Pilates, el método que nació en un campo de prisioneros de la Primera Guerra Mundial
Una joven practica pilates en el parque Algonquin de Ontario (Canadá) durante la puesta de sol. Desde su inesperada creación, estos ejercicios se han convertido en un fenónemo global.
Entre las imágenes de los campos de amapolas y las trincheras empapadas que conforman la memoria colectiva de la Primera Guerra Mundial, la presencia de campos de prisioneros de guerra en las Islas Británicas no viene inmediatamente a la mente. Pero en el transcurso de la guerra, Gran Bretaña internó a casi 116 000 personas en campos repartidos por todo el país, desde el Alexandra Palace de Londres hasta una antigua granja en la Isla de Man. Entre los prisioneros que terminó en en este último estaba un boxeador y animador de circo alemán llamado Joseph Pilates.
El enemigo entre nosotros
Al igual que miles de civiles alemanes que vivían en Gran Bretaña en el preludio de la guerra, Pilates -nacido en Mönchengladbach en 1883- tuvo la desdicha de encontrarse en el lugar equivocado en el momento equivocado. A medida que los nubarrones del conflicto se iban acumulando, el sentimiento anti alemán había ido creciendo, arrojando sospechas sobre los hombres y mujeres alemanes que vivían y trabajaban en Gran Bretaña, una comunidad de aproximadamente 57 000 personas en 1914.
A las 24 horas de declarar la guerra a Alemania, el 4 de agosto de 1914, el Gobierno británico promulgó la Ley de Restricciones a los Extranjeros, que definía a todos los ciudadanos alemanes en Gran Bretaña como "extranjeros enemigos". En consecuencia, cualquier varón alemán en edad militar que se encontrara en Gran Bretaña podía ser automáticamente detenido o internado, debido a la amenaza que se percibía para el pueblo británico.
Siendo un hombre soltero con un dominio limitado del inglés, y un nómada que viajaba con el circo, Pilates era un candidato fácil para resultar sospechoso. Mientras vivía en una casa de huéspedes en Blackpool, se vio obligado a registrarse como "extranjero" en una comisaría local. Poco después, fue detenido y enviado para ser interrogado en Sandhurst, antes de ser trasladado a lugares de internamiento temporal en Jersey, una isla en frente a la costa francesa del canal de la Mancha, y luego en Lancaster, en la costa noroccidental de Inglaterra.
Campo de internamiento de Knockaloe, Isla de Man, tal y como era en 1915. En su máxima capacidad, el campo -descrito en alemán como kriegsfangenenlager, o "campo de prisioneros de guerra" en el título de esta ilustración, dibujada por un interno- contenía más de 23.000 civiles. La mayoría eran alemanes, con algunos austro-húngaros y un pequeño número de internos turcos. Se cree que Pilates ocupó el campo 4, en el primer plano de este dibujo.
Pilates fue uno de los primeros civiles en convertirse en prisionero de guerra en Gran Bretaña durante la Primera Guerra Mundial, pero le siguieron miles de detenciones. En mayo de 1915, un submarino alemán torpedeó el Lusitania, un lujoso crucero de pasajeros que navegaba de Nueva York a Liverpool, en un acto infame en el que murieron más de 1000 personas.
Este ataque contra civiles ordinarios intensificó el temor al concepto del "enemigo está entre nosotros". Aunque el Lusitania era ciertamente un buque civil, los alemanes sintieron que el ataque fue justificado, ya que el barco llevaba un cargamento de unas 173 toneladas de munición de fusil y proyectiles. Pero al no haber nacido de una provocación, el ataque indignó a la opinión pública británica y desencadenó una ola de disturbios xenófobos contra los hogares y negocios alemanes en las principales ciudades como Liverpool, Londres y Manchester. A raíz de la presión pública, el gobierno británico amplió rápidamente la Ley de Restricciones a los Extranjeros e introdujo una política de internamiento civil masivo para los "extranjeros enemigos" varones de entre 17 y 55 años. En noviembre de 1915, el número de prisioneros de guerra civiles había alcanzado los 32 000.
La gran mayoría fueron recluidos en el Campo de Internamiento de Knockaloe, en la Isla de Man (en el norte del mar de Irlanda), que retenía a 23 000 hombres en su momento álgido. Pilates fue trasladado a Knockaloe el 12 de septiembre de 1915 y fue aquí, en las profundidades del confinamiento, donde afirmó que nació su sistema de ejercicios único.
