Hércules Poirot, los secretos de un personaje de otro tiempo
102 años después de su primera aparición, el famoso personaje de Agatha Christie vuelve a los cines para resolver el enigma de ‘Muerte en el Nilo’. Descubrimos muchas de las peculiaridades de un detective histórico.
El director y actor Kenneth Branagh caracterizado como Hércules Poirot. Muerte en el Nilo es la segunda adaptación de una novela de Agatha Christie que hace.
Agatha Christie siempre buscaba intentar no dar una solución fácil a sus lectores. Deseosa de elaborar intrigas que fuesen más rocambolescas e inesperadas que las que ella solía leer en las novelas policiacas que devoraba, consiguió redefinir lo que ya se considera como un subgénero literario.
Su obra, cuanto menos prolífica, suma 66 novelas, más de un centenar de cuentos y una veintena de piezas teatrales. En el mundo ha vendido cerca de 2000 millones de ejemplares, lo que la convierte en la escritora más vendida de todos los tiempos.
Su pluma fue clave en la definición de las novelas de enigmas y suspense, un tipo de prosa que nació de la mano del estadounidense Edgard Allan Poe en los años 1840 y que fue perfeccionada por el británico Arthur Conan Doyle en la última década del siglo XIX. Tras la Primera Guerra Mundial, este género literario se consolidó a través de una serie de códigos literarios y las novelas. Entre ellas, están las de Agatha Christie, que siguen siendo una referencia mayúscula hoy en día.
“Agatha Christie fijó el género que hoy llamamos novelas de suspense. Fue ella quien escribió los textos más cercanos al arquetipo. Era como si en cada una de sus novelas desplegara la esencia de la novelas policiacas, en el sentido de historias de enigmas e investigación”, explica Domingue Meyer-Bolzinger, profesora de la Universidad de la Alta Alsacia (Francia) y especialista en novelas policiacas. Plasmó esta tesis en su libro Une méthode clinique dans l'enquête policière (Un método clínico de la investigación policiaca), publicado en francés y donde analiza los estilos de Conan Doyle, Christie y el francés Georges Simenon.
El éxito de Agatha Christie viene también motivado por una cuestión histórica: la segunda mitad del siglo XX fue un momento en el que el género se consolidó, codificó y ganó mucha popularidad. Hasta la década de 1960, esta clase de libros de intriga y suspense quedaban al margen de la literatura, pero tras 1970 las ficciones basadas en intrigas derivaron en un gran número de géneros literarios. “Agatha Christie llega en un buen momento y consigue escribir las novelas policiacas más puras que hay”, señala Meyer-Bolzinger.
Hércules Poirot es uno de los personajes más famosos de las novelas de suspense. El personaje creado por Agatha Christie ha sido adaptado numerosas veces. Aquí se pueden ver las versiones extranjeras de la adaptación al cómic de las aventuras de Hércules Poirot que hicieron los franceses François Rivière (guión) y Jean-François Miniac (dibujo).
Sobre todo, en esta autora podemos encontrar el doble arte de la ocultación. Por un lado están los indicios que deja el crimen y, por otro, los que aporta la investigación. “Agatha Christie ha cambiado su esfuerzo estilístico de la expresión a la ocultación. En la lógica literaria desde el Romanticismo, la escritura sirve para expresar lo que siente el autor. La escritura de Agatha Christie es lo contrario, una prosa llena de ocultación y manipulación. Ella busca no decir cosas: busca esconderlas. Desarrolla una maestría extraordinaria de lo que llamamos desafío al lector”, señala la investigadora.
En las novelas policiacas, los lectores deben tener los mismo medios para resolver el enigma que el investigador. Los indicios deben estar a disposición del lector al mismo tiempo que del inspector. Por tanto, el lector no debe poder encontrar la solución hasta el final, incluso teniendo la capacidad de adelantarse en su reflexión. “Es el contrato de lectura sobre el que se sustentan las novelas de suspense como textos de manipulación. Es la gran cualidad de Agatha Christie. El mejor medio de darse cuenta es leerse sus novelas un segunda o tercera vez. En ese momento, cuando conocemos al culpable, vemos como el texto nos incita todo el rato a mirar hacia otro lado. Es una escritura tremendamente compleja”.
