El problema de que el teléfono se haya convertido en una máquina tragaperras
Los grandes jugadores de hoy en día ya no necesitan desplazarse a un casino para apostar, sólo necesitan un smartphone. En los últimos seis años, el panorama del juego se ha transformado para que sea más fácil que nunca empezar y seguir apostando en línea.
Los juegos de apuestas se han manifestado periódicamente a lo largo de la historia en todo tipo de formas y tendencias, pero su último pico podría estar dándose ahora. Sobre todo en occidente, sirva como ejemplo Estados Unidos: en el periodo posterior a la decisión del Tribunal Supremo de 2018 de anular la Ley de Protección del Deporte Profesional y Amateur (PASPA). La ley federal prohibía a la mayoría de los estados autorizar las apuestas en eventos deportivos competitivos.
De la noche a la mañana, EE. UU. vio cómo los anuncios de empresas de apuestas deportivas se volvían inevitables. Ahora los espectadores pueden esperar verlos no sólo en las retransmisiones deportivas, sino también en otros programas y en cualquier lugar donde se encuentren anuncios en Internet. Cuando se cumplieron cinco años de la decisión, los estadounidenses habían apostado más de 220 000 millones de dólares en deportes, y 2023 fue también el tercer año consecutivo en que los ingresos de las apuestas comerciales batieron récords. En la actualidad, 38 estados, incluido Washington D.C., permiten las apuestas deportivas de alguna forma.
En España, se había denunciado una situación similar con el aumento de las casas de apuestas y los anuncios de portales de juego online. El Gobierno promulgó un nueva ley más restrictiva en 2022, pero los datos apuntan a que el sector sigue creciendo y cada año bate récords de facturación.
El juego, que antes se consideraba un símbolo de inmoralidad, se ha vuelto mucho menos estigmatizado en las últimas décadas, afirma Jeff Derevensky, director del Centro Internacional de Problemas de Juego y Comportamientos de Alto Riesgo de los Jóvenes de la Universidad McGill (en Quebec, Canadá). "El juego ha pasado de ser un pecado y un vicio a una forma de ocio socialmente aceptable", afirma; "como resultado de esa aceptabilidad social, no tienes que esconderte".
El juego es más accesible que nunca. Esto hace que sea más fácil para las personas (incluidos los jóvenes que tienen dificultades para establecer y mantener límites) caer en una adicción grave. Desde 2018, ha habido más informes de alto perfil de adolescentes que caen en una adicción severa al juego, y los expertos han notado que varios adolescentes migran a las apuestas a través de los videojuegos, probablemente porque satisfacen necesidades psicológicas similares.
El problema también está patente en España, donde la ludopatía afecta a más de 150 000 niños, y el 20,1% de los estudiantes de 14 a 18 años ha jugado alguna vez con dinero online y/o presencial, según el informe de 2022 sobre trastornos comportamentales del Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones.
Entre 2018 y 2021, el riesgo de ludopatía en Estados Unidos creció un 30 por ciento, según el National Council on Problem Gaming, una organización sin fines de lucro que tiene como objetivo minimizar los costos económicos y sociales asociados con la adicción al juego.
La industria solo está preparada para crecer a partir de aquí, no solo en ingresos, sino también probablemente expandiendo la legislación legal del juego a áreas aún sin tocar.
"Cuando la gente me pregunta quién es más adicto al juego, suelo decir que es el Gobierno", afirma Derevensky; "son adictos a los ingresos que les reporta la industria del juego".
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Juegos de azar en cualquier lugar y a cualquier hora
Los casinos han sido durante mucho tiempo la imagen de la industria del juego, pero en lo que respecta a las apuestas deportivas, los grandes jugadores de hoy en día no tienen por qué resignarse a tener que desplazarse hasta el centro de juego más cercano o conseguir un corredor de apuestas de confianza para jugar a las apuestas: sólo necesitan un smartphone.
"Antes había que desplazarse a un local de juego", afirma Lia Nower, profesora y directora del Centro de Estudios del Juego de la Universidad de Rutgers (Estados Unidos); "ahora tienes el juego 24 horas al día, 7 días a la semana, en tu móvil. Tienes una casa de apuestas deportivas o un casino en el bolsillo, y puedes estar sentado cenando con tu familia, apostando fuera de casa".
