La India lucha por obtener oxígeno médico y salvar vidas
La India no es la única con escasez de oxígeno en los hospitales, pero la ola de casos de COVID-19 en el país ha agravado la crisis.
Un anciano, que llegó inconsciente y sangrando por la nariz, fue estabilizado en el centro de cuarentena de Sarvodaya Kanya Vidyalaya en Jamia Nagar, Nueva Delhi, el 6 de mayo. El centro solo admite a pacientes de COVID-19 leves o moderados que necesitan oxígeno.
En un vídeo publicado en Twitter recientemente, el Dr. Gautam Singh, cardiólogo que dirige el hospital privado Sri Ram Singh en el este de Delhi, perdió la compostura cuando suplicaba ayuda: «Tenemos pacientes jóvenes que van a morir en dos horas... Por favor, envíennos oxígeno», rogó frente a la cámara con las manos unidas en un gesto de súplica. «Necesitamos oxígeno para nuestros pacientes».
Varios hospitales públicos han emitido llamamientos urgentes similares.
La India no es el único país con escasez de oxígeno en los hospitales, pero la ola de casos de COVID-19 ha agravado la crisis. Mientras el número de casos se disparaba drásticamente, los hospitales enseguida se quedaron sin camas y suministros de oxígeno. Los parientes de los pacientes acabaron esperando en largas filas para obtener cilindros llenos de este tratamiento médico vital. Algunos buscaron en varios lugares en busca de concentradores o cilindros de oxígeno. En Vaibhav Oxygen, un centro de rellenado en Nueva Delhi, cientos de personas acudían cada día durante el pico de la crisis para llenar los cilindros. Temiendo revueltas, el gobierno desplegó personal de seguridad para formar una barricada alrededor de la empresa y gestionar a la multitud, que a menudo se volvía escandalosa cuando la gente se inquietaba o enfadaba tras haber estado esperando toda la noche.
Los cilindros de oxígeno llegan al hospital Venkateshwar, en Dwarka, desde un centro de rellenado en Badarpur, en Nueva Delhi. El hospital era uno de los que había sufrido escasez de oxígeno en el pico de la crisis a mediados de abril e incluso recurrió al Tribunal Superior de Delhi el 27 de abril afirmando que solo les quedaban unas pocas horas de oxígeno. En aquel momento, el hospital estaba saturado, tratando a 320 pacientes de COVID-19.
Un tanque criogénico de oxígeno aguarda frente a la fábrica de oxígeno INOX, en Modinagar, Uttar Pradesh. La central, operada por el mayor fabricante de oxígeno de la India, abrió en octubre del año pasado. Tiene la capacidad de producir 150 toneladas de oxígeno al día y puede almacenar 1000 toneladas, más que cualquier otro centro de la región.
Incluso los hospitales privados con instalaciones de cuidados intensivos de última generación y atención las 24 horas sufrieron déficit de oxígeno. «Esto pilló por sorpresa a todos los sectores del sistema sanitario», afirma Ramanan Laxminarayan, epidemiólogo y director del Centro de Dinámica de Enfermedades, Economía y Política con sede en Washington DC, que ahora vive en Nueva Delhi. «La India tiene un problema persistente con el oxígeno».
¿Ha terminado la crisis?
Aunque las multitudes han menguado en el centro Vaibhav Oxygen, las personas todavía hacen cola para rellenar cilindros, aunque en números mucho más pequeños. «La situación parece haberse estabilizado», afirma Krishna Kumar, dueño del centro.
«Las clases medias y los ricos ya están más o menos cubiertas, de ahí que se haga mucho menos ruido en torno a esta crisis», afirma Laxminarayan. «Pero los pobres todavía tienen dificultades. Si eres pobre ¿dónde vas a empezar a buscar un cilindro de oxígeno, sobre todo en la India rural, donde no hay una red de oxígeno?».
A continuación, te ofrecemos una recopilación visual del apogeo de la crisis que aún asedia la India.
Ajay Kumar, izquierda, y Gaurav Kumar, derecha, que trabajan en el Hospital Infantil Madhukar Rainbow en Nueva Delhi, arrastran cilindros de oxígeno a una ambulancia tras esperar tres horas a que los rellenaran. «Recorremos toda la ciudad a lo largo del día en busca de oxígeno para el hospital», dijo Gaurav Kumar.
Los trabajadores cargan cilindros de oxígeno vacíos en un camión dentro de Venkateshwar. «Cada hora, se vacían de 15 a 20 cilindros», dijo uno de los trabajadores. «Estamos trabajando las 24 horas para garantizar un suministro de oxígeno constante».
Los trabajadores mueven los cilindros recién fabricados para transportarlos a la fábrica Bharat Pumps and Compressor Limited en Prayagraj, Uttar Pradesh. La empresa había dejado de fabricar cilindros de oxígeno hace 10 años, ya que no había mucha demanda. Pero a medida que la crisis de oxígeno se agravaba, el gobierno les pidió que reanudaran las operaciones. Actualmente, fabrican 300 cilindros al día.
La gente hace cola frente a Vaibhav Oxygen, uno de los mayores distribuidores de oxígeno de la India, en Badarpur, Nueva Delhi, para rellenar cilindros de oxígeno. En el pico de la crisis, según el dueño, Kirshna Kumar, atendían a unas 700 personas al día, así como a hospitales y ambulancias. «No nos íbamos a casa hasta que rellenábamos los cilindros de todo el mundo», cuenta.
La gente espera en Vaibhav Oxygen para rellenar los cilindros de oxígeno. A medida que los hospitales se desmoronaban durante la crisis, indicaron a parientes y amigos de pacientes de COVID-19 que buscaran oxígeno y otros recursos médicos por su cuenta.
Mahesh Kumar hizo cola durante 24 horas en Vaibhav Oxygen para rellenar el cilindro de oxígeno de su padre. Aunque su padre ya no necesitaba oxígeno, Kumar dijo que no quería arriesgarse a no tener suministros. «Tenemos solo un cilindro. Es viejo y está enfermo, y me sentiría más seguro si tuviéramos un cilindro de oxígeno por si acaso», afirma.
El personal paramilitar indio hace guardia mientras la gente recoge fichas para rellenar cilindros de oxígeno en Vaibhav Oxygen. El centro de distribución solo podía dispensar de 500 a 700 fichas al día, y tuvo que afrontar multitudes incontrolables en el pico de la crisis de oxígeno.
Los trabajadores del hospital de Venkateshwar en Dwarka, Nueva Delhi, conectan cilindros de oxígeno a la línea de abastecimiento del hospital. En grandes centros médicos, los tanques de oxígeno están conectados a un sistema central de tuberías que suministran el gas a muchos pacientes. En hospitales más pequeños, los pacientes tienen tanques de oxígeno junto a sus camas.
La enfermera Poonam Kant recoge cilindros de oxígeno para rellenarlos en el hospital público de Tej Bahadur, en Prayagraj, Uttar Pradesh. «No tenemos ni un minuto de descanso», dice mientras vuelve a ocuparse de los cilindros. El estado, que alberga 200 millones de habitantes —más que la población de Brasil— ha registrado más de 160 000 casos y 17 000 muertes.
Un soldado paramilitar indio hace guardia en un centro de rellenado de oxígeno en Nueva Delhi mientras la multitud crece en el exterior. Las personas viajan largas distancias y hacen cola durante horas para rellenar sus cilindros. A veces se inquietan o se enfadan, nerviosas por no saber si podrán obtener oxígeno para sus parientes enfermos. «No puedes culparlos», dice el guardia de seguridad.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.