Todos los personajes son sospechosos
Aparte de los investigadores a los que recurre frecuentemente Agatha Christie, como Hércules Poirot o Miss Marple y sus ayudantes, todos los personajes, mientras sigan vivos, son asesinos potenciales; todos los vivos son sospechosos. Tomemos dos ejemplos extremos y opuestos: en El asesinato en el Orient Express (1934), todos los personajes matan a la misma persona; por el contrario, en la novela Diez negritos (1945) todos los personajes son asesinos y acaban muriendo.
“Es lo que nos enseña, que todos tenemos algo que esconder, pero que sale a la luz con la investigación”, señala Dominique Meyer-Bolzinger. Con Agatha Christie, los personajes son estereotipos con los que la autora se divierte para dirigir al lector sobre una pista falsa. Una manera más de manipulación y ocultación.
En este juego de manipulación, es interesante señalar que, en las historias de Agatha Christie, el móvil y el autor del crimen no están siempre ligados, y que la estructura del enigma que responde a la pregunta del móvil no tiene, necesariamente, que coincidir con los personajes que podrían haber pasado a la acción.
Siguiendo el código del género que ella misma contribuyó a definir, Agatha Christie sigue una trama narrativa centrada en la investigación: el inicio de la historia siempre está marcado por un crimen y su descubrimiento. La puesta en marcha de los recursos narrativos y la historia de los principales personajes llega con la aparición del detective. Las situaciones dramáticas suelen tener lugar en lugares cerrados, y la investigación sigue su curso gracias a los testimonios de los diferentes personajes que van desfilando por la trama. Todas las coartadas deben ser estudiadas para llegar a la escena final, la denuncia, en la que el detective reúne a todos los protagonistas para decirles quién es el culpable y explicarles cómo ha llegado a esa conclusión. En ese momento, el detective pone en orden la historia falsa que se le presentó en un principio (y que él ha podido desmontar) para así la verdadera sucesión de los hechos.
Michael Green, guionista de la nueva versión de Muerte sobre el Nilo, dirigida por Kenneth Branagh (que además interpreta a Hércules Poirot) explica que “en una novela de Agatha Christie aparecen siempre personajes interesantes, sospechosos o no, que suelen funcionar a la perfección. Hemos aportado algunos cambios menores al escenario para mejorar a algunos de ellos y hemos fusionado otros para darles un toque más cinematográfico. Cada uno tiene un motivo potencial para matar, y una ocasión para hacerlo”.
Hércules Poirot, un detective literario
Un hombre maduro, bajito, con una cabeza en forma de huevo, con el pelo teñido, con “ojos verdes de gato” y un “bigote de colmillos” muy cuidado. Es así como podríamos describir a Hércules Poirot, un detective belga que vive retirado en Inglaterra y cuyo talento reside en su doble capacidad para estudiar la escena de un crimen y en su capacidad para escuchar con mucha atención a sus interlocutores.
“Hércules Poirot aparece como un heredero de Sherlock Holmes”, señala Meyer-Bolzinger, que también ha escrito un libro sobre el famoso método del detective inglés; “Agatha Christie retoma un estilo que recuerda mucho al de Conan Doyle con un detective privado – en este caso un policía retirado- y un narrador que es a la vez su confidente y su ayudante en las investigaciones. El capitán Hastings es casi un calco del Dr Watson. Y, hay muchos misterios, sobre todo en los cuentos, que retoman Las aventuras de Sherlock Holmes”.
