¿Qué es el Conflicto del Sáhara Occidental y qué papel juegan Marruecos y España?
La soberanía del Sáhara Occidental es un conflicto enquistado desde que Marruecos impulsó la Marcha Verde en 1975 y ocupó lo que entonces era una colonia española.
“Hace más de 40 años que dejó de ser la provincia número 53 de España, pero el incierto futuro del Sahara Occidental y de sus gentes continúa despertando una especial emoción en nuestro país por encima de ideologías políticas e intereses económicos”, narra Tomás Barbulo en su libro La historia prohibida del Sáhara español.
A finales de marzo de 2022, el conflicto del Sáhara Occidental volvió al primer plano de la agenda informativa tras desvelarse una carta del presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, al rey de Marruecos, Mohamed VI, en la que aseguraba que apoyaba una autonomía dentro de Marruecos para el Sáhara Occidental. Esta postura supone una ruptura de la línea política marcada durante casi medio siglo. Aunque el debate sobre la libre determinación del pueblo saharaui viene de lejos, se trata de un entramado muy complejo y cuyo origen es tan antiguo que resulta difícil llegar sus raíces, descifrar los porqués y en el que se entremezclan sentimientos nacionales, herencias culturales, responsabilidades postcoloniales, conflictos fronterizos y cuestiones geopolíticas.
“No sé por qué ahora y no antes de que de que estallara la guerra de Ucrania, o dentro de un mes, cuando termine el Ramadán”, afirma sobre el cambio de posición de España Francisco Pérez Gil, corresponsal de El País en Rabat, en una entrevista al mismo medio. “Nunca un mandatario había escrito al jefe de Estado de Marruecos diciéndole que la propuesta de autonomía es la más seria, realista y creíble, porque implica que la otra está muy por debajo de ella y que prevalece la autonomía sobre el referéndum de autodeterminación”.
Cuando empezó el conflicto y qué responsabilidad tiene España en el Sáhara Occidental
La disputa se remonta a 1975, cuando España perdió esta colonia tras la Marcha Verde que Marruecos dirigió contra la zona y tras el Acuerdo Tripartito de Madrid que firmó para repartir la provincia española del Sáhara entre España, Marruecos y Mauritania. La Marcha Verde es el nombre que recibe la invasión por parte de más de 300 000 civiles marroquíes (con unidades militares camufladas entre ellos) de la provincia española del Sahara auspiciada, impulsada y alentada por Hasan II, padre y predecesor del actual rey de Marruecos.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) – que ha publicado 74 resoluciones desde que comenzó el conflicto - consideró ilegal esta ocupación. “Pese a no ser legal el acuerdo tripartito sobre el Sáhara Occidental, el 26 de febrero de 1976 el gobierno de España comunicó a la ONU que finalizaba su presencia allí y que se consideraba sin responsabilidad alguna sobre lo que allí sucediera”, explica Amnistía Internacional.
A lo largo de los años, se han barajado dos posibilidades para poner fin al conflicto: la de un referéndum de autodeterminación, que es la solución histórica que propone la comunidad internacional y por la que ha apostado la ONU, y la de que el territorio pase a ser una autonomía dentro de Marruecos, que es lo que quiere Rabat.
“España se fue porque es incapaz de soportar la presión de Marruecos y porque el régimen está agonizando al mismo tiempo que el dictador [Francisco Franco]. Comete una triple traición: traiciona a los saharahuis, a quienes había prometido un referéndum, a la ONU y al ejército que estaba en el Sáhara, al que hasta el último momento aseguró que se iba a celebrar un referéndum de autodeterminación y que España defendería el Sáhara de la invasión marroquí”, explica Barbulo a El País.
Un referéndum que nunca llegó
Tras la marcha de España y a pesar de la condena de la ONU de la invasión por parte de Marruecos, la Marcha Verde inició una guerra de 16 años entre el Reino de Marruecos y el Frente Polisario, que se erigió como principal representante de los intereses de los saharauis. La franja oriental del Sáhara Occidental está en manos del Frente Polisario - Frente Popular para la Liberación de Saguía el-Hamra y de Río de Oro -, movimiento independentista saharaui que lucha por su independencia desde 1973, aunque que algunos consideran un grupo terrorista.
“El Frente Polisario defiende la propuesta del referéndum de autodeterminación junto al principal aliado del Frente, que es Argelia”, explica Pérez Gil. En el otro lado, “la propuesta de autonomía que presentó Marruecos en 2007 concede privilegios fiscales y administrativos al gobierno autonómico y deja muy claro que los principales poderes de seguridad y de relaciones exteriores, así como la exploración y explotación de los recursos naturales, queda en manos del poder central”.
