Este templo submarino recién descubierto desvela el poder que tenían los nabateos de Petra
La impresionante ciudad de Petra, en la actual Jordania, fue construida por los nabateos con asombrosas sumas procedentes del comercio del lujo con Roma. Ahora, el descubrimiento de un templo-altar italiano sumergido muestra su poderío.
Un arqueólogo submarino agita los sedimentos de los restos de un altar de mármol blanco en las aguas de Puteoli (Italia). El altar pertenece a un antiguo templo de los nabateos, mercaderes del desierto cuya gran riqueza construyó ciudades como Petra, en Jordania. Los arqueólogos sospechan que el templo se encuentra bajo unos entre 30 y 60 cm de arena.
Las ruinas de la antigua ciudad romana de Puteoli son una mezcla desordenada de muros derribados, pilares y suelos de piedra rotos, la mayoría sumergidos bajo un metro y medio de agua en la tranquila bahía italiana de Nápoles. Un día de verano de 2021, buceando por Puteoli, el arqueólogo de la Universidad de Nápoles Michele Stefanile y su colega Michele Silani, de la Universidad Vanvitelli, descubrieron una losa de mármol blanco bajo un amasijo de piedras y arena, casi como si alguien hubiera intentado ocultarla torpemente, recuerda Stefanile.
Cuando los investigadores volvieron más tarde para retirar los escombros de alrededor de la losa, encontraron inscripciones en latín grabadas en ella, dedicadas a un dios adorado hace 2000 años en los lejanos desiertos de las actuales Jordania y Arabia Saudí. Se dieron cuenta de que se trataba de un altar y de una prueba que los arqueólogos llevaban más de un siglo esperando descubrir.
En una reciente rueda de prensa, funcionarios del Ministerio de Cultura italiano anunciaron que el altar de la bahía de Nápoles procede de un templo que fue la avanzadilla más occidental de los nabateos, una tribu de comerciantes y mercaderes del desierto que prosperó en la periferia oriental del imperio romano hasta el siglo IV d.C. "De confirmarse, sería un nuevo hallazgo de gran importancia", afirma el arqueólogo del Instituto Arqueológico Alemán Will Kennedy. "Es realmente espectacular".
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Un descubrimiento "extraño"
En sus mejores tiempos, los enigmáticos nabateos fueron mercaderes e intermediarios clave que conectaban el Imperio romano con los productos de lujo procedentes de Oriente. El autor romano Plinio el Viejo afirmaba que los ciudadanos-consumidores adinerados enviaban cada año asombrosas sumas de dinero a Arabia, India y China, lo que indicaba la importancia del comercio de codiciados productos como la seda, el incienso y las especias. Al controlar su paso por los desiertos de la península arábiga, los ricos nabateos financiaron un próspero reino cuyas ruinas, en lugares como Petra (Jordania) y Hegra (Arabia Saudí), siguen asombrando a los turistas.
Gran parte de ese comercio llegaba a Italia a través del puerto de Puteoli, hoy situado bajo la costa de la moderna Pozzuoli. Fundado por colonos griegos en el año 500 a.C., Puteoli se convirtió en el puerto más importante de los inicios del poder de Roma, y durante varios siglos todo tipo de mercancías, desde el grano egipcio hasta los leones del Coliseo, recalaban en Puteoli antes de dirigirse a la capital o a otras partes del Imperio. "Puteoli era la conexión de Roma con Oriente", afirma Stefanile.
El altar recién descubierto, junto con otro hallado en las proximidades, demuestran que los nabateos también estuvieron presentes en Puteoli, pero los habitantes del desierto no eran conocidos por su destreza marinera y carecían de puertos propios. Encontrar pruebas de un templo nabateo en Puteoli "es realmente extraño", afirma el historiador de la Universidad Northwestern (en Illinois, Estados Unidos) Taco Terpstra. "¿Por qué iban [los nabateos] a hacerse a la mar, recorrer medio Mediterráneo e instalarse en Puteoli? No es su especialidad".
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Una ciudad que se hunde resurge
Las pistas se conservaron por accidente geológico. Al igual que las cercanas Pompeya y Herculano, Puteoli está en el corazón de los Campi Flegrei, o "Campos de Fuego", un tramo de la costa italiana conocido por su actividad volcánica. El monte Vesubio, cuya erupción en el año 79 d.C. sepultó las ciudades de Pompeya y Herculano, se divisa en el horizonte hacia el este, y los geólogos han localizado otros 45 volcanes activos en la zona.
