Rusia y Ucrania: unidos y divididos por una intrincada historia
Siglos de derramamiento de sangre, dominación extranjera y divisiones internas han dejado a Ucrania en una posición precaria entre Oriente y Occidente.
La violencia y la muerte se apoderó del Maidan de Kiev, o Plaza de la Independencia, en 2014 después de que el gobierno ucraniano, bajo la presión de Moscú, abandonara un acuerdo para fortalecer los lazos con la Unión Europea. Rusia sigue oponiéndose al acercamiento de Ucrania a Occidente y parece dispuesta a invadir a su vecino.
A medida que la amenaza de una invasión rusa de Ucrania y el inicio de las operaciones militares por parte de Moscú continúa dominando la actualidad informativa, una mirada retrospectiva a la larga y entrelazada historia de los vecinos en conflicto pone de manifiesto cómo se preparó el escenario para el conflicto actual.
Según ha informado El País, el presidente de Rusia Vladimir Putin, que ha agitado durante meses el argumento de que el de Kiev es un régimen nazi que discrimina a los rusoparlantes y que los ciudadanos de las regiones de Donetsk y Lugansk están sufriendo un “genocidio” ha afirmado en su anuncio que la agresión militar es para “defender y proteger” a la ciudadanía. “Nos esforzaremos por desmilitarizar y desnazificar Ucrania. Y también por llevar ante la justicia a aquellos que cometieron numerosos crímenes sangrientos contra civiles, incluidos ciudadanos de Rusia”, ha dicho Putin, con gesto serio en un mensaje de vídeo flanqueado por dos banderas rusas.
El patrimonio compartido de los dos países se remonta a más de 1000 años, a una época en que Kiev, ahora la capital de Ucrania, estaba en el centro del primer estado eslavo, Kyivan Rus, el lugar de nacimiento de Ucrania y Rusia. En el año 988 d.C., Vladimir I, el príncipe pagano de Novgorod y gran príncipe de Kiev, aceptó la fe cristiana ortodoxa y fue bautizado en la ciudad de Crimea de Quersoneso. Sólo así podrían entenderse las recientes declaraciones de Putin: “Los rusos y los ucranianos son un solo pueblo, un todo único”.
Una pintura del siglo XIX representa a Vladimir I, gobernante de la Rus de Kyiván (la cuna de Ucrania y Rusia), que eligió el cristianismo ortodoxo como nueva religión estatal en el año 988 d. C.
Sin embargo, a lo largo de los últimos 10 siglos, Ucrania ha sido dividida repetidamente por potencias competidoras. Los guerreros mongoles del este conquistaron la Rus de Kyivan en el siglo XIII. En el siglo XVI, ejércitos polacos y lituanos la invadieron desde el oeste. En el siglo XVII, la guerra entre la Mancomunidad Polaco-Lituana y el zarismo de Rusia puso las tierras al este del río Dniéper bajo el control imperial ruso. El este pasó a conocerse como la "orilla izquierda" de Ucrania; las tierras al oeste del Dniéper, o "orilla derecha", fueron gobernadas por Polonia.
Más de un siglo después, en 1793, la orilla derecha (occidental) de Ucrania fue anexionada por el Imperio ruso. Durante los años siguientes, mediante la política conocida como rusificación, prohibió el uso y el estudio de la lengua ucraniana, y se presionó a la población para que se convirtiera a la fe ortodoxa rusa.
Ucrania sufrió algunos de sus mayores traumas durante el siglo XX. Tras la revolución comunista de 1917, Ucrania fue uno de los muchos países que libraron una brutal guerra civil antes de ser totalmente absorbida por la Unión Soviética en 1922. A principios de la década de 1930, para obligar a los campesinos a unirse a las granjas colectivas, el líder soviético Joseph Stalin orquestó una hambruna que provocó la muerte de millones de ucranianos. Después, Stalin importó un gran número de rusos y otros ciudadanos soviéticos (muchos sin saber hablar ucraniano y con pocos vínculos con la región) para ayudar a repoblar el este.
