Identificados los cuerpos de los líderes desaparecidos de Jamestown

En el lugar donde Pocahontas contrajo matrimonio han aparecido los restos de los primeros colonos británicos establecidos permanentemente en América.

Por Mark Strauss
Esqueletos de Jamestown
Los restos de los cuatro hombres se encontraban en un pobre estado de conservación, tan solo se pudo recuperar alrededor del 30 por ciento de cada esqueleto.
Fotografía de James Di Loreto

Un explorador, un miembro de la nobleza, un soldado y un capellán: cuatro hombres que puede que la historia hubiese olvidado de no ser porque juntos establecieron el primer asentamiento británico permanente en América.

Y ahora, cuatrocientos años más tarde, sus cuerpos han sido identificados.

El descubrimiento fue anunciado el jueves en el Museo Nacional de Historia Natural Smithsonian. Un equipo de investigadores, liderado por el antropólogo forense Douglas Owsley, ha confirmado que cuatro esqueletos desenterrados en el presbiterio de la histórica iglesia del año 1608 de Jamestown –donde Pocahontas se casó con John Rolfe- son los restos del reverendo Robert Hunt, el capitán Gabriel Archer, Sir Ferdinando Wainman y el capitán William West.

“Hemos descubierto a cuatro de los primeros líderes de toda la empresa británica en América”, dice James Horn, presidente del proyecto arqueológico Redescovering Jamestown.

Los cuerpos fueron encontrados en 2010, cuando arqueólogos descubrieron la iglesia de 1608. Sabían que se trataba de hombres de importancia, ya que las tumbas en el presbiterio tradicionalmente están reservadas para los miembros más destacados de la iglesia anglicana. Las excavaciones de las tumbas comenzaron en el 2013.

En este vídeo podrás ver dónde estaban enterrados los cuatro hombres bajo una iglesia en la temprana colonia americana de Jamestown.

El descubrimiento aporta nuevos datos sobre la vida, la muerte y la religión en la América antigua. Aunque tan solo un 30 por ciento de cada uno de los esqueletos recuperados permanece intacto, los científicos fueron capaces de identificar los cuerpos gracias a múltiples evidencias, incluyendo la forma en que fueron enterrados, análisis químicos, estudios genealógicos e imágenes en 3D.

Por ejemplo, estudiando los dientes de los esqueletos, expertos forenses fueron capaces de determinar cuál era la edad de los hombres al morir. Esta información se utilizó para cruzar datos con los registros de bautismos y de asistencia a universidades.

Los dientes también proporcionaron pistas sobre cuántos años habían vivido esos hombres en la colonia. Aquellos que habían pasado más tiempo en el Nuevo Mundo tenían los dientes en peor estado y presentaban más abscesos. Owsley especula que esto se debía principalmente a los cambios en la dieta. Mientras que en Inglaterra, los hombres se habían alimentado a base de cebada y trigo, en América la dieta cambió al maíz, el cual es un carbohidrato adherente que produce mayor propensión al deterioro de la dentadura.

La acumulación de datos del estudio nos aporta una visión muy matizada de la vida, la muerte y las creencias religiosas durante un momento de cambio esencial en la historia de la colonia, justo cuando estaba en el umbral del fracaso debido a las hambrunas y las enfermedades.

Los arqueólogos han descubierto cuatro tumbas en el presbiterio de la iglesia de Jamestown, una zona tradicionalmente reservada para el enterramiento de los miembros más destacados de na congregación anglicana.
Fotografía de Donald E. Hurlbert

La dureza del nuevo mundo

Jamestown es recordado por muchas primeras veces en la historia. Como el primer asentamiento permanente de Inglaterra en el Nuevo Mundo, representaba el comienzo del imperio británico que posteriormente se extendería a lo largo del globo. Marcó la creación del gobierno legislativo en América, estableciendo la Asamblea General de Virginia, la cual sigue reuniéndose hoy en día. Y trágicamente, tuvo una gran importancia en el establecimiento de la institución de la esclavitud en América, con la llegada de trabajadores no remunerados para el servicio procedentes de África en 1619.