Al contrario que Sherlock Holmes, que también tiene un ojo clínico y una perspicacia fuera de lo común, Hércules Poirot no se fija tanto en los indicios materiales, en las pistas del crimen. En la segunda novela en la que aparece, Asesinato en el campo de golf (1923), Poirot entiende que el crimen es una puesta en escena. La escena del crimen es por tanto un callejón sin salida, al contrario de lo que piensa el policía que le acompaña. El propio Poirot dice que recurre a la psicología y entiende a las personas y las cosas de manera más global, lo que le permite no dejarse engañar por las pruebas materiales. “Hércules Poirot aplica el método Sherlock Holmes, que consiste en apuntar a los pequeños detalles para construir su interpretación. La diferencia es que no lo hace sólo con las pruebas materiales como hace Holmes, sino sobre todo con las conversaciones. La supuesta psicología de Hércules Poirot consiste en que tiene una sensibilidad para con las palabras y las ambigüedades de los discursos”, constata Meyer-Bolzinger.
El director y actor Kenneth Branagh caracterizado como Hércules Poirot en Muerte en el Nilo, en cines desde el 18 de febrero de 2022.
El método de investigación de Hércules Poirot es de hecho una especie de investigación lingüística. Las incoherencias y las mentiras, puestas en contexto, son lo que le ayuda a comprender lo que ha pasado. Eso le permite solidificar el contrato de lectura establecido por Agatha Christie. Al contrario que Sherlock Holmes, que ve indicios materiales que, por naturaleza, se le escapan al lector, que no ve lo que se le describe, cuando seguimos una investigación de Hércules Poirot estamos realmente en igualdad de condiciones que el investigador, el lector tiene las mismas posibilidades de releer ciertos pasajes para así descubrir posibles disonancias.
'Muerte en el Nilo'
El método de investigación de Hércules Poirot se basa en el diálogo y la conversación. Es sin duda uno de los personajes más fácilmente trasladables a otras forma de ficción como el teatro o el cine. Han sido muchos los actores que le han puesto cara en búsqueda de nuevas audiencias.
Tras Asesinato en el Orient Express (2017), el director y actor Kenneth Branagh ha elegido adaptar Muerte en el Nilo, publicada en el Reino Unido en 1937. "De todas las novelas de la autora, esta es la más turbadora", afirma Branagh; "bajo un barniz de sofisticación, de seducción, de glamour y de romance, el deseo está presente en todo momento; frágil, devastador, peligroso y perturbador".
"El libro está escrito de manera impecable", corrobora Green; "la prosa de Agatha Christie alcanza su cima y una intriga maravillosa que se desdobla en una maravillosa solución".
Lejos de su querido Devon, Agatha Christie lleva la acción a lo largo del río Nilo, en el Alto Egipto, en el marco de una riqueza excepcional que la autora conoce bien. Las descripciones de este marco, aunque incompleto, son una evocación a los recuerdos dejados por un primer viaje que hizo Agatha Christie a Egipto con su madre y, más tarde, por las experiencias junto a Max Mallowan, su segundo marido, durante unas investigaciones arqueológicas. Posiblemente inspirada por los paisajes desde los que escribía, Christie hace abundantes descripciones de los decorados. "El entorno no es sino un pretexto", afirma Meyer-Bolzinger; "En sus novelas como Muerte en el Nilo no hace más que apoyarse en el arte de la variedad para que el lector no tenga la impresión de estar leyendo todo el rato lo mismo. El decorado es mínimo y sirve sólo como telón de fondo. Los personajes siguen siendo los peones que usa la autora para establecer su estrategia, que busca engañar al lector".
El misterio aquí es el siguiente: mientras que Hércules Poirot está de vacaciones en Egipto, conoce a una rica heredera estadounidense llamada Linnet Ridgeway y a su marido Simon Doyle, que están de viaje de novios. Linnet confiesa a Poirot que les persigue la antigua prometida de Simon. Poirot y los jóvenes recién casado se embarcan en un lujoso crucero por el Nilo. El capitán del barco hace llamar al detective: la joven esposa acaba de ser asesinada en su cabina. En esta oscura trama, los sospechosos son legión y el arte de la conversación será el arma principal del famoso investigador.
The Walt Disney Company es la propietaria de la productora de 'Muerte en el Nilo' y accionista mayoritaría de National Geographic Partners.
Este artículo se publicó en francés en nationalgeographic.fr