Imagen aérea de los muelles romanos sumergidos de Puteoli, que fue el puerto más importante del Imperio Romano. La ciudad se hundió en el mar como consecuencia de la actividad volcánica.
Los arqueólogos calculan que, en algún momento de la época romana, el suelo bajo el próspero puerto se hundió casi tres metros, inundando el paseo marítimo y sus edificios durante años o décadas. Pero la actividad volcánica también actúa en sentido contrario: hoy, las ruinas de Puteoli vuelven a levantarse. En la última década, el lecho marino se ha elevado casi un metro. Lo que comenzó en 2015 como un proyecto de arqueología subacuática es ahora parcialmente una excavación en tierra firme, y muchos de los templos, graneros y edificios comerciales que una vez bordearon el antiguo paseo marítimo de Puteoli están ahora bajo unos pocos centímetros de agua.
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Espacios sagrados en suelo extranjero
Stefanile y sus colegas, Michele Silani, arqueólogo de la Universidad Vanvitelli, y Maria Luisa Tardugno, investigadora de la Dirección General de Patrimonio de Italia, afirman que los nabateos debieron de tener una presencia visible en Puteoli. Utilizando drones y escáneres láser para cartografiar las ruinas submarinas desde arriba, Silani calculó que los altares recién descubiertos (parte de un templo más grande) se habrían situado en un lugar privilegiado hace 2000 años: a sólo 45 metros de la costa de la época romana, en una de las dos carreteras principales que subían desde la playa.
El templo habría desempeñado un papel fundamental para los mercaderes nabateos que se encontraban lejos de su hogar e intentaban proteger sus intereses económicos y sus creencias religiosas mientras estaban en suelo extranjero. "Necesitaban un templo para hacer tratos y acuerdos bajo la protección de sus dioses", explica Stefanile. "Esto les permitía celebrar ceremonias en los espacios sagrados de su tierra natal".
Al mismo tiempo, el templo era una especie de valla publicitaria para difundir la presencia de los mercaderes nabateos entre los clientes potenciales del ajetreado puerto, al tiempo que hacía un esfuerzo deliberado por conectar con la comunidad romana local. "Las inscripciones están en latín, utilizan mármol italiano y métodos de construcción italianos", explica Stefanile.
Una talla de mármol hallada en otro lugar de las ruinas de Puteoli describe lo que pudo haber ocurrido en el templo nabateo: en el año 11 d.C., quizá esperando la intervención divina en sus negociaciones o una bendición para el arriesgado viaje marítimo de regreso a casa, "Zaidu y Abdelge ofrecieron dos camellos a [el dios] Dushara". Por extraño que parezca hoy en día, no hay razón para dudar de que la ofrenda animal se enviara a través del Mediterráneo con el propósito expreso de sacrificarla: durante siglos, Puteoli fue el principal puerto de entrada de leones, avestruces, elefantes y otras bestias destinadas a entretener a las multitudes en las arenas romanas, señala Stefanile, así que ¿por qué no un par de camellos?
Según Terpstra, la presencia nabatea en Puteoli era una combinación de puesto de escucha y oficina de promoción comercial. Ayudaba a proporcionar a los mercaderes nabateos recién llegados los conocimientos locales que necesitaban para conseguir los mejores tratos, al tiempo que tranquilizaba a los comerciantes romanos en el sentido de que los nabateos eran socios dignos de confianza con pocas probabilidades de desaparecer en la noche con sus arcas. "No están allí para disfrutar de la brisa marina o de las vistas", afirma Terpstra: "Debe ser de algún modo beneficioso para el comercio".
Stefanile y sus colegas excavan actualmente en Puteoli con la esperanza de descubrir el resto de las ruinas del templo, que el arqueólogo calcula que se encuentran bajo unos 30 centímetros de arena. La investigación podría ayudar a responder otras preguntas sobre el destino del antiguo puerto marítimo, como por qué tantos edificios parecen haber sido abandonados a las olas que suben lentamente, en lugar de ser reubicados a medida que la ciudad se hundía. "Tuvieron tiempo de trasladar a la gente", afirma Stefanile. "¿Por qué lo dejaron todo allí?".
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.