Einstein, un rebelde con causa

Te contamos diez actos de rebeldía del físico más famoso del mundo.

Por Patrick J. Kiger
Einstein el rebelde

Albert Einstein fue una de las mentes científicas más brillantes de todos los tiempos. Sin embargo, también era un rebelde que hacía caso omiso de las convenciones de su tiempo y se atrevió a desafiar abiertamente a la autoridad, no solo en la física teórica, sino también en otras áreas como las costumbres sexuales y la política. La naturaleza iconoclasta de Einstein surgió durante su juventud y siguió siendo un librepensador desafiante que nadó a contracorriente durante toda su vida.

La naturaleza rebelde del físico podría haberle ayudado a alcanzar altas posiciones intelectuales a las que otros no se atrevían a llegar, según afirma su biógrafo Walter Isaacson. «Ser inteligente te permite alcanzar cierto éxito», escribió Isaacson, «Especialmente ahora, vale la pena recordar que lo que hacía especial a Einstein era su impertinencia, su inconformidad y su aversión por los dogmas».

Aquí os presentamos 10 formas en las que Einstein se rebeló.

1. Demasiado guay para ir a la escuela

Genius – Mileva y su relación con Einstein
Einstein, sentado a la izquierda, con sus compañeros clase en su graduación de la Escuela Cantonal en Aarau, Suiza.
Fotografía de Universal Images Group

Einstein era tan brillante que antes de cumplir 15 años ya dominaba el cálculo diferencial e integral. Sin embargo, se sentía molesto con la rigidez casi militar impuesta en el instituto al que iba en Múnich, que ponía énfasis en la repetición y la memorización. El rechazo de Einstein a inclinarse ante la autoridad llevó a que uno de sus profesores le echase de clase, afirmando que «su mera presencia anula el respeto del resto de la clase hacia mí». Finalmente, Einstein dejó la escuela a los 15 años, tras obtener una carta de su médico de familia en la que decía que sufría fatiga debido a los nervios. Usó todo ese tiempo libre para estudiar por su cuenta y consiguió leer sin ayuda una enciclopedia de física de tres volúmenes. En el instituto en Suiza, se saltaba las clases y desesperaba a los profesores con sus faltas de respeto. «Eres un chico muy inteligente, Einstein», le dijo uno de ellos. «Pero tienes un gran defecto. Nunca dejas que te cuenten nada».

Para saber más: ¿Quién es Einstein?

2. Desafiaba los dogmas científicos ampliamente aceptados

Como describe Isaacson en su biografía de Einstein, el «maravilloso» flujo de trabajo que produjo Einstein en 1905 contenía ideas tan radicales que le llevó 17 años ganarse la aceptación de la comunidad científica y ganar el Premio Nobel que tanto se merecía.

3. No le iba la monogamia

A Einstein no le gustaban ni el matrimonio ni las tradiciones convencionales en torno al sexo. En el instituto se enamoró de una de sus compañeras, Mileva Marić. Ambos tuvieron una hija fuera del matrimonio, que o bien murió o bien fue dada en adopción, antes de casarse y tener dos hijos. Posteriormente, Einstein tuvo una aventura con su prima, Elsa Einstein, y finalmente dejó a Mileva para casarse con Elsa. Pero el científico todavía tenía lo que podríamos llamar una «atención desviada» y tuvo también deslices con otras mujeres.

4. Desafiaba las etiquetas políticas

Einstein era demasiado librepensador para encajar dentro de una única ideología. «Para mí es todo un misterio cómo un hombre inteligente puede adherirse a un partido [político]», explicó una vez. Como señala su biógrafo, Einstein apoyaba los ideales socialistas en la teoría, pero en la práctica no le gustaba el control estatal ni la autoridad centralizada. Era un pacifista que estaba totalmente en contra del militarismo, pero decidió que la guerra contra Hitler era una causa justificada.