Piensa como un animal
Desde sus estiramientos en el suelo hasta su equipo de acondicionamiento, similar a una máquina (a menudo comparado con los dispositivos de tortura medievales), quizá sea fácil imaginar cómo la experiencia del confinamiento en tiempos de guerra sirvió de inspiración para la tabla de ejercicios que evolucionaron hasta convertirse en Pilates.
Una vista más cercana de Knockaloe, donde los prisioneros masculinos de nacionalidades opositoras británicas de entre 17 y 55 años de edad fueron internados durante la Primera Guerra Mundial - un acto espoleado por el hundimiento del barco civil Lusitania por parte de Alemania en 1915, lo que provocó protestas locales contra la presencia de civiles alemanes en Gran Bretaña. Joseph Pilates llegó en 1915.
Vista del interior de una de las cabañas de internamiento, pintada por uno de sus inquilinos. La vida en el campo era básica, pero albergaba una suerte de escena cultural, con una orquesta, clubes deportivos, una biblioteca y varios círculos de artistas dentro de las 3 millas de alambre del campo.
En un atípico perfil de la revista Sports Illustrated de 1962 publicado en vida, Pilates habló con el periodista Robert Wernick sobre su estancia en la Isla de Man. Describe la monotonía de la vida en la isla, donde pasaba los días observando el deterioro mental y físico de sus compañeros de prisión, "sin nada que mirar más que un ocasional gato corriendo tras un ratón o un pájaro". A sus ojos, la energía debilitada de los presos contrastaba con el dinamismo de los gatos callejeros que merodeaban por la prisión.
"¿Por qué los gatos estaban en tan buena forma, con los ojos tan brillantes, mientras que los humanos eran cada día más pálidos, más débiles, criaturas apáticas dispuestas a rendirse si cogían un resfriado o se caían y se torcían un tobillo?", se preguntaba.
Según cuenta, Pilates empezó a observar a los gatos y a analizar intensamente sus movimientos, dándose cuenta de que sus constantes estiramientos eran la clave de su vitalidad. Inspirado por estos movimientos, comenzó a desarrollar una serie de ejercicios para estirar los músculos humanos, y afirmó que los probó con sus compañeros, que se vieron transformados por los resultados. Y así nació la "Contrología", como se conoció inicialmente el sistema de ejercicios, o al menos eso dice la historia.
El ejercicio físico -necesariamente reducido a deportes de poca monta como el boxeo o la gimnasia- era habitual en el campo, como esta demostración de gimnasia en 1915, que tuvo lugar no mucho después de la llegada de Pilates.
Se dice que la observación de Pilates de los gatos callejeros que se movían por el campamento -y de cómo se mantenían en forma con las escasas raciones- fue fundamental para el desarrollo de su técnica, que llamó Contrología. La resistencia, el equilibrio y el equilibrio son fundamentales para esta disciplina, que comparte muchas cualidades con la gimnasia, que tenía muchos seguidores en Knockaloe.
En esta entrevista, Pilates hizo algunas afirmaciones bastante atrevidas sobre la eficacia de la Contrología. Por ejemplo, le dijo a Wernick que los prisioneros a los que entrenó "terminaron la guerra en mejor forma que cuando la empezaron, y cuando la gran epidemia de gripe se extendió por todos los países que habían luchado en la guerra, ninguno de ellos se contagió".
Desde el punto de vista de la pandemia de COVID-19, un ejercicio milagroso que ofrece protección contra el virus de la gripe podría sonar como una noticia falsa. Pilates trató incansablemente de promover la Contrología como un sistema de curación para todo, pero, por supuesto, no hay pruebas que sostengan tal afirmación.
"La enfermedad del alambre de espino"
Sin embargo, la descripción de Pilates sobre el ambiente en el campo se asemeja a los relatos sobre la vida en Knockaloe. A partir de sus inspecciones en los campos de internamiento de la Primera Guerra Mundial, el médico suizo Dr. Adolf Lukas Vischer acuñó el término "enfermedad del alambre de espino" para describir el efecto del confinamiento en la salud mental de los prisioneros que presenció.
Caracterizada por el aburrimiento, la confusión, los pensamientos nublados y la amnesia, los síntomas de la enfermedad del alambre de espino reflejan la reflexión de Pilates sobre el estado mental de sus compañeros de prisión. La enfermedad de las alambradas, equivalente a los efectos persistentes de la "neurosis de guerra" que sufrían los que estaban en el frente, encarnaba el trauma de la guerra para los que estaban encerrados lejos de los campos de batalla.
