Este recolector de basura flotante intentará limpiar la isla de basura del Pacífico

La estructura de casi 600 metros de Ocean Cleanup recogerá plásticos de la gran mancha de basura del Pacífico a lo largo del próximo año.

Por Laura Parker
Publicado 10 sept 2018, 15:58 CEST
Esta historia forma parte de ¿Planeta o plástico?, una iniciativa plurianual para crear conciencia sobre la crisis global de desechos plásticos. Aprende cómo puedes reducir el empleo de plásticos de un solo uso y comprométete.

La campaña para deshacerse de los desechos plásticos del mundo pasó por un momento decisivo el sábado, cuando una enorme estructura de recogida de basura salió de San Francisco con la misión de limpiar la isla de basura del Pacífico.

En el transcurso del próximo año, el dispositivo se someterá a las pruebas finales y se enfrentará a preguntas difíciles: ¿podrá la tecnología prevalecer sobre la naturaleza? ¿Han inventado los ingenieros de Ocean Cleanup el primer método factible para extraer grandes cantidades de desechos plásticos del mar? ¿O será destrozado por el salvaje Pacífico, convirtiéndolo también en restos de plástico? O bien, si una tormenta no devora el dispositivo, ¿atraerá a animales marinos como delfines y tortugas que quedarán atrapados?

«No creo que vaya a funcionar, pero espero que lo haga», afirma George Leonard, científico jefe de Ocean Conservancy. «El océano necesita toda la ayuda que podamos prestarle».

El proyecto es la creación de Boyan Slat, un holandés de 24 años que dejó la universidad y ha recaudado casi 26 millones de euros en una lucha de cinco años para construir una máquina que limpie el mar. Su inspiración se remonta a una excursión de buceo durante unas vacaciones en Grecia cuando durante su adolescencia, donde vio tanto plástico que decidió convertir la limpieza del océano en su misión. En Holanda, dejó sus estudios de ingeniería aeroespacial en la Universidad Tecnológica de Delft y fundó la organización sin ánimo de lucro Ocean Cleanup, de la que ahora es consejero delegado y que cuenta con una plantilla de 65 ingenieros y científicos.

La iniciativa de Slat ha recibido elogios generosos y duras críticas. Ha obtenido galardones del rey de Noruega, el principal premio medioambiental de las Naciones Unidas y su nombre aparece en diversas listas de jóvenes líderes emprendedores, entre ellas la de la revista Forbes. También ha sido atacado por científicos por subestimar los posibles riesgos del dispositivo para la vida marina.

Miriam Goldstein, directora de política oceánica del Centro para el Progreso Americano, un grupo de expertos de tendencia liberal de Washington que ha sido muy crítico con el proyecto desde el principio, afirma que el dispositivo de limpieza puede imitar a un dispositivo de agregación de peces, conocido como FAD, por sus siglas en inglés, y que los pescadores emplean para atraer peces a una zona central donde puedan capturarlos fácilmente. Cuando los peces se acumulan en el dispositivo, pueden atraer animales marinos que se queden atrapados.

 «Cuando hay un objeto flotante de tamaño considerable en el océano, los peces se agrupan debajo», afirma. «No cabe duda de que va a convertirse en un FAD. No es necesariamente malo que los peces se agrupen, pero tampoco se sabe qué efecto tendría».

¿Limpieza o prevención?

Hay quien afirma que el proyecto desvía la atención de la que se considera una forma más económica y relevante de salvar los océanos: evitar que los desechos plásticos lleguen al mar.

«Lo que flota en la superficie de los giros oceánicos es solo el tres por ciento de los plásticos que llegan al océano cada año», afirma Eben Schwartz, director del programa de desechos marinos de la Comisión Costera de California. «Entiendo por qué a la gente le fascina este objeto tan genial y lustroso. Pero es una especie de solución digital a un problema analógico. La solución a la contaminación por plástico en nuestros océanos empieza en tierra».

Schwartz y Leonard han hablado de las limpiezas anuales que se llevan a cabo cada 15 de septiembre en las playas con el patrocinio de Ocean Conservancy, cuya limpieza internacional anual del año pasado recogió unas 9.200 toneladas de basura en más de 100 países, y la Comisión Costera de California, que el año pasado recogió entre 362 y 450 toneladas de basura de las playas de California.

En una entrevista con National Geographic, Slat insistió en que considera que la prevención es el primer paso para proteger los océanos.

