En la Europa medieval comer momias era más común de lo que pensamos
Debido a una serie de malentendidos y traducciones erróneas, los europeos medievales creían que consumir cadáveres embalsamados podía curarles de enfermedades.
Arqueólogos asisten al desenvolvimiento de la momia de Ta-Uza-Ra, sacerdotisa de Amón, en este óleo de finales del siglo XIX del artista francés Paul Philippoteaux. La egiptomanía reinó durante la era victoriana, por lo que las fiestas para desenvolver momias eran un pasatiempo popular.
¿Te encuentras mal? En la Europa del siglo XV, el remedio para el dolor de cabeza, la enfermedad estomacal o el cáncer podía venir acompañado de una momia egipcia.
Durante siglos, los cuerpos embalsamados fueron apreciados en todo el continente no por su valor histórico, sino por sus supuestos beneficios médicos. He aquí la sorprendente razón por la que la gente anhelaba y comía momias.
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¿Cómo empezó la gente a comer momias?
La práctica de consumir partes de momias del antiguo Egipto (y, más tarde, cadáveres embalsamados de todo tipo) comenzó en el siglo XI. Según el historiador Karl Dannenfelt, todo empezó por una serie de errores de traducción y malentendidos.
La truculenta historia gira en torno a una palabra: mumia. Apreciada por sus cualidades curativas, la mumia era una sustancia encontrada en una ladera de una montaña persa donde se filtraba del asfalto de roca negra. Llamada así por la palabra local para cera, mum, la sustancia se utilizaba con diversos fines médicos y se ganó en el mundo árabe la reputación de ser cara, preciosa y eficaz.
Pero cuando los europeos occidentales empezaron a conocer el mundo islámico y a traducir sus textos, un único error de traducción provocó una confusión generalizada sobre el significado de mumia. Según Dannenfelt, varios traductores de los siglos XI y XII identificaron erróneamente la mumia como una sustancia que se exudaba de los cuerpos conservados en las tumbas egipcias.
Parte de la confusión se debía a la similitud de la palabra mumia con la palabra momia, y también al hecho de que algunas momias del antiguo Egipto se embalsamaban con asfalto. Los científicos saben ahora que sólo algunas momias se hacían con ese proceso. Pero los europeos occidentales, fascinados por los antiguos hallazgos en Egipto, se quedaron con el concepto y la momia pasó a asociarse con cuerpos embalsamados en lugar de con el preciado asfalto de una montaña persa.
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Canibalismo médico
La mala traducción y los malentendidos médicos se combinaron ahora con otra creencia falaz, pero antigua: que el cuerpo humano contenía propiedades que podían curar a otros humanos.
Aunque lleva inscrita la palabra mumia (una sustancia medicinal hallada en la ladera de una montaña persa), este recipiente boticario del siglo XVIII pudo contener momias molidas. En un error de traducción épico, los europeos occidentales que leyeron sobre la momia creyeron que la sustancia procedía de cadáveres embalsamados.
Durante generaciones, los humanos han practicado lo que hoy se conoce como canibalismo médico en un intento de mejorar su salud. Desde la creencia de que la sangre de los gladiadores podía curar la epilepsia hasta el uso de grasa humana en remedios caseros, el canibalismo médico estaba muy presente en la Europa occidental medieval. Con la llegada de la momia, los médicos creyeron encontrar una nueva fuente de productos curativos elaborados a partir del cuerpo humano.
La momia se prescribía para todo, desde dolores de cabeza hasta infartos, y se desató una fiebre de momias. De repente, la gente saqueaba las tumbas egipcias no sólo en busca de joyas o cerámica, sino de los cuerpos que contenían, y los astutos vendedores empezaron a coleccionar y vender momias. La demanda superó rápidamente a la oferta, lo que dio lugar a un intenso comercio de momias falsas. Los ladrones de cadáveres y los comerciantes poco éticos empezaron a convertir en "momias" cadáveres recientes y cuerpos de criminales ejecutados, personas esclavizadas y otros, en un intento de sacar provecho de la moda.
Los ladrones de cadáveres "robaban de noche los cuerpos de los ahorcados", escribió un observador, que señaló que los cuerpos se embalsamaban con sal y drogas, se secaban en un horno y se molían para convertirlos en polvo que los boticarios añadían a sus remedios caseros.
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Los victorianos y la egiptomanía
Aunque el escepticismo sobre la momia fue creciendo a lo largo de los siglos, la fascinación por las momias no hizo sino aumentar.
La egiptomanía fue tan pronunciada en Inglaterra durante la era victoriana que, en el siglo XIX, desenvolver momias se convirtió en un pasatiempo popular en las salas de conferencias, los hospitales e incluso las casas particulares, cuando los hombres británicos regresaban a casa de expediciones arqueológicas, destinos coloniales o visitas turísticas con cuerpos que habían saqueado de las tumbas egipcias.
A pesar de la prohibición de exportar antigüedades, los europeos siguieron buscando momias tanto para satisfacer su curiosidad como para obtener componentes para remedios médicos. No fue hasta finales del siglo XIX cuando la momia dejó de utilizarse.
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Aun así, la fascinación del mundo por los "remedios" del antiguo Egipto se mantiene. Para comprobarlo, basta con echar un vistazo a la estantería de productos para el cuidado de la piel de tu tienda local, donde las cremas "mágicas" y otros artículos para el cuidado de la piel utilizan motivos del antiguo Egipto en su material publicitario. Puede que ya no comamos los subproductos de las momias para mantenernos sanos, pero la mística del antiguo Egipto sigue siendo tan fuerte como siempre.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.