5. Ignoró las normas de la moda y del aseo

Tras su llegada a Estados Unidos, Einstein fue dejando poco a poco de cortarse el pelo y de hacerse trajes. Su pelo se convirtió en una melena salvaje y normalmente llevaba camisetas holgadas de algodón y pantalones de pana, y no llevaba calcetines. «Para mí, las corbatas solo existen en recuerdos lejanos», bromeó en una ocasión.

6. Tenía creencias poco convencionales sobre Dios y la religión

Tras un breve periodo en su infancia durante el que fue judío practicante, Einstein empezó a rechazar la religión organizada, explicando que lo que había aprendido leyendo textos científicos le había convencido de que las historias de la Biblia no podían ser verdaderas. Sin embargo, Einstein sí creía en una presencia superior. Como explicó en una ocasión, más allá de los intentos humanos por entender la naturaleza «existe algo sutil, intangible e inexplicable. Mi religión consiste en la veneración de esta fuerza más allá de todo lo que podemos comprender».

7. Se oponía al nacionalismo, pero era un apasionado sionista

En su día, Einstein se oponía al nacionalismo y apoyaba un único gobierno mundial, pero tras haber visto la difícil situación que atravesó el pueblo judío durante la Segunda Guerra Mundial, aceptó la necesidad de establecer una nación judía en Israel. Sin embargo, Einstein también mostraba su solidaridad con los palestinos que estaban siendo desplazados por los colonos judíos. «Si somos incapaces de encontrar una forma de cooperación honesta y pactos honestos con los árabes», escribió en 1929, «entonces no hemos aprendido absolutamente nada durante nuestros 2.000 años de sufrimiento».

8. Le interesaba muy poco el dinero

Einstien disfrutaba de su fama, pero le importaba poco el dinero y no le interesaba aprovecharse de su notoriedad. Cuando aceptó su nombramiento en el recién creado Instituto de Estudios Avanzados en Princeton, le preguntaron qué salario anual quería que le pagasen. Einstein sugirió 3.000 dólares (2.743 euros), aunque cuando su mujer se enteró, insistió en subirlo a 16.000 dólares (14.630 euros).

9. Fue uno de los primeros defensores de la igualdad de razas y de los derechos civiles

En 1937, cuando un hotel de Princeton se negó a darle una habitación a la estrella de ópera afroamericana Marian Anderson, Einstein la invitó a quedarse en su casa. En 1946, Einstein aceptó una invitación para hablar en la Universidad Lincoln en Pensilvania, la primera en Estados Unidos en permitir el acceso de afroamericanos a grados universitarios. En su discurso, tachó el racismo como «una enfermedad de los blancos», una atrevida posición en un país que todavía se encontraba fuertemente segregada. Einstein siguió trabajando con el activista negro Paul Robeson en la American Crusade to End Lynching (Cruzada Estadounidense por Acabar con el Linchamiento).

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    Einstein se convirtió en ciudadano estadounidense en 1940.
    Fotografía de Bettman/Getty Images

    10. Desafió el macarthismo

    A pesar de la oposición de Einstein al militarismo y a la opresión totalitaria de la Unión Soviética, siempre advertía de que el miedo al comunismo no debería evitar que los estadounidenses ejercieran sus propias libertades civiles y políticas. Recomendó a los intelectuales del país que luchasen contra los excesos de los cazadores de comunistas del Temor Rojo siguiendo la filosofía de Gandhi de la desobediencia civil no violenta, incluso si eso significaba acabar en prisión. Einstein no dejó de ser un activista, incluso después de ser denunciado por los editoriales periodísticos y de los ataques por parte del senador Joseph McCarthy. Como relata Isaacson en la biografía del científico, después de que un crítico le enviase una postal blasonada con algo denominado el American Creed (que exhortaba a los ciudadanos a amar a su país, apoyar su Constitución y obedecer sus leyes), Einstein escribió en el margen: «Eso es precisamente lo que he hecho».

    SI quieres saber más sobre Einstein, no te pierdas la serie de Genius, en NatGeo Channel.

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