Lo que hemos aprendido (y perdido) desde el hallazgo de los restos del Titanic

El derrumbamiento de la barandilla de la proa del barco (que aparece en la icónica escena de la película 'Titanic') es sólo el último de los episodios de deterioro del pecio.

Por Becky Little
Publicado 5 sept 2024, 12:37 CEST, Actualizado 10 sept 2024, 15:42 CEST
Tramo de barandilla del Titanic

En las décadas transcurridas desde que se descubrió el R.M.S. Titanic en el Atlántico Norte, el estado de los restos del naufragio se ha visto corroído por el óxido y las comunidades de microbios. Más recientemente, un tramo de la barandilla de su emblemática proa cayó al fondo del océano.

Fotografía de Emory Kristof, NatGeo Image Collection

En una de las escenas más memorables de la película Titanic (1997), de James Cameron, Leonardo DiCaprio se sube a una recreación de la proa del famoso barco y declara: "¡Soy el rey del mundo!".

En cierto modo, la escena ha adquirido algo más de simbolismo trágico desde hace unos días debido a una mala noticia: la empresa estadounidense RMS Titanic, Inc. publicó en agosto nuevas imágenes que mostraban que una sección de 4,5 metros de largo de la icónica barandilla de la proa real se había derrumbado, marcando un hito significativo en la desintegración del histórico pecio.

Desde que el R.M.S. Titanic se deslizó bajo las gélidas aguas del Atlántico Norte el 15 de abril de 1912, el desastre ha atraído enormemente el interés del público debido a la magnitud de la tragedia: aproximadamente 1500 de los 2200 pasajeros y tripulantes del barco perecieron después de que el coloso chocase contra un iceberg.

El descubrimiento de los restos del Titanic en 1985 ha provocado no pocos dramas sobre la conservación de los lugares históricos siniestrados. A continuación te contamos cómo se han desarrollado los conflictos más sonados sobre el hundimiento naval más famoso de la historia.

(Relacionado: Bob Ballard y James Cameron hablan de lo que podemos aprender del desastre del Titán)

1985: Descubrimiento de los restos del Titanic

Tras su hundimiento, los restos del Titanic permanecieron 73 años ocultos al mundo, pero no por falta de interés en encontrarlos. En 1914, un arquitecto propuso intentar sacar a flote los restos con electroimanes. Otras propuestas en los años 50, 60 y 70 fracasaron o nunca se llevaron a cabo.

Pero el 1 de septiembre de 1985, un equipo dirigido por el oceanógrafo estadounidense Robert Ballard descubrió por fin una de las calderas del Titanic, lo que les llevó a descubrir los restos del barco. La noticia saltó a los titulares internacionales. Sin embargo, la verdadera historia de cómo Ballard llegó a encontrar los restos del naufragio en aguas internacionales al sureste de Terranova (Canadá) permaneció en secreto durante muchos años.

Resulta que cuando Ballard, ahora National Geographic Explorer at Large, hizo el descubrimiento,  se encontraba en realidad en una misión secreta de la Guerra Fría para investigar los restos de dos submarinos nucleares estadounidenses. Aunque la búsqueda del Titanic no formaba parte de esta misión, Ballard le comentó a los oficiales de la Marina que quería buscar los restos del barco si tenía tiempo.

"La Marina nunca esperó que yo encontrara el Titanic, así que cuando ocurrió, se pusieron muy nerviosos por la publicidad", dijo Ballard a National Geographic en una entrevista anterior sobre la misión. "Pero la gente estaba tan centrada en la leyenda del Titanic que nunca conectaron los puntos".

1987 a 1997: Comienza el "salvamento" del Titanic

Inmediatamente después de la catástrofe del Titanic, los equipos de socorro rescataron los cuerpos de las víctimas y los objetos personales que flotaban en la superficie del Atlántico para enviarlos a sus familias. Sin embargo, el descubrimiento de los restos del naufragio en 1985 abrió nuevas oportunidades para quienes quisieran rescatar artefactos del Titanic, un acto que algunas personas han comparado a lo largo de los años con el saqueo de una tumba histórica.

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    Vista aérea de la barandilla de la proa del R.M.S. Titanic fotografiada en 1991. Los científicos han descubierto que el barco está repleto de bacterias que pueden corroer el metal.

    Fotografía de Emory Kristof, NatGeo Image Collection

    En 1987, una empresa estadounidense llamada Titanic Ventures Limited Partnership (la predecesora de RMS Titanic, Inc.) retiró unos 1800 artefactos de los restos del naufragio. Para llevar a cabo la controvertida expedición, se asoció con el instituto nacional de oceanografía de Francia, IFREMER, que había ayudado a la Marina estadounidense en la expedición de Ballard de 1985. Posteriormente, el Gobierno francés reconoció a Titanic Ventures como propietaria de esos artefactos.

    A principios de la década de 1990, Estados Unidos concedió a Titanic Ventures los derechos exclusivos de salvamento del Titanic. RMS Titanic utilizó esos derechos para realizar viajes adicionales a los restos del naufragio en 1993, 1994 y 1996, obteniendo aproximadamente 2200 artefactos más y atrayendo un mayor escrutinio. En 1997, el Congreso Internacional de Museos Marítimos denunció una exposición de estos artefactos en Memphis, Estados Unidos, alegando que RMS Titanic no estaba conservando adecuadamente los restos del Titanic y sus artefactos.