La brutal campaña del líder soviético Joseph Stalin para colectivizar la agricultura provocó una hambruna generalizada en la década de 1930 que mató a millones de ucranianos. Tras la hambruna (que se conoció como Holodomor, que significa "muerte por hambre") se trajeron colonos de Rusia para repoblar el campo.
Un orador se dirige a una multitud en Chernivtsi, una ciudad del oeste de Ucrania, durante los "días de la reunificación" en noviembre de 1939. Apenas unas semanas antes, las tropas alemanas y soviéticas habían invadido Polonia y habían convertido a Ucrania occidental, antes bajo control polaco, en parte de la Ucrania soviética.
Estos legados históricos crearon líneas de fractura duraderas. Dado que el este de Ucrania cayó bajo el dominio ruso mucho antes que el oeste, los habitantes del este tienen mayores vínculos con Rusia y son más propensos a apoyar a los líderes de tendencia rusa. Por el contrario, Ucrania occidental pasó siglos bajo el control cambiante de potencias europeas como Polonia y el Imperio Austrohúngaro, razón por la que los ucranianos del oeste han tendido a apoyar a los políticos de tendencia más occidental. La población del este tiende a ser más rusófona y ortodoxa, mientras que partes del oeste son más ucranianas y católicas.
Con el colapso de la Unión Soviética en 1991, Ucrania se convirtió en una nación independiente. Pero la unificación del país resultó ser una tarea difícil. Por un lado, "el sentimiento de nacionalismo ucraniano no está tan arraigado en el este como en el oeste", dice el ex embajador estadounidense en Ucrania Steven Pifer. La transición a la democracia y al capitalismo fue dolorosa y caótica, y muchos ucranianos, especialmente en el este, añoraban la relativa estabilidad de épocas anteriores.
Peatones de Odessa, ciudad portuaria del Mar Negro en el sur de Ucrania, pasan junto a un cartel propagandístico soviético que ilustra conceptos como el de poder y justicia en 1991, el año en que Ucrania se convirtió en una nación independiente y se disolvió la URSS.
"La mayor división, después de todos estos factores, es la que existe entre los que ven con más simpatía el dominio imperial ruso y soviético frente a los que lo ven como una tragedia", afirma Adrian Karatnycky, experto en Ucrania y antiguo miembro del Consejo Atlántico de Estados Unidos. Estas fisuras quedaron al descubierto durante la Revolución Naranja de 2004, en la que miles de ucranianos se manifestaron a favor de una mayor integración con Europa.
En los mapas ecológicos puede verse incluso la división entre las partes meridionales y orientales de Ucrania (conocidas como estepas), con su fértil suelo agrícola, y las regiones septentrionales y occidentales, más boscosas, dice Serhii Plokhii, profesor de historia de Harvard y director de su Instituto de Investigación Ucraniana. Asegura que el mapa que representa las demarcaciones entre la estepa y el bosque, una línea diagonal entre el este y el oeste, tiene un "parecido sorprendente" con los mapas políticos de las elecciones presidenciales ucranianas de 2004 y 2010.
Crimea fue ocupada y anexionada por Rusia en 2014, seguida poco después por un levantamiento separatista en la región oriental ucraniana de Donbás que desembocó en la declaración de las Repúblicas Populares de Luhansk y Donetsk, apoyadas por Rusia. Hoy en día, las tropas rusas vuelven a concentrarse en las fronteras de Ucrania, líneas de fractura que reflejan la tumultuosa historia de la región.
Cortinas azules y amarillas (los colores de la bandera ucraniana) junto a una joven bailarina en Kiev. La mayoría de los ucranianos nacidos después de 1991 (la "Generación Nacida Libre") están deseosos de que su nación escape de la sombra de Rusia y se una a Europa y Occidente.
Partes de este artículo, aparecido en nationalgeographic.com, se publicaron originalmente en inglés durante la crisis de Crimea de 2014. Se ha actualizado para reflejar los acontecimientos actuales.