La deforestación tropical descendió en 2017, pero es la segunda peor registrada

Brasil y la República Democrática del Congo fueron los lugares que más cobertura forestal perdieron, pero la situación mejoró en Indonesia. Estos son cinco aspectos a destacar del nuevo informe.

Por Stephen Leahy
Publicado 27 jun 2018, 11:46 CEST

Imagina contemplar una vasta franja de bosque exuberante y que desaparezca mientras sacas el móvil para fotografiarla.

En regiones tropicales de todo el mundo, la cubierta forestal desaparece a gran velocidad: durante los dos últimos años, cada minuto de cada día se tala o quema una superficie de más de 200.000 metros cuadrados para aumentar la producción de soja y aceite de palma, la cría de ganado y la elaboración de productos de madera.

Pese a los esfuerzos para reducir la deforestación tropical, la pérdida de cubierta forestal casi se ha duplicado en los últimos 15 años. En 2017, desaparecieron 15,8 millones de hectáreas —un área que tiene el tamaño aproximado de Túnez— según nuevos datos publicados el miércoles por el grupo de investigación del Instituto de Recursos Mundiales (WRI, por sus siglas en inglés) en el Foro de Oslo sobre Bosques Tropicales, donde 500 expertos forestales y legisladores se reúnen para debatir este problema. Esta cifra total es la segunda por detrás del 2016, el peor año para los bosques forestales, con una pérdida de 16,9 millones de hectáreas.

Incendios, sequías y tormentas tropicales desempeñan un papel cada vez mayor en la pérdida forestal, sobre todo a medida que el cambio climático aumenta su gravedad y su frecuencia, según el informe. Las regiones que más bosque perdieron en 2017 fueron Latinoamérica, el Sureste Asiático y África central.

La deforestación es una de las principales impulsoras del cambio climático. La pérdida de bosques tropicales en 2017 aportó casi 7.500 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono a la atmósfera, según el WRI, casi un 50 por ciento más que las emisiones de carbono vinculadas al sector energético en todo Estados Unidos.

Aunque destruir los bosques libera volúmenes enormes de dióxido de carbono, los bosques que crecen lo capturan de la atmósfera, por lo que la protección forestal es una de las claves para limitar el cambio climático. Como los bosques tropicales crecen durante todo el año, son especialmente importantes. La conservación y restauración de bosques tropicales, manglares y turberas podía ser una forma rentable de lograr hasta el 23 por ciento de las reducciones de dióxido de carbono necesarias para el 2030, según un documento de trabajo del WRI sobre el clima y los bosques tropicales publicado en el foro de Oslo.

Pese a esto, los países y el sector privado invierten unos 85.000 millones de euros al año en subsidios y en la investigación de la explotación del terreno y la expansión agrícola que destruyen los bosques, según Frances Seymour, una de las investigadoras principales del WRI. Por su parte, solo se destinan unos 857 millones de euros anuales a la conservación forestal.

«Es como intentar extinguir un incendio en una casa con una cuchara mientras echan gas en la llama», afirma.

La ganadería, causa principal

Gran parte de esos 85.000 millones anuales en subsidios e inversiones se destina a la exportación de alimentos y productos de madera a otros países. China e India son unos de los mayores exportadores de soja, pulpa y papel, así como de aceite de palma. China es un importante exportador de ternera, y la ganadería vacuna es la mayor causa de deforestación, según un documento de trabajo de WRI sobre las cadenas de suministro sin deforestación.

«Estos subsidios e inversiones deberían redirigirse al aumento de la agricultura sostenible en tierras no forestales», afirmó Andreas Dahl-Jørgensen, director adjunto de la International Climate and Forest Initiative de Noruega, durante una conferencia de prensa sobre los nuevos datos.

El ritmo de pérdida de cubierta forestal es menos de la mitad en tierras comunitarias e indígenas, comparadas con otros lugares. Sin embargo, esto ha pasado una factura elevada. En 2017, la organización de derechos humanos Global Witness documentó 197 asesinatos de personas que defendían la tierra y los derechos medioambientales. Muchos eran indígenas, según dijo Victoria Tauli-Corpuz, experta de la ONU y líder indígena.

Según ella, reconocer y apoyar los derechos legales de los pueblos indígenas del mundo —que ocupan más del 50 por ciento de los terrenos del mundo— es una poderosa herramienta para proteger los bosques y el clima.

Cinco datos relevantes del nuevo informe

* Brasil es, de lejos, el líder en deforestación, con una pérdida de 4,5 millones de hectáreas en 2017, seguido por la República Democrática del Congo, con 1,5 millones de hectáreas.

* Indonesia redujo drásticamente su pérdida forestal en un 60 por ciento en 2017, aunque Sumatra, hogar del tigre de Sumatra en grave peligro de extinción, sufrió un aumento de la pérdida forestal, incluidas 7.500 hectáreas en el parque nacional Kerinci Seblat.

* La deforestación de Colombia era tres veces superior en 2017 que en 2015. El fin de la guerra civil ha dado pie a una ocupación de tierras para la ganadería vacuna, la minería, el cultivo de soja, la tala y la especulación inmobiliaria.

* El Congo puso fin a la tala industrial hace 16 años, pero la pérdida forestal aumentó en el periodo 2016-2017. Este año, se han dado nuevas concesiones de tala a empresas chinas en la mayor turbera que queda en el mundo.

* La isla de Dominica perdió un 32 por ciento de su bosque restante debido a los huracanes en 2017, mientras que Puerto Rico perdió un 10 por ciento.

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