La historia de los estudiantes medievales de Oxford y su afición por asesinar
Esta daga testicular del siglo XIV, llamada así por su característica empuñadura, era de uso común en Europa durante la Edad Media como utensilio de mesa, herramienta y arma. En otras ocasiones recibe el nombre de "daga de riñón" y la llevaban muchos estudiantes medievales de la Universidad de Oxford, entre los que había muchos que parecían tener intenciones asesinas.
La Edad Media fue una época mortal para ser estudiante en la Universidad de Oxford, era tres veces más probable que cometiera un asesinato o fueras brutalmente asesinado que otros residentes de la ciudad inglesa.
Esta perturbadora estadística, basada en los archivos legales de ese periodo, posiblemente se debiera a una importante número de estudiantes hombres, jóvenes y solteros y la profusión de armas blancas, alcohol y trabajadores sexuales, según los investigadores.
Esto no era solo un problema en Oxford, pero también en muchas otras universidades en la Europa continental durante ese periodo, asegura Manuel Eisner, un criminólogo en la Universidad de Cambridge.
“Las quejas sobre la violencia de los estudiantes era común en toda Europa, ya fuera en París o en Bolonia", dice; "en cualquier parte, los estudiantes eran considerados un problema".
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La excepción asesina de Oxford
Eisner es el investigador principal de un proyeto llamado Medieval Murder Maps [Mapas de los asesinatos medievales], que marca los asesinatos en Inglaterra que recogen los registros de los coroners, unos funcionarios de la corona inglesa que investigaban crímenes.
En esa época, no había policía por lo que los coroners organizaban investigaciones con un jurado de ciudadanos locales cuando se producía una muerte violenta para intenter determinar quién era el responsable. Los registros de los coroners medievales son de los archivos legales más antiguos de Inglaterra y en se han convertido en una importante fuente para los investigadores, dice Eisner.
Hasta hace poco el proyecto solo hacía referencia a Londres, donde el Historic Towns Trust reunió y localizó en un detallado mapa escenas de asesinatos. Pero los investigadores han añadido Oxford y York, que en la Edad Media eran dos ciudades importantes, para desvelar los patrones de los asesinatos que ocurrían en esas localidades.
Según los registros de los coroners, el 75 por ciento de los asesinos y el 72 por ciento de las víctimas de Oxford fueron clasificados como "clericus", un término para referirse a estudiantes y profesores de la universidad.
El arqueólogo Julian Munby, que no participó en el proyecto, explica que la universidad la fundó la iglesia y todos los estudiantes eran "seminaristas de orden menor" (el rango inferior de los eclesiásticos), incluso si no tenían intenciones religiosas. Dada su categoría, señala Eisner, los estudiantes asesinos podían acogerse al "beneficio del clero", una laguna legal que evitaba su ejecución por parte del derecho común.
“William agarró a Adam y lo sujetó para que no se pudiera mover, entonces Walter le golpeó en la cabeza con su puño, para que cayera al suelo. Mientras se levantaba, Thomas de Keting le golpeó con un cuchillo largo en la cara a la altura de la boca, alcanzando la garganta; acto seguido le volvió a agredir con el mismo cuchillo... de lo cual murió la noche siguiente en torno a la medianoche.”
Según el registro de los coroners, en Londres hubo 142 asesinatos entre 1300 y 1340 (no hay registros de años anteriores), mientras que se registraron 130 asesinatos en la ciudad comercial de York (al norte del país), en cuatro décadas (1345-1385).
Por su parte, los registros de los coroners de Oxford hablan de 68 asesinatos en unos pocos años, sobre todo entre 1342 y 1348.
Dado que la población de Oxford era mucho más pequeña, los investigadores calculan que el ratio de asesinatos en la ciudad era cinco veces mayor que el de Londres y York en ese mismo periodo. Además, señalan que el índice de asesinatos en estas ciudades medievales es una 20 veces superior al de hoy en día, una diferencia que cree que se debe, en parte, a la ausencia de las técnicas policiales y tratamientos médicos modernos.
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Bravuconería masculina
Eisner dice que la violencia estudiantil en Oxford se enraizaba sobre todo en la bravuconería masculina adolescente: los estudiantes universitarios solían salir de casa por primera vez a los 14-15 años y pasaban a vivir en alojamientos atestados en la ciudad, en los que era más probable que tuvieran comportamientos más arriesgados.
Las tensiones violentas entre los estudiantes se verían agravadas por cuestiones étnicas o territoriales: los rivales podrían ser de Irlanda, Gales o Escocia, por ejemplo, o de las regiones septentrionales y meridionales de Inglaterra. Además, todo el mundo llevaba un pequeño cuchillo que usaban a diario para comer, lo que significaba que todos iban armados; algunos alumnos incluso llevaban cuchillos más grandes, espadas y otras armas para cuyo uso único era luchar, dice Eisner.
Si a todo eso sumamos que el alcohol era abundante en las cervecerías y tabernas de casi todas las calles y que varios de los enfrentamientos documentados entre estudiantes de Oxford fue motivado por "rameras" (trabajadoras sexuales), cuya presencia era normal en la ciudad medieval.
“"El domingo, después de la fiesta de San Nicolás, cerca de la hora de toque de queda, David llevó consigo a una 'ramera' llamada Christiana, de Worcester, a una calle llamada Scolestrete [Calle del Colegio] y entró en uno de los colegios. Allí algunos seminaristas [estudiantes], cuyos nombres se desconocen, esperaban a David. Le asaltaron y en dicho asalto resultó herido, de lo cual murió el sábado".”
Por otro lado, muchos de los asesinatos de York estaban conectados con el comercio textil, señala el historiador Stephanie Brown de la Universidad de Cambridge, a co-investigador del proyecto. En aquella época, la ciudad vivía de la industria lanera y los registros de los coroners de York señalan a asesinatos entre artesanos de la misma profesión, como fabricantes de guantes y sombrereros.
La próspera ciudad también atraía a trabajadores extranjeros, especialmente de Flandes (hoy Bélgica y Países Bajos). Pero, aunque los inmigrantes podía ser usados de cabezas de turco por los locales, sus nombre aparecen en los registros de los coroners en una cantidad proporcional a su número, lo que implica que se les veía como miembros legítimos de la sociedad, dice Brown.
Añade que los registros a veces hablan de homicidios entre inmigrantes e ingleses, lo que apunta al hecho de que todos vivían y trabajaban en el mismo espacio, un nivel de integración de la sociedad medieval inglesa que se desconocía.
"El homicidio es una relación social, las personas suelen conocerse antes de que estalle un conflicto", dice Brown.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.