Creyeron que una mangosta les hablaba, y se desató la locura
Ingeniosa, parlanchina y multilingüe, la extraña historia de Gef, la mangosta parlanchina, podría haber sido una anécdota que sirvió como antídoto a principios del siglo XX contra malas noticias.
Impresión artística de "Gef", la supuesta mangosta parlante que se hizo amiga de Voirrey Irving, una chica de 17 años de la Isla de Man, y su familia.
En la década de 1930, las noticias en Europa eran cada vez más terribles: el ascenso del fascismo, las amenazas de guerra, los efectos persistentes de la Gran Depresión. Pero en esa misma década, lectores de todo el mundo abrieron sus periódicos para leer algo mucho más positivo. O, al menos, alegre: historias sobre una mangosta parlante que supuestamente rondaba una casa de campo en una remota isla del mar de Irlanda.
Se llamaba Gef, y su extraña e inexplicable historia sigue despertando interés casi un siglo después: más recientemente en la ficción, en investigaciones retrospectivas y en Nandor Fodor and the talking mongoose [Nandor Fodor y la mangosta parlante], una comedia de 2023 protagonizada por Simon Pegg, Minnie Driver y la voz de Neil Gaiman como la mangosta parlante.
Esto es lo que debes saber sobre el misterioso ascenso y caída del supuesto poltergeist.
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Una granja encantada
La historia de Gef comenzó en Doarlish Cashen, una granja de la Isla de Man.
Situada en el Mar de Irlanda, entre Inglaterra e Irlanda, esta isla de 572 kilómetros cuadrados es una posesión de la corona del Reino Unido desde 1828, y es conocida por su belleza natural azotada por el viento y sus costas remotas y escarpadas. A principios de la década de 1930, los miembros de la familia Irving informaron de que oían ruidos extraños detrás de las paredes de su vieja casa de piedra. Al principio pensaron que se trataba de un ratón, pero al final la criatura empezó a hablarles. Se presentó como Gef (pronunciado "Jeff"), una mangosta octogenaria de Nueva Delhi (India).
Según James, Margaret y su hija adolescente Voirrey Irving, la mangosta hablaba con voz aguda y en varios idiomas. Conversaba con ellos, repetía sus conversaciones y a veces les amenazaba. Las noches se llenaron de los sonidos e historias de Gef, y los Irving dijeron que pronto se hicieron amigos suyos.
James Irving y su hija Voirrey, fotografiados en su casa de la Isla de Man, una remota isla del Mar de Irlanda.
Gef era ingenioso, mundano y burlón, y la familia empezó a dejarle comida y a mantener largas conversaciones con él. A cambio, la mangosta cazaba conejos para la familia, les contaba leyendas y cuentos de hadas y les hacía bromas. "¡Dividiré el átomo! ¡Soy la quinta dimensión! Soy la octava maravilla del mundo". También les dijo que podía matarlos a todos, "pero no lo haré", aseguró.
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Un amigo de la familia
Los tres miembros de la familia Irving dijeron que podían oír y conversar con Gef, que a veces hacía comentarios morbosos y que mostraba una especial predilección por Voirrey. Sus afirmaciones de que su casa estaba embrujada por un animal parlante invisible despertaron el interés local y le valieron a Gef el apodo de "el espectro de Dalby", en referencia al nombre del pueblo más cercano.
Los periodistas se enteraron de la historia y acudieron en masa a la isla, deseosos de averiguar si los Irving eran unos bromistas despreocupados o los autores de un auténtico fraude. Los Irving encontraron una justificación para el súbito silencio del animal: aunque Gef hacía ruidos cuando otros estaban cerca, no hablaba con extraños, y los Irving no podían presentar pruebas reales de su existencia.
No obstante, según escribió un periodista en 1931, "las personas que afirman que era la voz de la extraña mangosta parecen gente cuerda, honesta y responsable, y no es probable que se entreguen a una broma pesada, larga, prolongada y poco rentable para convertirse en la comidilla del mundo".