Para muchos expertos, más allá de la voluntad independiente del pueblo saharaui, el principal problema que tiene la propuesta de autonomía marroquí es que, dado los déficits democráticos y de libertades que hay en el país, las garantías de que se cumplan los compromisos de la futura autonomía del Sáhara Occidental son poco fiables. Mientras que por otro lado, la postura de Frente Polisario de que antes de negociar con Marruecos se debe realizar el prometido referendum de autodeterminación es del todo inaceptable para Rabat.
A finales de los años 80 la ONU arrancó un “plan de arreglo”, acordado entre las autoridades marroquíes y el Frente Polisario, que incluía la celebración de un referéndum sobre la autodeterminación. También y se creó la misión de las Naciones Unidas para el referéndum del Sahara Occidental, “que debía supervisar el alto el fuego e implementar el referéndum, cuya celebración se fijó inicialmente en 1992, pero que se ha ido posponiendo por la negativa del Gobierno de Marruecos a llevarlo a cabo”, según Amnistía Internacional. Sin embargo, en 1995 se publicó otra resolución de la ONU en la que mostraba su preocupación por los escasos avances del plan de arreglo.
Galería relacionada: Estas 15 fotografías retratan la crudeza de los conflictos más olvidados del mundo
“Actualmente una gran parte de ese territorio está bajo el control de Marruecos. España fue su potencia administradora (o colonial) hasta noviembre de 1975, fecha en que ‘cedió’ el territorio a Marruecos y a Mauritania, en un extraño acuerdo”, explica Amnistía Internacional. “Posteriormente Mauritania se retiró, ampliando Marruecos su zona ocupada, por lo que su gobierno considera que todo el Sáhara Occidental está bajo su soberanía”.
Hasta ahora, los diferentes gobiernos de España habían apoyado el criterio de la ONU, es decir, el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui. Sin embargo, ahora parece que el Gobierno de Pedro Sánchez considera la propuesta de Marruecos como la más “seria, realista y creíble para la resolución del conflicto”. Por tanto, situar a este territorio bajo soberanía marroquí va en contra de cualquier posibilidad de independencia del Sáhara Occidental.
“En varias resoluciones de las Naciones Unidas, como la 1514 (XV), de 1960; la 1541 (XV), de 1960; o la 2625 (XXV), de 1970; se señala que el futuro de los territorios no autónomos sólo se puede decidir por un proceso de libre determinación entre sus habitantes, que incluya, entre las opciones a votar, la de la independencia”, explican desde Amnistía Internacional.
Durante los últimos meses del año 2021, la ONU aprobó dos resoluciones sobre este conflicto que apoyan la libre determinación, una a través de la Asamblea General y otra en el Consejo de Seguridad. Además, el documento de la ONU pide al Comité Especial de Descolonización que siga examinando la situación del Sáhara Occidental.
Por otro lado, el cambio de postura de Madrid viene precedido de una serie de acontecimientos que han ido empoderando a Marruecos. En 2020, Estados Unidos, principal aliado militar de Marruecos y uno de los mayores aliados internacionales de España, bajo la Administración Trump reconoció la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental. A finales de 2021, el conflicto casi perpetúo entre Marruecos y Argelia (principal suministrador de gas de España) se recrudeció con enfrentamientos fronterizos y ruptura de relaciones entre ambos países del Magreb. Y Rabat ha conseguido firmar una acuerdo militar con Israel y que Alemania, el principal socio comercial de España, también respalde el plan marroquí para el Sáhara Occidental.
Casi medio siglo de campamentos refugiados
Según cifras de Amnistía Internacional, “casi la mitad de la población del Sáhara occidental se refugió en Tinduf, en Argelia, huyendo de los bombardeos y represión marroquí. En los campamentos allí ubicados, donde ahora viven unas 180 000 personas, el Frente Polisario estableció el gobierno autoproclamado de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), que es reconocido por más de ochenta países”.
La mayor parte de los saharauis huyeron de la invasión marroquí márchándose hacia Mauritania y Argelia ya que los aviones marroquíes bombardearon la zona con napalm y fósforo blanco, según la organización. En la frontera con Argelia, los refugiados empezaron por montar jaimas que casi medio siglo después continúan albergando parte del pueblo saharaui, que en sigue dividido geográficamente.
