El deshielo revela una «carretera» vikinga perdida
En Noruega, un equipo de arqueólogos ha descubierto herraduras, trineos y herramientas de 1000 años de antigüedad que narran la historia de un paso de montaña y de las personas que lo atravesaron.
El parche de hielo de Lendbreen, en Noruega, fotografiado en 2019, está derritiéndose. El deshielo ha revelado excrementos de caballo que dejaron los viajeros que atravesaron la zona hace siglos.
Todo empezó con una camisa de 1800 años. El arqueólogo Lars Holger Pilø había observado cómo sus colegas descubrían una antigua túnica de lana que había aparecido en un parche de hielo que está derritiéndose en Lomseggen, una montaña al sur de Noruega. Ahora, Pilø se preguntaba qué más podría ocultar aquella zona. Mientras el resto del equipo recogía el valioso hallazgo, otro arqueólogo y él se alejaron del grupo siguiendo el borde del hielo derretido envueltos en la niebla montañosa.
En la oscuridad, Pilø enseguida se dio cuenta de que ante sus ojos se disponía un campo de objetos que no habían visto la luz del día durante cientos de años. Trineos rotos, herramientas y otros restos de la vida cotidiana que se remontaban a hace casi 2000 años yacían sobre la superficie del parche de hielo de Lendbreen, que se derretía deprisa debido al calentamiento global.
«Caímos en la cuenta de que habíamos descubierto algo muy especial. En cierto modo, ganamos la lotería», cuenta Pilø, que dirige el Glacier Archaeology Program en Oppland, Noruega.
Una investigación publicada en la revista Antiquity documenta lo que pasó a continuación: el descubrimiento de más de 1000 objetos congelados literalmente en el tiempo.
Los objetos, que datan de entre el 300 y el 1500 d.C., narran la historia de un paso de montaña que fue una ruta comercial fundamental para los colonos y los agricultores que se desplazaban entre los asentamientos permanentes de invierno a lo largo del río Otta, en el sur de Noruega, y las granjas de verano a mayor elevación, más al sur. Conforme atravesaban el terreno escarpado, estos viajeros pasados abandonaron muchos objetos, como herraduras, utensilios de cocina y piezas de ropa. La nieve se acumuló durante siglos y estos objetos olvidados se preservaron en lo que acabaría convirtiéndose en el parche de hielo de Lendbreen.
Los parches de hielo se encuentran a gran altitud, pero no como sus primos más grandes, los glaciares. Los objetos congelados en los glaciares suelen quedar pulverizados por la masa de hielo en movimiento. Pero los parches de hielo, que no se mueven, preservan los objetos en su lugar (y en condiciones excelentes) hasta que el hielo se derrite.
Hasta la fecha, Pilø (autor principal del trabajo de Antiquity) y sus colegas han datado por radiocarbono 60 de los más de 1000 objetos de Lendbreen y han revelado que la actividad humana comenzó en el paso en torno al 300 d.C., en una época en la que las condiciones climáticas favorables provocaron un auge demográfico en la zona. Los viajes durante la Era Vikinga culminó en torno al año 1000 y, debido a los cambios económicos y climáticos, había empezado a disminuir antes de que la peste bubónica arrasara Noruega en la década de 1340.
Objetos misteriosos con explicaciones modernas
Entre los objetos hallados en Lendbreen hay objetos cotidianos como trineos, una rara túnica de lana completa del siglo III, una manopla, unos zapatos y un batidor. Uno de los hallazgos favoritos de Pilø fue todo un misterio hasta que lo expusieron en el museo local y una anciana ofreció una explicación. Planteó que era probable que la pequeña pieza de madera dada la vuelta se usara para impedir que una cría de cabra o cordero se amamantara de su madre, para que la gente pudiera consumir la leche.
La mujer, que había vivido en una granja de verano durante los años 30, contó que su familia usaba fragmentos hechos con madera de enebro que parecían casi idénticos al artefacto del siglo XI. Resultó que el trozo de 1000 años de antigüedad también se había fabricado con enebro.
El parche de hielo de Lendbreen se derrite rápidamente, como evidencian las fotos sacadas en 2006 (arriba) y 2018 (abajo).
También parece que el paso de Lendbreen no era un mero camino local para que los agricultores se desplazaran entre los pastos estacionales. El equipo de Pilø descubrió varios mojones, una serie de rocas colocadas como señal para guiar personas que desconocen el terreno en los viajes largos por Escandinavia. Pilø explica que la presencia de estas piedras, junto al descubrimiento de herraduras (e incluso de una raqueta de nieve para caballos), es una prueba «muy convincente» de que el parche de hielo fue una arteria de paso frecuentada durante casi un milenio, lo que convierte el sitio noruego en el primer paso de este tipo descubierto en Europa septentrional.
Albert Hafner, arqueólogo de glaciares de la Universidad de Berna que no participó en la investigación actual, está de acuerdo. «Creo que los argumentos son bastante claros», afirma. En 2003, Hafner descubrió cientos de artefactos que se remontaban hasta el 4800 a.C. en Schnidejoch, un parche de hielo en los Alpes suizos que también se usaba como paso de montaña. «Es bastante interesante que haya un sitio similar en Escandinavia», afirma Hafner.
El trabajo actual se centra en los objetos descubiertos hasta 2015, lo que deja cientos de artefactos por datar y describir, así como la incógnita de por qué los viajeros abandonaron el paso. «El declive empezó tras la pandemia [de la peste bubónica], pero no tenemos una buena explicación para eso», afirma Pilø. Los años de apogeo del paso coinciden con una época en la que aumentó el comercio y la urbanización en la zona, días prósperos que explican la necesidad de una vía rápida para desplazarse por las montañas.
Los arqueólogos establecen su campamento base frente al parche de hielo de Lendbreen en 2018.
La investigación de Lendbreen finalizó en 2019 y Pilø está buscando otros objetos revelados por el deshielo generalizado de los frágiles parches de hielo de Noruega. Los artefactos «están almacenados en un congelador prehistórico gigante, básicamente», afirma Pilø. «No han envejecido. A veces digo en broma que el hielo es una máquina del tiempo, pero es más que una broma. Transporta los artefactos hasta nuestro tiempo».
Pero para que eso ocurra, el hielo debe derretirse. Y con el desvanecimiento actual de la criosfera de Noruega ante el cambio climático y una serie de veranos excesivamente cálidos, cada hallazgo milagroso es agridulce.
«Intentamos concentrarnos en el trabajo, pero el tema sale una y otra vez», cuenta Pilø. «No es un trabajo que se pueda hacer sin sentir aprensión».
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.