No obstante el aspecto más destacable de la historia de Jamestown es que consiguió sobrevivir. Fue una empresa poco planificada desde el inicio. La Compañía de Virginia, la cual fundó el asentamiento, no incluyó muchos granjeros entre los colonos. En su lugar recibieron instrucciones de obtener los alimentos mediante el trueque con los indígenas locales, mientras focalizaban sus esfuerzos en la tarea principal que era la búsqueda de metales preciosos. Las tierras de alrededor eran pantanosas, estaban repletas de mosquitos y escaseaba el agua potable. Los líderes se enfrentaban y competían por el poder político. Asediados por la sequía y las hambrunas, los colonos llegaron incluso a recurrir al canibalismo. De las 6000 personas que se asentaron en Jamestown entre 1607 y 1625, unos 4800 murieron por el hambre y las enfermedades.

El capitán Gabriel Archer, uno de los cuatro cuerpos identificados por los arqueólogos, se encontraba entre los primeros colonos de Jamestown y también entre las primeras bajas. Murió en 1609 o a principios de 1610 a los 34 años de edad durante un “tiempo de hambruna”, un periodo de seis meses durante el que fallecieron 250 personas.

Aunque era relativamente joven, Archer había sido un experto explorador. Había formado parte de la expedición de prospección minera que en 1602 había navegado por las costas de Maine, Massachusetts y el norte de Virginia. En 1607, Archer había sugerido establecer Jamestown en un lugar al este de donde se encuentra College Creek en la actualidad. La zona abunda en vida salvaje, tierra fértil y árboles para conseguir madera. Pero su sugerencia fue rechazada porque el río era demasiado estrecho en ese lugar para que los barcos pudiesen llegar. En cuanto se produjo el asentamiento en Jamestown, formó parte de la primera expedición a lo largo del río James hacia el interior. Se mostró como un cronista con talento, escribiendo informes detallados sobre las gentes y las tierras que se encontraban.

Un indicio clave de que los arqueólogos habían encontrado el cuerpo de Archer fue el descubrimiento de que había sido enterrado con un bastón de mando, un arma parecida a una lanza que portaban os oficiales británicos de alto rango durante el combate y por motivos ceremoniales.

Todavía más misterioso fue el descubrimiento de una caja bien conservada y sellada de plata encima del ataúd. Las exploraciones por TAC de alta resolución revelaron que se trataba de algo parecido a un relicario católico, que contenía reliquias entre las que se incluían siete fragmentos de huesos y dos ejemplares de frascos de plomo, los cuales se utilizaban para portar agua bendita, aceite o sangre.

¿Se encontraba Archer entre los miembros de un grupo que practicaba en secreto el catolicismo en la devota comunidad protestante? Los padres de Archer habían sido católicos y se encontraron marcas en un lateral de la caja representando flechas para arco, una elección adecuada para un hombre que se apellida "Archer" ("Arquero" en inglés). Además, Archer fue enterrado de cara a la congregación, una práctica habitualmente reservada para el enterramiento de los clérigos. Esto plantea la inquietante duda de si habría sido ordenado sacerdote católico.

Otra posibilidad planteada por los arqueólogos es que la caja posiblemente estuviese relacionada con la fe anglicana, un objeto considerado católico en un principio, pero reinterpretado en un nuevo rol simbolizando el establecimiento de la primera iglesia inglesa en América.

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    Una caja de plata que contenía reliquias religiosas fue encontrada reposando sobre el ataúd del Capitán Archer, aumentado las probabilidades de que fuese practicante del catolicismo en secreto.
    Fotografía de Donald E. Hurlbert

    El capellán, el caballero y el soldado

    Aunque falleció tan solo un año después de su llegada a Jamestown, el reverendo Robert Hunt, capellán del asentamiento, se había convertido en uno de los miembros más queridos de la comunidad. Había cumplido con el rol de pacificador de las disputas entre los líderes, de lo que un cronista dejó constancia de la siguiente manera: “Muchas fueron las jugarretas que saltaban cada día desde sus espíritus ignorantes; pero las buenas doctrinas y exhortaciones de nuestro Predicador Hunt los reconcilió”.