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Fama mundial, afirmaciones paranormales
Gef también atrajo la atención de los espiritistas, un movimiento entonces popular que afirmaba que los humanos podían comunicarse con el mundo de los espíritus a través de médiums y fantasmas. Los médium acudieron en masa a la Isla de Man para saber más sobre la mangosta fantasmal, y la atención mundial que suscitó el caso desencadenó una investigación del Instituto Internacional de Investigación Psíquica, un grupo con sede en Londres que afirmaba poder probar diversos fenómenos para determinar si eran reales.
Harry Price, investigador conocido por desenmascarar bulos relacionados con fantasmas, visitó la isla en 1935 junto con R.S. Lambert, empleado de la BBC, que editaba la revista The Listener, guía de programación de la BBC. Sin embargo, Gef no habló con ellos durante su visita.
Para apoyar su afirmación paranormal, James Irving envió a Price y Lambert muestras del supuesto pelo, dientes y garras de la criatura que resultaron ser del perro pastor de la familia. Un libro de 1936 sobre el caso concluía que, sin pruebas más sustanciales, Gef debía considerarse un engaño.
A pesar de la falta de pruebas de la mangosta, los Irving se negaron a dar marcha atrás. Gef "desgraciadamente existe. Es una cruz que tenemos que cargar", dijo James Irving a un periodista en 1936. Mientras los Irving se reafirmaban en sus declaraciones, sus partidarios también les defendían diciendo que era imposible que Gef fuera un fraude y dando fe de que los Irving eran una familia tranquila, honesta y modesta.
Pronto, Gef apareció en un lugar aún más improbable: los tribunales británicos.
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Juicio a Gef
Tras la investigación de Price y Lambert, éste escribió sobre Gef en la revista de gran tirada que dirigía, lo que atrajo aún más atención sobre el caso. Cuando un compañero de trabajo difundió el rumor de que Lambert creía en el ocultismo, le demandó por difamación y ganó.
Lambert también demandó a su empleador, la BBC, por motivos similares, lo que provocó que el entonces primer ministro británico Stanley Baldwin convocara una investigación especial sobre el asunto. La BBC quedó libre de toda culpa.
"Clasificando las diversas aventuras ocultas, periodísticas y legales de Gef", escribe el historiador Jeffrey Sconce; "es realmente difícil saber quién creía realmente qué [en el caso]. Es casi imposible separar a los que realmente creían que la mangosta podía existir de los que sólo pretendían creer que podía existir".
El misterio permanente de la mangosta parlante
Pero si Gef era realmente un engaño, los Irving nunca lo dejaron entrever. En una época caracterizada por el apogeo de los fraudes y bulos del espiritismo, muchas personas acabaron confesando, pero la familia Irving nunca reveló si se habían inventado a Gef. En cambio, se aferraron a su versión de los hechos: que una mangosta parlante se había instalado en su morada y había entablado una improbable amistad con ellos.
Al final, Gef dejó de hablar, después de que James Irving enfermara y Voirrey Irving creciera y se fuera de casa. Margaret acabó vendiendo la granja a un hombre que afirmó que, al año siguiente, había disparado y matado a un extraño animal en el terreno. Finalmente, Doarlish Cashen fue derribada. En cuanto a Voirrey, nunca cambió su historia sobre Gef y murió en 2005 sin retractarse.
¿Era Voirrey una ventrílocua? ¿Fueron los Irving simplemente víctimas de un delirio en masa? Los historiadores aún no tienen claro por qué la familia participó en una farsa de un año de duración, especialmente una que devaluó su granja, no les hizo ganar dinero y sólo les ayudó a alcanzar una fama repleta de controversia. Sea cual sea la respuesta, Gef ha continuado siendo una pesadilla durante décadas. Con el tiempo, la granja fue demolida y los Irving murieron.
Puede que hoy Gef guarde silencio. Pero las preguntas (y la fascinación) producidas por el "hombre mangosta" perduran, mucho después de que hayan desaparecido las supuestas huellas de su extraña existencia.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.