«Creo que debería quedar claro que la humanidad puede hacer más de una cosa al mismo tiempo», afirma. «Pero el plástico del océano no va a desaparecer por sí solo. Hay plástico que se remonta a los años 60 o 70, creo que es obvio que hagamos ambas cosas. No es una situación optimista si lo único que puedes hacer es empeorarla».

El equipo de ingeniería de Ocean Cleanup lleva un año ensamblando el dispositivo en Alameda, California. El sábado lo remolcaron hasta aguas internacionales frente a la costa californiana para una última ronda de pruebas, y a continuación lo remolcaron hacia la isla de basura del Pacífico, a donde llegará a mediados de octubre para que funcione durante un periodo previsto de un año.

Los desechos plásticos se acumulan en los giros oceánicos, grandes sistemas de corrientes circulares. La isla de basura del Pacífico, que se acumula en el giro subtropical del Pacífico norte, es la acumulación más grande y conocida de basura flotante. Sin embargo, es más una sopa de plástico que una isla, ya que no hay superficie sólida sobre la que ponerse de pie. Está compuesta principalmente por microplásticos, plásticos reducidos a fragmentos diminutos por la luz solar y el oleaje. El equipo de científicos de Slat afirma que la isla de basura también contiene una cantidad estimada de 79.000 toneladas de aparejos de pesca abandonados.

El diseño lo es todo

El diseño del sistema de limpieza de Slat ha sufrido diversas modificaciones. Al principio, iba a estar anclado al lecho oceánico, pero ese plan se descartó a favor del diseño actual, un sistema de flotación pasiva.

Físicamente, el dispositivo consta de un tubo de polietileno de alta densidad de 1,2 metros de diámetro y 600 metros de largo. Descansará sobre la superficie del océano en forma de U, con una pantalla que colgará bajo la superficie. Se desplaza lentamente por el agua, impulsado por corrientes y vientos, y puede recoger los plásticos de la superficie, así como desechos a casi tres metros bajo la superficie. Si el dispositivo funciona tal y como ha sido diseñado, se desplegarán 60 barreras adicionales.

Si todo va según lo previsto, debería recopilar entre 45 y 68 toneladas de basura a lo largo del primer año. La flota completa de 60 dispositivos —que será más grande— recopilará más de 13.600 toneladas al año, según estima Slat.

El dispositivo cuenta con luces y un sistema anticolisión para evitar que los barcos choquen con él. Los directores del proyecto podrán dirigirlo mediante cámaras, sensores y satélites.

Slat explica que, a medida que recoja plástico, este será recopilado por un barco y transportado a California y, a continuación, a Europa, a los clientes de Ocean Cleanup.

«Es muy emocionante verlo hecho realidad», afirma Slat. «Pero todavía tenemos que hacerlo y acabamos de empezar. El momento que más espero es cuando recojamos la primera remesa de plástico y sea una tecnología probada. Estoy muy seguro de que hemos eliminado todos los riesgos que se podían eliminar antes de ir a la isla de basura. Tengo la sensación de que tenemos probabilidades de éxito».

Los retos restantes son las partes difíciles de prever, según dice. Una de ellas es la cantidad de plástico que recogerá el sistema. El objetivo de Ocean Cleanup es limpiar el 50 por ciento de la isla de basura en cinco años.

«Está bien que haya un sistema de limpieza, pero si no extrae plástico, es inútil. ¿Cómo de eficiente es el sistema de limpieza, cuál es el umbral de recogida y cuál es el tamaño más pequeño que puede recopilar? En los primeros meses, esperamos conseguir una respuesta a estas preguntas importantes», afirma Slat.

El reto final, según Slat, es la capacidad de supervivencia. Los ingenieros de Ocean Cleanup diseñaron el dispositivo para que sobreviviera a una tormenta de 100 años. Y las modificaciones del diseño que permiten a las olas atravesar el sistema implican que no tendrá que absorber la energía destructiva de las olas.

«¿Puede resistir a las peores condiciones sobre la faz de la Tierra? El viento, las olas, las corrientes, la corrosión del océano, fuerzas destructivas diferentes que juegan en tu contra. Si en abril no sufre daños importantes, podremos descorchar una botella y celebrarlo», afirma Slat.

Este artículo se produjo en asociación con la National Geographic Society, comprometida a reducir la contaminación por plásticoAprende a reducir los plásticos en la iniciativa Planeta o Plástico.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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