Descubren 2000 años de naufragios en una antigua y traicionera ruta marítima
Una expedición de la UNESCO a 8 países revela sorprendentes hallazgos en aguas del Mediterráneo que antaño se creía que los navegantes evitaban "a toda costa".
Arqueólogos subacuáticos de ocho países (Argelia, Croacia, Egipto, España, Francia, Italia, Marruecos y Túnez) exploraron la zona comprendida entre Túnez y Sicilia a bordo del buque de investigación Alfred Merlin en una expedición plurianual de la UNESCO.
El Mediterráneo atrae a los turistas con aguas tranquilas y brisas suaves, pero los antiguos navegantes sabían que podían surgir tormentas violentas en cuestión de minutos, y los arqueólogos supusieron en su día que ésa era una de las razones por las que sus barcos se ceñían a las costas. Propusieron que los marineros navegarían a la vista de puntos de referencia terrestres, en lugar de intentar cruzar los mares abiertos, a menudo peligrosos, entre Europa, el norte de África y Oriente Próximo.
Pero los descubrimientos de una misión de varios años de la agencia cultural de las Naciones Unidas, la UNESCO, han puesto en duda la idea de que los antiguos navegantes dependieran únicamente de la navegación de cabotaje, con un análisis que sugiere que navegar más allá de la vista de la tierra era rutinario en la antigüedad.
La localización de un pecio antiguo recién descubierto y de varios otros confirman ahora que los primeros mercaderes se atrevían a menudo a surcar los mares para sacar provecho de sus cargamentos de vino y aceite de oliva. Y la misión demuestra el valor de reunir a arqueólogos subacuáticos modernos de distintos países para que trabajen juntos, afirma la arqueóloga subacuática de la UNESCO Alison Faynot, que ayudó a coordinar la misión.
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Navegando en alta mar
En la última expedición, arqueólogos subacuáticos de ocho países (Argelia, Croacia, Egipto, España, Francia, Italia, Marruecos y Túnez) exploraron el Canal de Sicilia a bordo del buque de investigación Alfred Merlin, operado por el Departamento de Investigación Arqueológica Subacuática y Submarina (DRASSM) del Ministerio de Cultura francés.
Su zona de estudio incluía los traicioneros y poco profundos bancos de Skerki, frente a Túnez, y aguas más profundas al norte y al este que separan Sicilia del norte de África. Juntos forman la ruta de navegación más corta (144 kilómetros) entre Italia y África, y la región está llena de vida marina que ha atraído a los pescadores durante miles de años.
Miembros de la tripulación lanzan el ROV Arthur desde el Alfred Merlin. El vehículo teledirigido puede explorar pecios en las profundidades del fondo marino.
Entre los nuevos descubrimientos hay tres pecios cerca de los bancos Skerki, entre ellos un barco mercante romano que se hundió hace más de 2000 años. La arqueóloga subacuática Franca Cibecchini, del DRASSM, afirma que el navío, de 18 metros de eslora y parcialmente intacto en 54 metros de agua, transportaba ánforas cuando se hundió. El diseño de las tinajas de barro sugiere que en su día contenían vino de Italia; los arqueólogos recuperarán ahora algunas de las ánforas para comprobar esa hipótesis.
Los investigadores también utilizaron uno de los dos robots submarinos de Alfred Merlin, o ROV (vehículos operados por control remoto), para explorar y verificar la ubicación de otros tres pecios de la época romana en el lado oriental del Canal de Sicilia. Estos barcos también transportaban cargas de ánforas, que ahora yacen esparcidas por el fondo marino.
Según Cibecchini, la localización de los pecios demuestra claramente que los mercaderes de la época estaban dispuestos a navegar en línea recta entre Italia y el norte de África, en lugar de tomar una ruta más segura que bordeara la costa y adentrarse en una especie de Triángulo de las Bermudas mediterráneo.
Y añade que, gracias a tecnologías como los ROV y los AUV autoguiados (vehículos submarinos autónomos), los arqueólogos ya no exploran los pecios sólo en las aguas poco profundas a las que antes estaban restringidos. "Antes, la mayoría de los arqueólogos subacuáticos sólo podían bucear o buscar artefactos en las redes de pesca", explica Cibecchini.
En conjunto, los pecios nuevos y antiguos demuestran de forma concluyente que los primeros barcos mercantes solían abandonar las costas y cruzar mar abierto cuando había algún beneficio que obtener, un hallazgo que permitirá a los estudiosos comprender mejor cómo funcionaban las economías antiguas.
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Un miembro del equipo de la UNESCO navega con un ROV alrededor de un barco hundido en los bancos Skerki.
La sala de control del buque de investigación Alfred Merlin, donde los científicos buscan restos de naufragios.
Decenas de pecios
Los bancos de Skerki están prácticamente inexplorados, y los arqueólogos temían que hubiera poco que encontrar. Sin embargo, identificaron 24 nuevos pecios, que van desde la Antigüedad hasta la Edad Contemporánea, entre los cientos que cubren el fondo marino.
La parte occidental de los bancos Skerki está llena de rocas, a menudo ocultas por las rompientes y el fuerte oleaje, y algunas partes del fondo marino son peligrosamente poco profundas. Varios arrecifes peligrosos yacen bajo su superficie, incluido uno cerca del centro del Canal de Sicilia de tres kilómetros de largo. Las redes de arrastre de las operaciones pesqueras recogen regularmente artefactos junto con la vida marina de las profundidades del fondo marino.
"Sabíamos que era una zona muy peligrosa y que había habido muchos saqueos", explica Faynot. "Temíamos encontrar una zona desierta, pero nos alegró hallar pecios".
Un pecio relativamente reciente, un barco metálico de 76 metros de eslora, puede datar de finales del siglo XIX o principios del XX. Pero no se ve carga cerca y no parece ser un buque de guerra, afirma. Nuevas investigaciones con documentos históricos podrían ayudar a identificarlo.
Las ánforas romanas del fondo marino son restos de un antiguo cargamento, probablemente vino o aceite de oliva.
Descubrimientos en alta mar
El arqueólogo marítimo de la Universidad de Malta Timmy Gambin, que no participó en la expedición, afirma que la zona de los bancos Skerki fue muy navegada en la antigüedad, a pesar de los peligros: "La zona... habría sido algo que un antiguo marino necesitaba navegar pero quería evitar a toda costa".
Y añade que las tecnologías de aguas profundas, como los ROV del Alfred Merlin, han transformado la arqueología subacuática.
"En un pasado no muy lejano, las tecnologías de aguas profundas no estaban muy extendidas y los proyectos en aguas profundas eran cosa de unos pocos", afirma. Pero "ahora podemos hacer arqueología sistemáticamente en profundidad... [y] ahora la ciencia puede ser iniciada y dirigida por expertos locales".
Y aún queda mucho por descubrir en esta región. La última expedición sólo examinó los pecios a lo largo de la navegación norte y sur entre Sicilia y Túnez.
Pero también hay una navegación este-oeste aún por explorar, que unía las antiguas riquezas del Mediterráneo oriental con las naciones más jóvenes del oeste; y la capacidad de la UNESCO para poner en contacto a arqueólogos subacuáticos de distintos países ayudará a esas investigaciones, afirma Faynot.
Los pecios de otras épocas también podrían ayudar a completar la historia sumergida de la región: "Tengo la esperanza de que algún día encontremos, por ejemplo, un pecio medieval", afirma.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.