conservación
Otra de las novedades del estudio se basa en el elevado número de muestras analizadas: más de 400 muestras de esmalte y dentina dental de 10 órdenes de mamíferos fósiles, tanto autóctonos de Sudamérica (parientes extinguidos de roedores, armadillos, perezosos y grupos desaparecidos como notoungulados, litopternos y esparasodontos), así como procedentes de Norteamérica (parientes extinguidos de elefantes, caballos, camélidos y félidos).
En esta línea, este proyecto proporciona valiosa información acerca de la dinámica de la comunidades de mamíferos fósiles de la región pampeana antes, durante y después del Gran Intercambio Biótico Americano. El análisis de isótopos estables permite conocer más acerca de variables ecológicas como el uso de recursos y hábitats, la ocupación de nichos y las interacciones tróficas, difíciles de alcanzar a través de otros estudios.
Enmarcado en esta investigación, y de la mano del trabajo de Rodrigo Tomassini (CONICET, Argentina), Claudia Montalvo (Universidad Nacional de La Pampa, Argentina), Dánae Sanz-Pérez (Universidad Complutense de Madrid, España) y Mª Teresa Alberdi (Museo Nacional de Ciencias Naturales-CSIC, España), este conocimiento, llevado hasta nuestros días, tiene un “elevado potencial desde el punto de vista de la conservación de la biota”, concluye Domingo, “pues permite estudiar las modificaciones que pueden afectar a las comunidades faunísticas y florísticas modernas a medio y largo plazo como consecuencia del cambio climático actual”.