A los prisioneros se les permitía participar en actividades para aliviar la carga psicológica. Las sociedades de música, teatro y deportes eran una característica clave de la vida en Knockaloe. Un vistazo al periódico dirigido por los prisioneros proporciona una rara visión de la época de Pilates en el campo. Un artículo publicado en enero de 1917 lo menciona como árbitro de un controvertido combate de boxeo, lo que confirma que puso en práctica sus conocimientos deportivos.
Pero más allá de este puñado de pruebas y de las anécdotas del propio Pilates, apenas se conservan detalles sobre su vida en Knockaloe.
Joesph "Joe" Pilates en su estudio de Nueva York con un cliente - parte de una serie de imágenes tomadas por el fotoperiodista I.C. Rapoport en 1961, cuando Pilates tenía 78 años y aún era un entusiasta estudiante de su propio método.
"Hay muchos 'quizás", dice Alison Jones, presidenta del Knockaloe Charitable Trust, una organización de voluntarios de la Isla de Man que trata de preservar las historias de los internos del campo para las generaciones futuras. "Más tarde, habló de haber trabajado en uno de los hospitales del campo y de haber utilizado los muelles de las camas del hospital para desarrollar las primeras formas de lo que se convirtió en el clásico equipo de Pilates. Todo esto es ciertamente plausible, pero no tenemos todavía pruebas concretas."
"Hay que recordar que hubo más de 30 000 hombres que pasaron por el campo. Siempre tenemos noticias de descendientes de antiguos internos que tienen nuevos documentos o artefactos que compartir. El hecho de que aún no tengamos detalles más específicos sobre Pilates no significa que no pueda llegar algo".
El arte de la reinvención
Tras su eventual liberación en marzo de 1919, Pilates fue repatriado a Alemania a la edad de 36 años. Según los relatos de estos años, el ejercicio siguió siendo su principal oficio; pasó algún tiempo apoyando a la policía de Hannover en el entrenamiento físico y trabajando con bailarines con problemas físicos. Este trabajo le puso en contacto con la célebre bailarina Hanya Holm, que más tarde emigró a Nueva York y se convirtió en una de las "Cuatro Grandes" fundadoras de la danza moderna estadounidense. Holm resultaría ser una conexión valiosa, ya que Pilates también tenía sus miras puestas en horizontes más lejanos. En 1926, se unió al largo flujo de europeos que zarpaban hacia la isla de Ellis, en Nueva York, con la esperanza de construir el sueño del inmigrante.
En ese momento, Pilates tenía poco más de 40 años y estaba listo para embarcarse en una nueva vida. De camino a Nueva York, conoció a una mujer alemana llamada Clara Zuener, que se convirtió en su compañera de viaje de por vida, tanto romántica como profesionalmente. Juntos, dirigieron un estudio que inculcaría los principios de la Contrología a un pequeño pero leal e influyente grupo de seguidores.
“Joe estaba paralizado mirando a los grandes gatos enjaulados... Me di cuenta de que se estaba observando a sí mismo en ese recinto”
Su primer gimnasio -el Joseph H. Pilates Universal Gymnasium- abrió en 1927 en el 939 de la Octava Avenida, donde permaneció durante más de 40 años. En aquella época, no existía la cultura de los gimnasios tal y como la conocemos hoy, y Pilates criticaba profundamente el estilo de vida estadounidense, con la creencia de que él estaba ofreciendo un antídoto único contra las presiones y tentaciones de la vida moderna. Sus contactos en el mundo de la danza atrajeron a la clientela artística al estudio, incluida la coreógrafa Martha Graham. Durante las dos décadas siguientes, trató de expandir su filosofía del ejercicio más allá de los círculos de la danza, publicando dos obras: Tu salud (1934) y Volver a la vida con la contrología (1945) para promover la Contrología como sistema holístico para la mente y el cuerpo.
Pilates estaba decidido a convencer al público en general y a la clase médica de que la Contrología era la medicina más eficaz. Siempre proclive a realizar un audaz discurso de ventas, prometió que: "Volver a la vida explica completamente cómo se puede lograr con éxito la digna ambición de alcanzar la aptitud física en tu propia casa y a un coste nominal". En el momento de su muerte, en 1967, Pilates seguía decepcionado por el hecho de que el estamento médico aún no había aceptado sus ideas revolucionarias.
El hombre y el mito
John Howard Steel, uno de los últimos alumnos de Pilates que sobrevivieron y autor de León enjaulado, un relato de primera mano sobre su improbable amistad, describe la vena obsesiva de Pilates.
