Breve historia del origen del voto femenino en EE.UU.
El Congreso aprobó la enmienda hace un siglo, pero las mujeres siguen sufriendo desigualdades en Estados Unidos.
Las mujeres hacen cola para votar por primera vez en Nueva York en 1920, tras la aprobación de la 19ª Enmienda.
El Congreso aprobó en España el voto femenino en 1931 en una sesión de la cual aún resuenan las palabras de la parlamentaria Clara Campoamor: "Yo, señores diputados, me siento ciudadano antes que mujer, y considero que sería un profundo error político dejar a la mujer al margen de ese derecho". En junio de 2023, casi un siglo después de la llegada del sufragio femenino a España (cuyo Gobierno cuenta hoy con más ministras que ministros) celebra sus primeras elecciones generales con una mujer entre los candidatos a la presidencia.
Merece la pena echar la vista aún más atrás para entender de dónde venimos. Aunque el primer país en legalizar el sufragio femenino fuese Nueva Zelanda en 1893, es bastante innegable que Estados Unidos ha constituido, en materia de lucha y consecución de derechos sociales, un incesante flujo de inspiración para gran parte de la sociedad a lo largo del siglo XX. Pero la primera potencia mundial también es un ejemplo de que conseguir un reconocimiento legal no implica el final de la lucha por la igualdad.
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Voto femenino en EE.UU.: así empezó lo que parecía un imposible
Sólo contenía 28 palabras (en inglés), pero una sola frase transformó los derechos civiles de las mujeres en Estados Unidos. Era el Artículo I de la 19ª Enmienda a la Constitución de EE.UU., el cual garantizaba que "El derecho de los ciudadanos de Estados Unidos a votar no será denegado ni coartado por Estados Unidos ni por ningún Estado por razón de sexo". Aprobada por el Congreso el 4 de junio de 1919 y convertida en ley en agosto de 1920, la enmienda otorgó a las mujeres poder político más de 130 años después de la fundación de la nación.
Fue la culminación de un siglo de agitación en favor del sufragio femenino. A partir de la década de 1840, las mujeres se organizaron en un esfuerzo concertado para conseguir el voto. Su objetivo parecía casi imposible: en 1848, cuando la sufragista Elizabeth Cady Stanton organizó la primera convención por los derechos de la mujer en Seneca Falls, Nueva York, el derecho al voto era sólo uno más en la letanía de derechos vetados a las mujeres. Se las disuadía de aparecer o hablar en público. Sus vidas estaban controladas por las de sus maridos, hermanos y padres, y la mayoría de las mujeres no podían firmar contratos, trabajar fuera de casa, heredar o poseer propiedades, ni recibir educación. En España, muchos de esos derechos que hoy vemos como normales no se asentaron hasta la muerte del dictador Francisco Franco y una vez aprobada la Constitución de 1978.
No obstante, las mujeres de todo Estados Unidos se organizaron y lucharon por el derecho al voto. "Nunca habrá igualdad completa hasta que las propias mujeres ayuden a hacer las leyes y a elegir a los legisladores", escribió la sufragista Susan B. Anthony. Su opinión fue compartida por generaciones de sufragistas.
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Una larga lucha por la igualdad electoral
Fue una lucha difícil. Algunas sufragistas votaron ilegalmente y cumplieron condena en prisión. Otras se encadenaron a las puertas de la Casa Blanca y se negaron a trabajar una vez en la cárcel. Otras recurrieron a actos de desobediencia civil no violenta e incluso violenta.
Sus primeros éxitos se produjeron en el Oeste, donde algunos legisladores varones esperaban que conceder a las mujeres el derecho al voto podría atraer a más mujeres a territorios como Wyoming, Colorado y Utah. Sin embargo, estas primeras victorias no consistieron en que los hombres entregaran el voto a las mujeres, sino que fueron más bien el inicio de una larga lucha.
Aunque el sufragio local se abrió lentamente a las mujeres en muchos estados, las sufragistas continuaron su lucha por el derecho al voto nacional durante todo el siglo XIX. Burladas, encarceladas, golpeadas y alimentadas a la fuerza, desafiaron los estereotipos de la época sobre el decoro femenino.
A principios del siglo XX, las sufragistas centraron sus esfuerzos en una enmienda constitucional. Utilizando tácticas como desfiles multitudinarios y un piquete de varios años en la Casa Blanca, poco a poco fueron inclinando la opinión pública hacia el derecho de voto para las mujeres. En 1878 se presentó por primera vez una enmienda sobre el sufragio; el Congreso tardó 41 años en enviarla a los estados para su ratificación.
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De cara al futuro
La 19ª Enmienda abrió la influencia política a las mujeres, pero no todas compartieron el sufragio durante algún tiempo. A las mujeres negras se les impidió el acceso a las urnas durante gran parte del siglo XX; las mujeres americanas nativas y asiáticas se enfrentaron durante muchos años a la prohibición de obtener la ciudadanía.
La enmienda tampoco garantizaba la igualdad de derechos; todavía no se ha convertido en ley una propuesta de enmienda que garantice a las mujeres la igualdad de protección en virtud de la Constitución, y las mujeres siguen enfrentándose a importantes disparidades sociales en comparación con los hombres. En abril de 2023, fracasó en el Senado de Estados Unidos una medida para ampliar el plazo de ratificación. 51 senadores aprobaron ampliar el plazo, pero la medida necesitaba 60 votos para entrar en vigor.
Aunque las mujeres son una minoría en los cargos públicos de Estados Unidos en una proporción de tres a uno, todavía no ha habido ninguna mujer electa como presidenta de Estados Unidos y solo Hillary Clinton en 2020 ha luchado por el puesto apoyada por uno de los dos grandes partidos, en Estados Unidos hay más mujeres que hombre que ejercen su derecho a votar.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.