Inquietantes fotografías de los pueblos fantasmas de Fukushima
Cinco años después del desastre natural y el accidente nuclear, el paisaje que una vez fue fértil, permanece abandonado.
Han pasado cinco años desde que el tsunami provocado por un terremoto en la costa este de Japón golpease la central nuclear de Fukushima Daiichi.
La ola desencadenó el mayor desastre nuclear desde Chernóbil. Y la tierra continúa contaminada.
La prefectura de Fukushima, anteriormente conocida por su fertilidad, ahora es un basurero repleto de sacos negros que contienen tierra radiactiva, materia orgánica y rocas. Todo eso ha sido excavado de las tierras de cultivo en un esfuerzo por hacer la zona de nuevo habitable para las familias que la han poblado durante siglos.
Tomioka lleva años evacuada. Los edificios dañados por el tsunami todavía están en pie, los coches aplastados como latas de refrescos están apilados y las máquinas expendedoras arrastradas por el tsunami no han sido hechas chatarra todavía. Pueden verse en el fondo grandes cantidades de bolsas llenas de tierra radiactiva.
Esta carretera forestal en Iitate-mura está siendo descontaminada. A muchos expertos les preocupa que el bosque, el cual puede atrapar isótopos radiactivos, suponga un riesgo de recontaminación.
Aquí, en Iitate-mura, el emplazamiento temporal para el almacenaje de material contaminado está empezando a parecer permanente.
Instalaciones de almacenaje semipermanentes cerca de Futaba y Okuma llegarán a cubrir 16 kilómetros cuadrados, y los residuos nucleares se almacenarán hasta 30 años hasta que se encuentre un almacén permanente. Pero muy pocos residentes de esos distritos contaminados creen que los residuos se vayan a retirar en realidad.
En este lugar las bolsas contaminadas se rodearán de otras bolsas con tierra no contaminada. Una tela a prueba de agua, como la que se puede ver a la izquierda del todo, protegerá los residuos de la lluvia, pero muchos se preguntan qué efectos tendrán 30 años de sol, lluvia y nieve en la integridad del recubrimiento. A continuación se instalará una valla para evitar la entrada de intrusos.
Futaba, el pueblo más cercano a la central, sigue siendo demasiado radiactivo como para que los humanos vivan en él. Se espera que siga siendo así por mucho tiempo. Las estimaciones oficiales dicen que la dosis de radiación anual para los residentes sería de 50 milisieverts. De acuerdo con la Agencia Internacional de Energía Atómica, la dosis anual de radiación procedente de fuentes naturales es de un promedio de 2,4 milisieverts. Las actividades médicas, comerciales e industriales pueden doblar esta cantidad.
Un monitor de radiación al aire libre en Iitate-mura recoge niveles de radiación ambiental cinco veces superiores a lo que es normal en Japón.
Monitores como este son comunes en toda la prefectura de Fukushima, donde cayó lluvia radiactiva tras las explosiones en la central eléctrica.
Los trabajadores comienzan la descontaminación de campos dentro de los límites del área de 20 kilómetros cerrada al paso alrededor de la central, la cual es ahora accesible para los trabajadores, pero todavía demasiado radiactiva para que la gente pueda vivir en sus cercanías.
Tras cinco años, el trabajo de descontaminación parece no tener fin.