Encuentran uno de los esqueletos más antiguos de América en una cueva submarina

Por Redacción National Geographic

14 de septiembre de 2010

El Joven de Chan Hol, que fue enterrado cuando la zona era casi desértica, podría demostrar cuándo llegaron los primeros habitantes al continente, y quiénes eran.

Las cuevas de Chan Hol (que significa «pequeño agujero» en maya) se encuentran a unos 130 kilómetros al sur de Cancún y forman un gran agujero en la costa caribeña. En el año 2006 unos submarinistas alemanes traspasaron la entrada de la cueva, que está a unos diez metros de profundidad, y recorrieron más de 550 metros a través oscuros túneles llenos de estalagmitas. Descubrieron por casualidad los restos humanos de la edad de hielo y se lo notificaron a un grupo de arqueólogos de esa estado, Quintana Roo.

Durante los últimos tres años un grupo de investigadores dirigido por Arturo González, director del Museo del Desierto de Saltillo, México, ha estado estudiando y documentando los huesos en la propia cueva, para no pasar por alto ninguna de las pruebas. A finales de agosto se subieron por fin los huesos a la superficie para estudiarlos en un laboratorio, tras introducirlos en bolsas llenas con agua de la cueva y sellar los restos en cubos de plástico.

Hace diez mil años como mínimo, al derretirse los grandes casquetes de la Edad de Hielo, la cueva de Chan Hol se llenó de agua de mar. Según los investigadores, es imposible que un ser humano se adentrase a tanta profundidad en la cueva después de inundarse, por eso creen que el esqueleto tiene como mínimo diez mil años. La edad exacta de los restos óseos se está determinando ahora mismo mediante una datación por carbono 14 que estará listas dentro de tres o cuatro meses.

Este esqueleto es el cuarto que se localiza en una cueva submarina de la zona de Tulum. Se cree que uno de los esqueletos encontrados –bautizado como la Mujer de Naharon, o la Eva de Naharon– es aún más antiguo, de hace unos doce mil años.

El esqueleto del Joven de Chan Hol, que está completo en un sesenta por ciento aproximadamente, está muy bien conservado para tratarse de un espécimen tan antiguo. Los dientes muestran poco desgaste, lo que hace pensar a los investigadores que el individuo era relativamente joven en el momento de su muerte.

Por el momento, los huesos permanecerán entre seis meses y un año dentro de una cámara especial, para secarse y para permitir que los minerales se endurezcan, de modo que los restos resulten menos frágiles. Tras este proceso los huesos se escanearán para crear modelos informáticos en tres dimensiones que se podrán comparar con los huesos de otros restos de nativos del continente, según cuenta González, el director del proyecto.

El esqueleto encontrado en México

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