Esta nueva playa hawaiana ya está contaminada con fragmentos de plástico
«Existe la idea romántica de la playa tropical remota, limpia y prístina... Ese tipo de playa ya no existe».
Hace solo un año, el volcán Kilauea de Hawái expulsó ríos de lava que bloquearon carreteras y avanzaron por los campos. Finalmente, llegaron al océano, donde la ardiente lava se topó con el agua fría del mar y estalló en diminutos fragmentos de vidrio y escombros: arena nueva.
Así, se formaron nuevas playas como Pohoiki, una playa de arena negra de 300 metros en la isla de Hawái. Los científicos de la zona no están seguros de si la playa se formó rápidamente después de que el volcán entrara en erupción en mayo de 2018 o lentamente conforme la lava se calmaba en agosto, pero basándose en las muestras tomadas en la playa recién nacida, sí saben que ya está contaminada: está cubierta de cientos de pedacitos de plástico.
Pohoiki se suma al creciente conjunto de pruebas de que el plástico es probablemente ubicuo en las playas, incluso en aquellas de apariencia virgen.
Probando el agua
Los microplásticos son partículas de menos de cinco milímetros y rara vez son más grandes que un grano de arena. A simple vista, Pohoiki parece prístina.
«Es preciosa», afirma Nic Vanderzyl, estudiante de la Universidad de Hawái en Hilo que descubrió el plástico en la playa.
Vanderzyl vio la nueva playa como una oportunidad para estudiar nuevos sedimentos que quizá estaban intactos de la influencia humana. Tomó 12 muestras de varios puntos de la playa. Empleando una solución de cloruro de zinc, que es más denso que el plástico pero menos denso que la arena, fue capaz de separar ambos haciendo que el plástico flotara hasta arriba mientras que la arena se hundía hasta el fondo. El método de separación se publicó en la revista Environmental Pollution en 2017.
De media, Vanderzyl halló 21 fragmentos de plástico por cada 50 gramos de arena. La mayoría, según dice, eran microfibras, fibras tan delgadas como un pelo que se desprenden de tejidos sintéticos empleados habitualmente, como el poliéster o el nailon. Penetran el agua a través de las aguas residuales de las lavadoras o simplemente cuando la gente nada en el mar.
Steven Colbert, ecólogo marino y mentor académico de Vanderzyl, afirma que es probable que el plástico haya sido transportado por las olas y ha quedado en la playa a medida que lo atravesaban los diminutos granos de arena. En comparación con las muestras tomadas en otras dos playas vecinas que no fueron formadas por volcanes, Pohoiki tiene entre el 30 y 50 por ciento del plástico que albergan.
Vanderzyl y Colbert quieren seguir supervisando Pohoiki para medir si la cantidad de plástico aumenta o permanece estable.
El fin de las playas prístinas
«No quería descubrirlo, pero tampoco me sorprendió», afirma Colbert acerca de los microplásticos de las muestras de Vanderzyl.
«Existe la idea romántica de la playa tropical remota, limpia y prístina, como la playa en la que acabó Tom Hanks [en la película Náufrago]», afirma Colbert. «Ese tipo de playa ya no existe».
El plástico, microplásticos incluidos, ha aparecido en las orillas de las playas más remotas del mundo, hasta en las deshabitadas.
Normalmente, los científicos han vinculado el estado actual del océano con una sopa de plástico. Los microplásticos son tan prolíficos que llueven en las montañas más remotas y aparecen en la mayor parte de nuestra sal de mesa.
Aún no está claro cómo afectará este exceso de plástico a los ecosistemas marinos, pero los científicos sospechan que podría tener consecuencias peligrosas para la salud de la flora y la fauna silvestres y de los humanos. En muchas ocasiones, grandes mamíferos marinos, como ballenas, han aparecido varados con el estómago lleno de plástico, pero recientemente los científicos han descubierto que hasta las larvas de peces consumen microplásticos durante sus primeros días de vida.
Y a diferencia de los artículos de plástico de mayor tamaño, como las bolsas y las pajitas que pueden recogerse y tirarse a la basura, los microplásticos son al mismo tiempo abundantes e invisibles. Un estudio publicado a principios de este mes determinó que las limpiezas de playas no suelen recoger millones de fragmentos de plástico.
Grupos de conservación como Hawaii Wildlife Fund se han asociado con universidades para desarrollar aparatos de limpieza de playas que actúan básicamente como una aspiradora, absorbiendo la arena y separando los microplásticos. Pero el volumen, coste y tendencia de estas máquinas a tragarse vida microscópica implica que solo pueden emplearse para limpiar las playas más contaminadas.
Aunque ya está llena de plástico, a Pohoiki aún le queda mucho tiempo hasta estar al nivel de la famosa «playa de basura» de Hawái.
Vanderzyl espera regresar a Pohoiki en el próximo año para comprobar si la playa ha cambiado y cómo lo ha hecho, pero Colbert dice que su investigación preliminar demuestra que la contaminación de las playas es instantánea.
Esta historia forma parte de ¿Planeta o plástico?, una iniciativa plurianual para crear conciencia sobre la crisis global de desechos plásticos. Ayúdanos a evitar que mil millones de objetos de plástico de un solo uso lleguen al mar para finales de 2020. Elige al planeta. Comprométete en www.planetaoplastico.es
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.