Fotografías de las posesiones más valoradas de las élites vikingas
El yacimiento encontrado en Escocia incluye restos de saqueos de monasterios que han permanecido enterrados durante más de mil años.
27 de marzo de 2017
Durante generaciones, las sagas vikingas hablaban sobre enormes tesoros protegidos por dragones que escupían fuego, cuando en realidad los tesoros vikingos son bastante raros.
Recientemente, un equipo de investigadores ha revelado el contenido que un aficionado a la detección de metales había encontrado en la región escocesa de Galloway. Los artefactos abarcan desde brazaletes de plata inscritos con runas, broches de plata anglosajones, joyas de oro y fragmentos de seda con complejos bordados, e incluso preciados restos de plantas, todo ello enterrado en una vasija de metal con hermosos ornamentos.
«Es una selección de objetos extraña y maravillosa», afirma Olwyn Owen, estudiosa independiente y especialista en vikingos de Edimburgo. Añade que los propietarios vikingos «llenaron la vasija hasta arriba, luego la envolvieron con capas de tela y la enterraron».
Existen textos medievales que fechan la llegada de los vikingos a las islas Británicas en el año 790 d.C., cuando los violentos escandinavos aparecieron por sorpresa en las costas, saqueando monasterios y aterrorizando a las comunidades locales. Durante los tres siglos siguientes, los ambiciosos jefes vikingos y sus seguidores llegaron para conquistar y colonizar territorios en Inglaterra, Irlanda, Gales y Escocia, hasta que ellos y sus descendientes fueron finalmente derrotados o asimilados.
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Los arqueólogos creen que, a juzgar por el estilo de los brazaletes y otros objetos, el tesoro de Galloway data de principios del siglo X. En aquellos días, las fuerzas vikingas habían sufrido graves reveses en Irlanda, y la tradición popular de Galloway hace «referencia a un ejército vikingo derrotado por un ejército escocés» en una localidad de Galloway, según Derek McLennan, aficionado a la detección de metales que descubrió el tesoro.
Intrigado por dicha tradición y otras evidencias, McLennan decidió buscar el rastro de los vikingos meticulosamente. El 1 de septiembre de 2014, cuando se encontraba explorando con un pequeño grupo de socios, McLennan halló un brazalete de plata que tenía un diseño vikingo, así como una gran cruz de plata y otros dos artefactos. Llamó de inmediato a las autoridades, quienes, a su vez, enviaron rápidamente a la escena al arqueólogo Andrew Nicholson, del ayuntamiento de Dumfries y Galloway. Era una oportunidad sin precedentes.
«Los tesoros nunca son excavados por arqueólogos», señala Owen. Por el contrario, casi todos han sido descubiertos «de forma accidental durante la construcción de caminos, en el siglo XIX o simplemente, extraídos del suelo» por excavadores aficionados.
La excavación arqueológica controlada reveló no un tesoro, sino dos. En la capa superior, el equipo excavó un fistol de oro con forma de ave, así como 67 lingotes y brazaletes de plata, muchos producidos por orfebres en Irlanda. La plata se utilizaba como efectivo en el mundo vikingo: la élite arrancaba pedazos para comprar ganado u otros bienes, recompensar a los seguidores leales, o «pagar a las tropas» de los ejércitos mercenarios vikingos, explica Nicholson.
Unos ocho centímetros por debajo de ese nivel, Nicholson y sus colegas hallaron una gran vasija de metal con tapa enterrada boca abajo, quizás para impedir que penetrase el agua subterránea. Resultó estar repleta de tesoros, muchos de ellos envueltos con cuero y textiles finos. «Nada fue arrojado dentro de la vasija», informa Owen. «Todos los artefactos fueron envueltos con mucho cuidado y empaquetados de forma muy compacta. Son objetos tan especiales que claramente tenían una importancia enorme para su propietario vikingo», añadió.
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Un mal día para los anglosajones
Uno de los hallazgos más importantes es la propia vasija. Con abundante decoración, es una hermosa pieza forjada con una aleación de plata y cobre por orfebres del imperio Carolingio medieval, el cual se extendía desde Francia hasta Alemania y fue gobernado, en un momento determinado, por Carlomagno.
«Es un descubrimiento verdaderamente inusual», apunta Colleen Batey, arqueóloga y especialista en vikingos de la Universidad de Glasgow. Solo se han encontrado seis vasijas carolingias como esa, y muchos eruditos creen que se usaban en ceremonias importantes de la iglesia católica. De modo que es posible que invasores vikingos robaran la vasija de Galloway cuando saquearon un rico monasterio.
Dentro de la vasija, los conservadores encontraron una colección imponente de artefactos medievales. Entre los más notables se contaban nueve broches de plata, algunos con una rica decoración. Owen dice que la mayor parte de esta joyería fue creada por orfebres anglosajones muy diestros y que los objetos habrían sido muy apreciados por sus propietarios. Según Owen, para que los vikingos hayan obtenido semejante colección, «algún monasterio o asentamiento anglosajón debió tener un día muy malo».
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Los conservadores también hallaron muchos otros objetos preciosos, desde un lingote de oro hasta cuentas cubiertas de plata, un pendiente de oro muy ornamentado que alguna vez pudo haber albergado una reliquia sagrada, y lo más extraño de todo, dos grandes semillas de plantas. Los botanistas todavía no han identificado la especie, pero Owen sospecha que pueden proceder de una planta exótica que crecía muy lejos del corazón del territorio vikingo. Quien haya llenado la vasija, debió pensar que las semillas eran «muy especiales y dignas de acompañar a toda esa plata y ese oro, extremadamente valiosos», dice Owen.
Incluso algunas telas usadas para envolver el contenido de la vasija son rarezas en sí mismas. Expertos en textiles del Laboratorio Anglosajón de York, Inglaterra, identificaron varias muestras como brocado de seda, un género suntuario producido en los telares de Bizancio, el norte de África o el sur de España. Era una tela importada muy costosa en la Europa medieval, reservada eminentemente a los ricos y poderosos: reyes y reinas, clerecía de alto rango y santos sepultados en iglesias cristianas.
Cómo el dueño del tesoro se hizo con todo eso y por qué decidió enterrarlo son dos preguntas interesantes. Owen señala que la investigación del tesoro de Galloway apenas ha dado comienzo, pero está convencida de que todos los datos arqueológicos que empiezan a salir de él proporcionarán nueva información esencial sobre los vikingos de Escocia. «Este tesoro aumentará enormemente nuestra comprensión de los movimientos vikingos en el paisaje, sus interacciones con otros pueblos, su artesanía, e infinidad de otros temas», concluyó.
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