Se nos agota el tiempo para salvar a los arrecifes de coral del mundo
Un nuevo estudio confirma que los arrecifes de coral han sufrido daños devastadores en los últimos años, un síntoma de los rápidos cambios en el clima de la Tierra.
Los arrecifes de coral, las selvas del mar, desempeñan un papel fundamental en la buena salud del océano. Sin embargo, como señala un nuevo estudio, la influencia humana en el clima terrestre los está llevando al límite.
El análisis, publicado el jueves en Science, da una nueva perspectiva del estado de salud de 100 arrecifes de coral de todo el mundo, recopilando un registro de entre 1980 y 2016 de documentos gubernamentales, estudios científicos e informes de prensa.
Este enfoque corrige los sesgos descubiertos en otras bases de datos más irregulares y describe un panorama sombrío. De media, el estudio considera que la cantidad de tiempo para recuperarse entre los fenómenos de blanqueo graves que hieren a los arrecifes es cinco veces menor.
En la década de 1980, los arrecifes de coral podían contar con entre 25 y 30 años para recuperarse entre estos episodios de estrés. Pero ahora, las aguas anormalmente cálidas se producen, de media, una vez cada seis años. Los científicos advierten de que esto es sencillamente insuficiente para que los corales se recuperen. Incluso los corales que crecen a más velocidad necesitan como mínimo entre 10 y 15 años para recuperarse por completo de blanqueos graves. Los arrecifes enteros necesitan décadas para curarse.
«Es como si sufrieras una enfermedad grave cada dos años, o a intervalos tan cortos que no tendrías tiempo para recuperarte», explica la coautora del estudio Julia Baum, bióloga marina de la Universidad de Victoria.
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Los blanqueos masivos
Los corales se blanquean cuando los factores estresantes como el agua inusualmente caliente alteran las algas simbióticas dentro de los tejidos de los corales, volviéndolas tóxicas. Los corales expulsan estas coloridas algas de su carne, lo que deja al descubierto sus esqueletos blancos. Esta lucha a corto plazo por la supervivencia plantea graves riesgos. A cambio de la protección de los corales, las algas proporcionan alimentación. Sin ellas, los corales pueden morir de hambre, una consecuencia muy habitual.
Para los expertos, estos arrecifes blanqueados y moribundos son inquietantes. Campos enteros de corales antaño coloridos yacen estériles y blancos, y solo quedarán cubiertos por una mortaja de algas oportunistas. Los peces huyen. En el agua reina un silencio siniestro al quedar despojada del ruido de la vida de los arrecifes sanos.
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También está el olor.
«Sales del agua y te das cuenta de que apestas, hueles a muerte», afirma el coautor del estudio C. Mark Eakin, uno de los científicos de coral de la NOAA estadounidense. «Los corales expulsan sus propios tejidos con las algas... solo queda carne de coral en descomposición».
Esta carnicería tiene consecuencias nefastas. Más de un cuarto de las especies marinas conocidas pasan al menos una parte de su ciclo vital en arrecifes de coral, según Eakin. Además, más de 500 millones de personas dependen de los arrecifes de coral para obtener alimento o ingresos de la pesca. Muchas más dependen de los corales para proteger las costas de la erosión incontrolada y para fomentar la industria turística local.
En total, el nuevo análisis concluye que de los 100 arrecifes estudiados, más de la mitad han experimentado un blanqueo de más del 30 por ciento de sus corales en 2015 o 2016.
Entre ellos se encuentra la Gran Barrera de Coral, el emblemático arrecife de 2.250 kilómetros que serpentea a lo largo de las costas orientales de Australia. En 2016 y 2017, el arrecife se blanqueó en años consecutivos por primera vez en los registros históricos. En 2016, el blanqueo mató a dos tercios de los corales en una franja del norte de la Gran Barrera de Coral.
Pero la Gran Barrera no es la única. Pocos arrecifes han experimentado daños más devastadores que el de la isla de Navidad, parte de la nación isleña del Pacífico sur, Kiribati.
Entre julio de 2015 y abril de 2016, los científicos observaron con horror cómo las aguas anormalmente cálidas rodeaban la isla de Navidad durante diez meses consecutivos. Según Baum, este es el periodo más largo de estrés por calor observado en un solo arrecife. En los meses posteriores, el 90 por ciento de los corales del arrecife han muerto.
«Todo se vino abajo», afirma Baum, que ha realizado 14 expediciones a la isla de Navidad. «El silencio ensordecedor del arrecife muerto fue como un puñetazo en el estómago».
Picos peligrosos
El blanqueo masivo de 2016, al igual que el blanqueo devastador de 1998, se vio empeorado por El Niño, que provocó un aumento de las temperaturas en el Pacífico tropical por encima de la media. Sin embargo, a medida que los humanos modifican el clima terrestre a escala planetaria, las temperaturas «medias» también pueden resultar mortales. El calentamiento que azotó a la Gran Barrera en 2017 no se produjo con El Niño.
Pese a la influencia del cambio climático, el nuevo estudio no ha descubierto una relación clara entre el número de fenómenos de blanqueo graves y la magnitud del calentamiento a largo plazo en los océanos del mundo. Según Baum, esto se debe a que los corales no se cuecen a fuego lento, sino que se fríen rápidamente debido a los picos de temperatura de corta duración.
Otros estudios han sugerido que el cambio climático hace que estos picos mortales sean más probables. Un estudio reciente publicado por la American Meteorological Society consideraba que la actividad humana incrementó las probabilidades del pico de 2016 que, junto con El Niño, blanqueó la Gran Barrera de Coral.
«Son esos picos de temperatura los que van a provocar la extinción de los corales en las próximas décadas si no abrimos los ojos y empezamos a actuar seriamente para salvar estos ecosistemas», añade Baum.
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Medidas urgentes
Para frenar el daño a los corales, los investigadores afirman que la humanidad debe reducir rápidamente los gases que atrapan el calor en la atmósfera y reducir los daños locales a los arrecifes de coral, como la sobrepesca.
Eakin añade que los gobiernos deberían considerar medidas más drásticas para salvar a los corales, como la cría de «supercorales» resistentes al calor o invertir en criaderos de corales a gran escala.
Los expertos advierten: las medidas actuales son insuficientes. El experto en arrecifes de coral australianos Terry Hughes, autor principal del estudio, ha criticado públicamente al gobierno australiano por promover el carbón, una de las formas de energía que generan más carbono. Los gobiernos federales y locales de Australia apoyan la mina de carbón Adani Carmichael, que, de construirse, será una de las mayores minas de la Tierra.
Eakin, científico del gobierno estadounidense, añade que Estados Unidos también podría hacer más. «La verdad es que las medidas tomadas por el gobierno de Trump —el plan para salir del Acuerdo de París, así como el Plan de energía limpia— no son las medidas que tomarías si intentaras proteger los arrecifes de coral», afirma.
Los investigadores hacen hincapié en que todavía hay tiempo, quizá un par de décadas, para evitar daños irreversibles en los arrecifes del mundo, pero solo si tomamos medidas rápidas ahora.
«Lo último que quiero que entienda la gente es que no queda esperanza», afirma Baum. «Esto debería servir de llamada de atención muy seria».
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