26 imágenes para capturar la devastación del cambio climático – y la esperanza para el futuro
Los incendios forestales siguen surgiendo devastadores en todo el mundo a una escala sin precedentes, desde el oeste norteamericano -donde algunas de las secuoyas más antiguas del mundo se interponen en el camino de las llamas- hasta Grecia, la península ibérica, Siberia y Australia. Aquí, un camión atraviesa un incendio forestal cerca de Seeley Lake, Montana, donde un incendio ha superado una carretera.
La fotografía, si es poderosa, puede ser capaz tanto de conmocionarnos como de causarnos pavor. Puede hacer que sientas interés o espantarte. Sea cual sea el frente al que apunte el objetivo, ya sea la guerra, la pobreza, la enfermedad o cualquier otra situación extrema, las imágenes resultantes funcionan como testigo de algunos de los acontecimientos más atroces de la historia moderna. La fotografía es una moneda que puede condenar o validar. Inspirar y motivar; recordarnos duras realidades largo tiempo después de que la memoria viva se haya desvanecido.
En resumen, las imágenes pueden cambiar el mundo. Y, ahora que la población mundial se enfrenta a la realidad del cambio climático, nunca antes habíamos tenido semejante necesidad de tal fin como hasta ahora.
Algunas imágenes son capaces de ofrecernos una bofetada visual instantánea: el efecto de una década de acidificación y aumento de las temperaturas en un afloramiento de coral en la Gran Barrera de Coral, por ejemplo, con una fotografía más antigua yuxtapuesta en la escena por el fotógrafo David Doubilet. Incluso en una impresión, la naturaleza vibrante de la foto frente al coral real es asombrosa.
Luego tenemos las montañas de ropa de desecho en una planta de procesamiento en Italia, a las que dan escala los dos seres humanos -un diseñador y una modelo- en la esquina inferior. Esta imagen, de Luca Locatelli, fue usada por National Geographic para llamar la atención sobre el volumen colosal de residuos generados por la industria de la moda, y la innecesariamente corta vida útil de sus productos, a menudo demasiado costosos para el medio ambiente.
Como sucede con la propia emergencia climática, apreciar de forma tan inmediata el poder de algunas imágenes no siempre es sencillo. A veces son las sutilezas, y no las obviedades, las que cuentan las verdades más preocupantes. La majestuosa imagen de Newsha Tavakolian del lago Urmia de Irán, por ejemplo, podría ser cualquier escena desértica, de cualquier mar interior, hasta que te percatas de que el lago ha perdido el 90% de su volumen en sólo un par de décadas.
Las imágenes de Matthieu Paley de niños chapoteando en las aguas del río Yamuna de Delhi podrían verse tal cual, si no fuera por los detalles omnipresentes: la basura que se acumula en los márgenes mugrientos, entre los que los niños escarban buscando algún objeto de valor. Y la toma aérea de David Guttenfelder de la playa de Sunny Isles, en Miami, tiene una altitud que permite ver el denso detalle de la franja urbana a pocos metros del mar, y apreciar lo delicada que se presenta frente a la inmensidad del cada vez más tormentoso océano Atlántico.
Pero, en medio de estas dificultades, hay sitio para la esperanza. Imágenes que inspiran por su capacidad de mostrar que el cambio no sólo es posible, sino que ya está teniendo lugar, y que disponemos del ingenio y de la habilidad para marcar una verdadera diferencia. La naturaleza es resiliente y, si se le da la oportunidad, puede recuperarse. Ya sea a través de los brotes de los manglares que atraviesan la arena de una playa de Kiribati, de un científico que cultiva plantas de bioingeniería en un invernadero alimentado por energía volcánica, o de la incineradora de Copenhague que genera energía a la vez que elimina los residuos, y que también funciona como pista de esquí, muro de escalada y pista de atletismo.
A medida que se acerca la COP26 -la conferencia mundial de la ONU sobre el cambio climático-, el mundo hace balance de los innegables efectos del cambio climático. Pero a la sombra de la pandemia de COVID-19, sus ciudadanos son ahora más conscientes que nunca del modo en que la acción colectiva es capaz de provocar un cambio global drástico.
A veces, todo lo que se necesita es una una imagen. Más frecuentemente, tan sólo una colección de viñetas que nos muestren lo que está en juego, lo que está sucediendo, y lo que es más importante, lo que podemos hacer al respecto.