Las extinciones de plantas sacuden los cimientos verdes de la Tierra

Desde el año 1900, han desaparecido más plantas que aves, mamíferos y anfibios en estado silvestre. ¿Cuál es el coste ecosistémico de estas extinciones?

Por Michael Greshko
Publicado 17 mar 2020, 14:13 CET
Azulillo
La demanda de azulillo por parte de los jardineros estuvo a punto de hacer que se extinguiera en estado silvestre en los años 50. Pero en 2001, se descubrió una población próspera en un terreno al sur de Santiago.
Fotografía de SELECTPHOTO/ALAMY STOCK PHOTO
Este artículo aparece en el número de octubre de 2019 de la revista National Geographic.

Cuando piensas en la palabra «extinción», es probable que te imagines a un animal. Quizá un dodo, quizá un lobo de Tasmania. Pero la crisis de biodiversidad no afecta solo a la fauna, sino también a la flora. Desde la década de 1750, al menos 571 especies de plantas se han extinguido en estado silvestre, según un estudio internacional publicado en Nature Ecology & Evolution.

Desde 1900, han desaparecido una media de más de ocho especies de plantas cada tres años. Este ritmo de extinción es hasta 500 veces superior a la tasa de extinción natural o de fondo de las plantas.

«Me parece impactante a nivel personal, pero más que eso me parece aterrador para el futuro de nuestro planeta», afirma Maria Vorontsova, coautora del estudio y taxónoma de plantas del Real Jardín Botánico de Kew, en Reino Unido. Explica que «las plantas son la infraestructura de los ecosistemas» y son «interdependientes con otros organismos y entre sí de formas que no entendemos del todo».

Olivo de Santa Helena
Los botánicos intentaron salvar el olivo de Santa Helena, pero en 2003 los hongos aniquilaron las plántulas y los esquejes restantes.
Fotografía de Rebecca Cairns-wicks

¿Cómo han conseguido las actividades humanas poner al límite a las plantas de todo el mundo? Algunas especies, como el olivo de Santa Helena (Nesiota elliptica), estaban confinadas en áreas de distribución diminutas. Los colonos de la isla de Santa Elena, en el Atlántico sur, talaron gran parte de la vegetación y erosionaron el hábitat de los árboles; el último ejemplar silvestre murió en 1994. Otras eran poco conocidas en futuras tierras agrícolas y áreas urbanas. En 1912, la estudiante de botánica Norma Pfeiffer caminaba por la avenida Torrence de Chicago cuando descubrió un Thismia americana, una rara planta sin hojas emparentada con las Thismia rodwayi de Australia y Nueva Zelanda. No la han vuelto a ver desde 1916, pese a numerosas búsquedas.

El recuento de plantas extintas del estudio es casi sin duda una subestimación, pero aún quedan brotes de esperanza: los autores también indicaron que se han redescubierto 431 plantas consideradas extintas, como el azulillo (Tecophilaea cyanocrocus). Mantener estas plantas en el planeta no será tarea fácil: casi un 89 por ciento se encuentra en peligro de extinción.

Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.

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