"Lo único que le importaba era la Contrología. Estaba obsesionado con esta cosa. Eso era todo lo que importaba en su vida, en cada conversación", dijo Steel a National Geographic.
"Era todo lo que tenía. Hay que recordar que llegó a Nueva York, con unos 40 años, sin ninguna credencial. No era médico ni tenía un trabajo que mereciera la pena. Puso el pie en Ellis Island y pensó: 'Voy a empezar de nuevo'".
Steel conoció a Pilates en 1963, cuando sus días de gloria como luminaria terapéutica del mundo de la danza se habían desvanecido. En ese momento, Pilates tenía más de ochenta años, pero aún tenía la complexión de "un boxeador listo para un combate". Poco a poco, forjaron una amistad parecida a la de un abuelo y su nieto; pero aunque Pilates invitó a Steel a acercarse a su vida más de lo que hizo con la mayoría, siguió siendo tan enigmático como siempre.
Pilates creó varios instrumentos para ayudar a realizar su régimen - incluyendo el "gimnasio en una puerta" (también conocido ominosamente como la "guillotina"), el Corrector de Columna, el Reformer y la Mesa de Trapecio, a la que a menudo se le dio el apodo de "Cadillac" para denotar la comodidad de las versiones más refinadas. Todas estaban equipadas con diversos accesorios de entrenamiento de resistencia, muchos de los cuales todavía pueden comprarse -como este Cadillac, fabricado por la Byron Bay Pilates Co- para los entusiastas de los métodos de Joseph Pilates.
"Nunca habló de nada del pasado. Lo borraba. Para Joe, el pasado simplemente no existía".
En consecuencia, todavía existe mucho misterio entre el hombre que el conoció como "Joe" y el verdadero Joseph Pilates. ¿Qué le llevó realmente a Gran Bretaña justo antes del estallido de la guerra? ¿Era un animador de circo o tenía vínculos con el ejército? ¿Cómo financió su viaje a Nueva York? ¿Qué familia, si es que hay alguna, dejó atrás?
Cualquiera que sea la respuesta a estas preguntas, Steel acepta que la experiencia en Knockaloe marcó a Pilates para siempre. En León enjaulado cuenta las veces que acompañó a Pilates al zoo de Central Park:
"Joe se quedaba paralizado mirando a los grandes gatos enjaulados", escribe. "Cada vez que un animal hacía un movimiento que le llamaba la atención, me daba un golpecito en la pierna y lo señalaba. Luego me decía por qué el animal hacía lo que hacía, y cómo había incorporado ese estiramiento o ejercicio a la Contrología... Me di cuenta de que se estaba observando a sí mismo en ese recinto. Sabía lo que era estar enjaulado".
Esta anécdota se hace eco de los recuerdos de Pilates sobre los gatos de Knockaloe, y destaca cómo la experiencia del encierro fue esencial para su comprensión del cuerpo y del movimiento. Aunque murió en una relativa oscuridad, sus primeros seguidores creyeron que Pilates había encontrado algo que valía la pena preservar.
En los años 70 y 80, sus antiguos alumnos siguieron practicando su método, adaptando los estrictos ejercicios a diferentes necesidades, abriendo estudios más allá de Nueva York y modernizando el equipamiento. Sin embargo, esta evolución no fue un proceso lineal. En los años 90, las disputas sobre quién podía utilizar el nombre de Pilates dividieron a la ya de por sí dispersa comunidad, culminando en una batalla legal que terminó en octubre de 2000. El resultado del caso impidió que una sola persona monopolizara el término "Pilates", pues se refería a un método de ejercicio que cualquiera podía practicar. Hoy, millones de personas lo practican en todo el mundo y se ha convertido en una industria multimillonaria.
Al reflexionar sobre el legado perdurable de Pilates, Steel recuerda la experiencia de su instructor como prisionero de guerra.
"El método ha cambiado mucho hoy en día, pero sus raíces siguen estando en la prisión de Knockaloe", dice. "Pilates estuvo allí, día tras día, tratando de averiguar cómo utilizar su cuerpo en un espacio inexistente.
"Había dado con algo que ayudaría a todos en el mundo moderno, porque todos estamos confinados. La mayoría de la gente se pasa el tiempo sentada en oficinas, viviendo en espacios reducidos. Eso es lo que descubrió: cómo vivir en la cárcel de la vida".
Yosola Olorunshola es una periodista independiente afincada en Londres. Sígela en Twitter.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.co.uk