Una parte de ellos sigue en los campamentos – en los campamentos de Tinduf hay más de 200 000 saharauis- , y otra se quedó en el Sáhara Occidental. “La situación en los campamentos es muy difícil porque viven de la ayuda internacional”, afirma. “En las zonas ocupadas, los que sobrevivieron a la ocupación marroquí y no huyeron después suponen hoy solamente el 15 por ciento de la población de los territorios ocupados, porque Marruecos inyectó colonos para diluir la identidad saharaui”.
Galería relacionada: Refugiados en Grecia, atrapados a las puertas de Europa
Desde el año 2020, el conflicto se ha recrudecido por un incumplimiento del alto al fuego por parte de Marruecos, según explica en un comunicado en directo desde sus redes sociales de la organización Juventud Activa Saharaui. “Nosotros mismos no podemos viajar a los campamentos a ver a nuestros familiares”, explican. “El pueblo español siempre ha estado a nuestro lado, ha demostrado su solidaridad desde hace años, incluso cuando sucedió el abandono de las autoridades”.
Amnistía Internacional se refiere a ese momento advirtiendo que la situación puede empeorar. “Tras un intercambio de disparos en la zona fronteriza sur con Mauritania entre el ejército marroquí y tropas del Frente Polisario, los saharauis acusaron a Marruecos de haber roto el alto el fuego y haber provocado el reinicio del conflicto armado. Desde entonces se han sucedido los enfrentamientos, con pocos datos independientes sobre los mismos”.
El interés por el Sáhara en España
La riqueza de recursos naturales de las tierras del Sáhara Occidental representa gran parte del conflicto. La abundancia del sector pesquero es evidente, ya que Marruecos es el primer exportador de pescado a España con más de 100 000 toneladas anuales, según investigaciones de eldiario.es. Además, el Sáhara Occidental posee enormes yacimientos de fósforo. Además, el largo conflicto también ha propiciado cuantiosas compra-ventas de armamento. Desde 1991, España ha vendido armas a Marruecos por valor de más de 385 millones de euros.
La energía es otro sector de peso en la ocupación del Sáhara a través de la construcción de grandes parques eólicos. Según denuncia el documental Ocupación S.A., las empresas petroleras españolas también están sacando beneficios de la zona gracias a sus acuerdos con Marruecos, con otras empresas partidarias de la ocupación o haciendo viable la explotación de los recursos naturales del territorio, lo que en muchos casos supone una violación del derecho internacional
Al otro lado del Estrecho, en España, “habita una amplia comunidad de origen saharaui, en muchos casos muy formada y activista, pero a la que no se le reconocen derechos como miembros de una antigua colonia, y es considerada como apátrida, moviéndose con pasaporte argelino, pese a haber tenido sus padres o abuelos DNI español”, denuncia Amnistía Internacional. Sin embargo, al retirarse del territorio, España ya no es un actor importante sobre el terreno. Según la ONU, las partes relevantes son el Frente Polisario, Marruecos, Mauritania y Argelia. Además, con el cambio de postura de 2022 para muchos deja de ser un intermediario válido ya que queda posicionado muy a favor de una de las partes.
A pesar del conflicto, la cultura española sigue presente en el Sáhara Occidental. “Aquí se come paella y tortilla, son algunos de los muchísimos elementos gastronómicos que hemos heredado de cuando España estuvo allí”, afirma Barbulo.
Otro de los grandes problemas a los que se enfrenta el pueblo saharaui es la visibilización. Marruecos no permite la entrada de activistas o periodistas, lo que impide documentar todo lo que allí sucede, incluidos los abusos, según denuncia Amnistía. “El clima en las ciudades ocupadas por marruecos es irrespirable, la presencia policial es agobiante”, explica Barbulo. “Los soplones están en todas las esquinas, lo he padecido yo y todos los periodistas que han estado en el Sáhara Occidental”.
Según la organización, el Sáhara Occidental sigue en el listado de territorios dependientes, pero no tiene, según la propia ONU, una potencia administradora. “Marruecos no lo es, pese a su control de una amplia zona, y España, que lo fue hasta febrero de 1976, desde entonces señala que no tiene responsabilidad alguna, e incluso, como hemos visto, parece ser favorable a un futuro autonómico del territorio más que a la opción que elijan en una consulta libre los habitantes originarios del territorio”.
De acuerdo con la legalidad internacional, la decisión sobre la autodeterminación debe venir guiada por la voluntad del pueblo saharaui y las directrices de Naciones Unidas. “Creo que la solución es muy simple, y que se ha complicado deliberadamente para impedir una solución que es la que ha marcado la ONU desde el principio: la celebración de un referéndum de autodeterminación”, afirma Barbulo. Mientras tanto, Marruecos sigue, de facto, con el control del territorio y sus recursos y ganando cada mes más apoyos internacionales.