Aun así, mientras que algunas personas pueden optar por no tirar nunca los proverbiales dados, a otras sólo hay que convencerlas para que lo intenten. Servicios sencillos de apuestas deportivas en línea, como BetMGM o DraftKings, facilitan el registro y el inicio de las apuestas, llegando incluso a ofrecer una serie de opciones de pago a través de diversas plataformas bancarias, como PayPal, para garantizar tanto la facilidad de los pagos como la rapidez de las retiradas.
Pero aquellos que no estén familiarizados con el sistema de apuestas podrían perder más de lo esperado. Características como las microapuestas, que consisten en jugar con las probabilidades de aspectos específicos o menores de un partido, o las apuestas combinadas del mismo partido, apuestas en múltiples eventos dentro de un mismo partido, son incentivos atractivos tanto para los recién llegados como para los jugadores experimentados, aunque cada una de ellas es arriesgada a su manera. Las apuestas combinadas al mismo partido, por ejemplo, tienden a depender en gran medida de su capacidad de predicción, y si una sola parte de la apuesta es errónea, se pierde toda la apuesta.
"La mayoría de las apuestas deportivas se realizan por Internet", afirma Joe Maloney, vicepresidente de la American Gaming Association (AGA), un grupo comercial nacional que representa al sector de los casinos de Estados Unidos. "Obviamente, eso refleja que los operadores del mercado legal y regulado se encuentran con los consumidores donde se encuentran cada vez más en la sociedad actual", añade.
La ubicuidad de las apuestas virtuales no significa que el juego en persona haya desaparecido; de hecho, ahora más que nunca, se pueden encontrar oportunidades casi en cualquier lugar donde se pase el tiempo libre, incluidos bares, boleras y recintos deportivos. Incluso los restaurantes han abierto sus puertas a las populares máquinas de juego tipo quiosco, con la esperanza de entrar en acción.
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¿Quién juega y cuándo se convierte en un problema?
La mayoría de los apostantes deportivos en Estados Unidos son hombres jóvenes, pero según la AGA, el mercado se ha diversificado rápidamente desde la derogación de la PASPA.
En 2023, según la asociación, el 6% de los apostantes deportivos tenían entre 21 y 24 años, mientras que el 34% tenían entre 35 y 44 años. Los mismos datos sugieren que el 64% de los apostantes deportivos en ese mismo año eran hombres.
El juego se ha considerado durante mucho tiempo un pasatiempo dominado por los hombres, y ha fomentado históricamente la conexión social. Hoy en día, el juego moderno se basa en el entretenimiento y en unir a la gente a través de la competición, afirma Timothy Fong, profesor clínico de psiquiatría y codirector del Programa de Estudios sobre el Juego de la UCLA (California, Estados Unidos). El auge de las apuestas sociales también puede allanar el camino para que los varones sean más propensos a desarrollar adicciones graves al juego.
"No se juega una vez y uno se vuelve adicto o enganchado", dice Derevensky; "es un trastorno progresivo. Lleva su tiempo".
Categorizado ahora como una condición crónica de salud mental en el DSM-5, el problema del juego puede ser difícil de diagnosticar debido a lo fácil que es ocultarlo. Se estima que afecta a alrededor del 1 por ciento de los estadounidenses, pero al igual que cualquier adicción, el juego a largo plazo puede alterar el funcionamiento del cerebro, y muchos jugadores problemáticos han informado de que sienten estrés, ansiedad y depresión en el momento álgido.
"Muchas veces la gente no quiere admitir que tiene un problema con el juego", dice Fong.
A menudo, dice, los pacientes no tienen ni idea de que tienen una adicción y reducen sus rachas perdedoras a mera mala suerte. Incluso si reconocen que tienen un problema, los ludópatas suelen enfrentarse a la vergüenza y evitan pedir ayuda. La falta de fondos para la investigación hace que los datos sobre la adicción al juego sean aún más confusos.
Mientras el sector sigue disparándose, los expertos sugieren a los ludópatas que sean responsables con sus decisiones e, independientemente del resultado, intenten aprender de la experiencia.
"Perder forma parte de la experiencia del juego, es parte de la vida, y averiguar cómo respondes a las pérdidas en cosas que te importan es muy, muy importante", afirma Fong.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.