El Valle de los Reyes: la "Puerta del Más Allá" de los faraones
El famoso yacimiento del Antiguo Egipto abre una ventana al pasado de Reino Nuevo.
Las pirámides de Guiza y el delta del Nilo eran las tumbas elegidas por los faraones del Reino Antiguo de Egipto, pero los faraones del Reino Nuevo, que querían estar más cerca de la fuente de sus raíces dinásticas en el sur, construyeron sus criptas en las colinas de esta zona árida al oeste de Luxor, ahora llamada Valle de los Reyes.
Si bien los antiguos egipcios construyeron enormes monumentos públicos a sus faraones, dedicaron asimismo tiempo y dinero a crear mausoleos subterráneos ocultos.
La colección más famosa de estas elaboradas tumbas -el Valle de los Reyes- se encuentra en la orilla occidental del Nilo, cerca de Luxor.
Durante el Reino Nuevo de Egipto (1539-1075 a.C.), el valle se convirtió en un lugar de enterramiento real para faraones como Tutankamón, Seti I y Ramsés II, al igual que para reinas, sumos sacerdotes y otras élites de las dinastías XVIII, XIX y XX.
Las tumbas constatan los elaborados preparativos para el otro mundo, en los que se prometía la continuidad de la vida de los humanos y se esperaba que los faraones se fusionaran con los dioses. La momificación se utilizaba para preservar el cuerpo de modo que el alma eterna del difunto pudiera reanimarlo en el más allá.
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Las tumbas subterráneas también estaban bien provistas de todos los bienes materiales que un gobernante pudiera necesitar en el otro mundo. Los tesoros -como las máscaras de oro encontradas con el rey Tut- son deslumbrantes, pero las tumbas también contenían artículos más prosaicos.
"Incluían muebles, ropas (incluso ropa interior) y joyas. Es curioso que no tengamos libros, al menos de Tut", comenta Salima Ikram, profesora de egiptología de la Universidad Americana de El Cairo y becaria de National Geographic.
Las tumbas también estaban bien pertrechadas de comida y bebida suficientes, incluidos vino y cerveza, para los festines reales en el otro mundo, así como de objetos sagrados destinados a ayudar al difunto a alcanzar la vida eterna, incluso compañeros predilectos.
"Encontramos mascotas enterradas en las cercanías", dice Ikram. "Perros de caza, babuinos de compañía y gacelas".
¿Nos aguardan más misterios?
Los ladrones de tumbas, los cazadores de tesoros y los arqueólogos llevan siglos peinando el Valle de los Reyes, pero sigue dando sorpresas.
Muchos pensaron que las 62 tumbas descubiertas antes de 1922 representaban todo lo que se encontraría en el valle, hasta que Howard Carter descubrió el lugar de descanso de un niño rey llamado Tutankamón.
En 2005, un equipo dirigido por el arqueólogo Otto Schaden descubrió la primera tumba desconocida del valle desde la de Tutankamón. El yacimiento, bautizado como KV 63, se encontró a solo unos 15 metros de las paredes del lugar de descanso de Tut.
En KV 63 no había ninguna momia, pero sí sarcófagos, cerámica, ropa de cama, flores y otros materiales. Algunos creen que anuncia la presencia de otra tumba aún no descubierta.
"El KV 63 es un depósito de embalsamamiento; debe de haber una tumba que lo acompañe", afirma Ikram.
Al menos una tumba de un faraón ramésida tardío (Ramsés VIII) sigue sin descubrirse, y muchos creen que podría encontrarse en el valle.
Las pistas de estos descubrimientos pueden encontrarse en los escritos egipcios de la época que mencionan a notables que probablemente clasificaron de tumbas pero que no han sido identificadas.
"Se intenta averiguar lo que no se ha descubierto, e indagar dónde podrían estar, y luego buscar en esas zonas", repone David P. Silverman, egiptólogo de la Universidad de Pensilvania. "Nunca se sabe lo que se va a encontrar".
Pero si se encuentran más tumbas, ¿estarán en un estado relativamente bueno como la de Tut? Las previsiones no son halagüeñas.
Aunque sus entradas estaban bien escondidas, es probable que casi todas las tumbas reales conocidas del valle fueran robadas antes del final de la dinastía XX: los registros egipcios dan fe de los juicios a los ladrones y de los severos castigos impuestos.
Cuando el escritor griego Diodoro Sículo visitó las tumbas del valle (hacia el año 60 a.C.) escribió: "No encontramos allí nada más que los resultados del saqueo y la destrucción".
Es posible, tal vez, que alguna tumba que aún no se haya encontrado estuviera tan bien escondida que también se sustrajera a la atención de los antiguos ladrones. Solo el tiempo lo dirá.
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Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.