    Hunt también levantaba el ánimo de los colonos durante los tiempos de carencias. Un incendio en enero de 1608 provocó daños considerables y se perdieron muchas posesiones. “El buen maestro Hunt perdió su biblioteca al completo, así como todo lo que poseía salvo las ropas que cargaba a la espalda, sin embargo nunca nadie le vio quejarse por su pérdida”, escribió el cronista. “Aún celebrábamos las plegarias comunitarias diarias por las mañanas y por las tardes, los sermones cada domingo y cada tres meses la sagrada comunión hasta el fallecimiento de nuestro sacerdote”.

    La religiosidad de Hunt resultaba evidente en la forma en que había sido enterrado. Su cuerpo estaba envuelto en un sencillo sudario en lugar de estar colocado en un ataúd. Y como era tradición, fue enterrado cara a la congregación.

    En contraste, el estilo de vida opulento de Sir Ferdinando Wainman fue la clave para identificar sus restos. Wainman, el primer caballero británico en ser enterrado en América, era el Maestro de Artillería de Jamestown, lo que le convertía en responsable de la artillería y la defensa de la colonia. Fue otra de las bajas de los “tiempos de hambruna”, falleciendo en 1610 con una edad cercana a los 34 años. George Percy, uno de los primeros colonos, escribió posteriormente que la muerte de Wainman fue “muy lamentada tratándose de un hombre honesto y valiente".

    Las cruces señalan donde estuvieron enterrados los cuatro hombres durante más de 400 años, cerca del altar de lo que fue la primera iglesia protestante de América.
    Fotografía de Joe Fudge, The Daily Press, Associated Press

    Las pruebas químicas en los huesos de Wainman mostraron que había estado expuesto a altos niveles de plomo, indicativo de su salud y su estatus, ya que el plomo estaba presente en los utensilios del hogar y las cerámicas esmaltadas de la época. “Si te hubieses encontrado en el extremo más bajo de la escala socioeconómica, como la persona que utiliza cuencos y cucharas de madera, realmente estarías menos expuesto a la contaminación de esta perjudicial toxina”, dice Owsley.

    Otra pista sobre los orígenes nobles de Wainman es su extravagante ataúd. Aunque la madera se ha podrido hace mucho, los científicos estudiaron el patrón de los clavos encontrados y reconstruyeron el ataúd en imágenes 3D. Se dieron cuenta de que Wainman no había sido enterrado en el ataúd más común de forma hexagonal, sino en un ataúd con forma humana, una versión de principios del siglo XVII de un sarcófago.

    El capitán William West, un pariente de Wainman, fue igualmente enterrado en un ataúd decorado y altos niveles de plomo estaban presentes en sus huesos. West había resultado muerto en 1610 a la edad de 24 años durante una escaramuza con los indios Powhatan en las cataratas del río Jamestown, cerca de lo que actualmente es Richmond. Había formado parte de un pelotón expedicionario cuyo comandante buscaba minerales preciosos.

    La identidad de West fue confirmada posteriormente cuando los arqueólogos descubrieron los restos deteriorados de la banda que vestían los líderes militares sobre la zona del pecho del esqueleto. Ya que la banda era demasiado delicada como para poder moverla, se excavó un bloque incluyendo parte del suelo que lo rodeaba. Un micro escáner TAC mostró que probablemente estuviese hecha de seda y adornada con flecos hechos de plata.

    Los científicos dicen que las investigaciones continuarán. Las pruebas genéticas proporcionarán más datos sobre las relaciones familiares entre Wainman y West. Las investigaciones sobre la vida de Archer en Inglaterra –especialmente si existen conexiones conocidas con los católicos– podrían aportar pistas adicionales sobre si formaba parte de un enclave religioso secreto dentro de la colonia.

    “Estos individuos fueron muy importantes para la fundación de América tal y como la conocemos hoy en día”, dice Owsley. “Estamos realmente interesados en sus vidas y sus historias".

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