Siete misterios que los arqueólogos resolverán en este siglo
El arqueólogo de National Geographic, Fredrik Hierbert, predice los descubrimientos del próximo siglo.
Cuando la National Geographic Society cedió su primer premio arqueológico a Hiram Bingham en 1912, el arqueólogo se dirigió al imponente Machu Picchu con uno de los aparatos tecnológicos más avanzados de la época: una cámara panorámica de Kodak. Más de cien años después, los arqueólogos ya disponen de una asombrosa colección de herramientas, desde equipos de teledetección que permiten ver a través del espectro visual, a ordenadores tan potentes que pueden procesar en un segundo lo que llevaría millones de años a un humano.
"Hay un motivo por el cual National Geographic denomina al siglo XXI la 'nueva era de la exploración'", explica el arqueólogo y miembro de la Society, Fredrik Hiebert. "Las oportunidades de descubrimiento en este siglo —y las preguntas que al fin seremos capaces de responder— son prácticamente ilimitadas".
Con mucho entusiasmo, le Hiebert que compartiese sus predicciones sobre lo que se podrá descubrir en esta nueva era de la exploración:
1. Descubrimiento de ciudades —o incluso civilizaciones— previamente desconocidas en América Central y Sudamérica
"Los arqueólogos están empleando LIDAR (detector de luz) para poder 'ver' literalmente a través de la selva en zonas como Honduras y Belice, con el fin de localizar asentamientos cuya existencia desconocíamos", explica Hiebert.
2. Descubrimiento de la tumba de Genghis Khan o de Alejandro Magno
Tecnologías como el georradar (GPR por sus siglas en inglés) permite a los arqueólogos ver bajo tierra sin la necesidad de realizar excavaciones, explica Hiebert. Para el proyecto de Valley of the Khans, de National Geographic, su equipo utilizó imágenes de satélite para identificar posibles localizaciones de la tumba de Genghis Khan, que luego verificó sobre el terreno mediante georradar para determinar su viabilidad. "Aunque en el momento encontrásemos la tumba, sirvió para revisar grandes áreas de terreno en busca de algo relativamente pequeño. Al final es cuestión de números. Cuantas más zonas revises, más probabilidades tenemos de encontrar algo. ¿Por qué no la tumba de Genghis Khan? ¿O la de Alejandro Magno?"
3. Entrar en la tumba del primer emperador de China
Los arqueólogos ya conocen la ubicación del lugar de sepultura de Qin Shi Huang Di, rodeado por sus guerreros de Terracota, pero la posibilidad de dañar objetos preservados en una tumba de hace más de 2.000 años, les vuelve más reacios a abrirla. "Las herramientas de teledetección, como el georradar o el magnetómetro, pueden darnos una idea de la estructura interior. En algún punto, tendremos pequeños dispositivos robóticos que podrán acceder a la tumba y recopilar información sin riesgos", explica Hiebert.
4. Descifrar la misteriosa lengua de la antigua civilización Minoica
Ha pasado más de un siglo desde que se descubrió la poderosa civilización Minoica del Mediterráneo, pero los expertos todavía son incapaces de descifrar su lengua, conocida como Lineal A.
"Hoy por hoy tenemos más de 1.400 ejemplos de Lineal A para estudiar", dice Hiebert. "Además, ahora tenemos los macrodatos (Big Data) para ayudarnos. ¿Por qué no ponemos a Watson de IBM como encargado de esta misión?"
5. Entender el motivo de las líneas de Nazca
Los investigadores aún teorizan sobre el propósito de las líneas Nazca. ¿Representan estos geoglifos de Perú las constelaciones? ¿Están relacionados con fuentes de agua? Hiebert está de acuerdo con el antropólogo y explorador de National Geographic, Johan Reinhard, que indica que no hay ni una sola evaluación que verifique las teorías sobre estas líneas. "Aquí es donde sería más útil emplear herramientas de análisis por ordenador más potentes para procesar grandes series de datos geográficos y arqueológicos", dice Hiebert.
6. Hallazgo de un Neandertal intacto
Debido al derretimiento de las capas de hielo y del retroceso de los glaciares provocado por el calentamiento global, parece "muy probable" que cualquier día emerja un Neandertal en buen estado de conservación, argumenta Hiebert, como la cría de mamut de 40.000 años de antigüedad hallada en Siberia.
7. Confirmación de la presencia a gran escala de los vikingos en América del Norte
Del mismo modo que las temperaturas en ascenso harán que los glaciares desvelen sus secretos, las costas de Canadá, en proceso de descongelación, sacarán a la luz una red de asentamientos vikingos que harán que se reescriba el "descubrimiento" de las Américas, según predice Hiebert. "Ya hemos identificado dos asentamientos vikingos en las Américas, y una vez que entendamos la naturaleza de estos asentamientos, te apuesto lo que quieras a que empezaremos a encontrarlos a lo largo de toda la costa atlántica. No es imposible de imaginar".