    Ese mismo año se estrenó la película Titanic, generando aun más interés público por los restos del barco: de un día para otro, muchísimos entusiastas del naufragio se mostraron dispuestos a pagar cuantiosas sumas a cambio de poder visitar los restos del trasatlántico.

    (Relacionado: Por qué la primera llamada de auxilio del Titanic no fue una señal de SOS)

    De 1998 a 2012: El auge del turismo del Titanic

    En 1998, una empresa británica llamada Deep Ocean Expeditions empezó a vender billetes de 32 500 dólares para ver el Titanic en un sumergible. RMS Titanic interpuso una demanda para impedirlo, alegando que sus derechos exclusivos de salvamento impedían a otra empresa realizar estas excursiones. El tribuna dio la razón a RMS Titanic, pero un tribunal de apelación revocó la sentencia en 1999, permitiendo a Deep Ocean que siguiese realizando las visitas.

    El interior de un camarote de primera clase del R.M.S. Titanic fotografiado en 1991 cubierto de óxido con dos ventanas abiertas. El ser humano también contribuye al deterioro del pecio, ya que el turismo y las expediciones científicas perturban el lugar.

    Fotografía de Emory Kristof

    Y no fueron los únicos que hicieron visitas turísticas a los restos del naufragio. En 2001, una pareja estadounidense se casó en un buque de investigación ruso mientras se situaba encima de la cubierta sumergida del Titanic. En 2002, la empresa estadounidense Bluefish comenzó a ofrecer a los turistas inmersiones en las profundidades del pecio. Deep Oceans ofreció su última excursión en 2012, año en que se conmemoró el centenario de la catástrofe, en medio de llamamientos de los conservacionistas para que se pusiera fin al turismo del Titanic.

    "No tengo ningún problema con que la gente vaya al Titanic, tengo un problema con que la gente destruya el Titanic", dijo Ballard a National Geographic en una entrevista de 2012 sobre el fenómeno. "Tenemos pruebas irrefutables de todo tipo de daños. Tenemos un mosaico fotográfico del barco antes de que aparecieran los submarinos, y [hoy] podemos mostrarte dónde han estado en el barco. Podemos mostrarte dónde derribaron la cofa".

    (Relacionado: Así se hundió y se descubrió el Titanic)

    2010: Cartografía arqueológica detallada del pecio

    En 2010, un grupo de socios gubernamentales y privados (entre ellos el RMS Titanic y el Instituto Oceanográfico Woods Hole de Massachusetts estadounidense) se propuso crear un mapa arqueológico detallado del pecio para analizar el deterioro que ya se había producido y determinar cuánto tiempo podría durar. Una combinación de factores naturales (como los microbios que forman comunidades en el pecio) y no naturales (como los sumergibles humanos que movieron la cofa) ya había provocado cambios visibles en el lugar.

    "Algunas personas piensan que la proa se derrumbará en un año o dos", dijo Bill Lange, director de la Institución Oceanográfica Woods Hole en una entrevista de 2010 con National Geographic antes del colapso de la proa. "Pero otros dicen que va a estar ahí durante cientos de años", añadió.

    Una vez que los restos del Titanic cumplieron 100 años en abril de 2012, calificaron para la protección bajo una convención de la UNESCO. Esto significa que los Estados que han ratificado la Convención sobre el Patrimonio Cultural Subacuático de 2001 pueden aprobar leyes contra el saqueo, la venta o la destrucción de los restos del Titanic. También pueden cerrar sus puertos a los buques que infrinjan el tratado.

    Sin embargo, Estados Unidos, el Reino Unido y Canadá nunca ratificaron la Convención, por lo que continuaron las controversias sobre el turismo, el salvamento y los derechos de propiedad de los artefactos del Titanic.

    La estructura metálica de un banco de cubierta del R.M.S. Titanic yace entre los restos del naufragio en el fondo del océano en esta imagen tomada en 1991. Desde entonces se le ha unido parte de la barandilla de la emblemática proa del barco.

    Fotografía de Emory Kristof, NatGeo Image Collection

    2016: El destino de los artefactos del Titanic, en peligro

    En 2016, RMS Titanic se declaró en quiebra, poniendo en peligro el destino de los aproximadamente 5500 artefactos que había recogido a lo largo de ocho expediciones. A pesar de las ofertas de museos para adquirir los artefactos y ponerlos a disposición del público, la empresa los vendió a fondos de cobertura por 19,5 millones de dólares en 2018.

    2023: El turismo del Titanic se vuelve fatal

    El turismo del Titanic también continuó, a pesar de las preocupaciones sobre cómo estaba afectando a los restos del naufragio. El ejemplo más reciente es el tour OceanGate Expeditions de junio de 2023 en el que un sumergible explotó, matando a las cinco personas a bordo.

    Pero ni siquiera esto fue suficiente para disuadir a todo el mundo del turismo del Titanic: casi un año después, un multimillonario estadounidense anunció sus planes de visitar los restos del naufragio en su propio sumergible.  

    También en 2023, varios científicos presentaron una nueva réplica digital de los restos del Titanic que documenta el lugar con increíble detalle. Aunque el barco ya se había deteriorado bastante desde su descubrimiento en 1985, esta réplica digital ya ha ayudado a preservar algo que el pecio real ha perdido para siempre: la mítica barandilla de la proa del barco que, hace poco más de un siglo, dejó de ser el rey del mundo.

    El Titanic 14 años después de sus últimas imágenes

    Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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