Los "detectives de la madera", los paladines contra el comercio ilegal de madera
La industria maderera ilegal, con un valor de 136 000 millones de euros al año, es el tercer sector delictivo del mundo, después de las drogas y los productos falsificados, según Interpol.
Gerald Koch es el conservador de la colección científica de madera del Instituto Thünen de Hamburgo (Alemania). Allí, los científicos tienen acceso a decenas de miles de muestras de madera documentadas.
Bajo la luz de tungsteno de un sombrío día de invierno, Gerald Koch levanta la vista de un microscopio negro, se ajusta sus gafas sin montura y señala un monitor que muestra una rodaja, más fina que un pelo, de madera presuntamente ilegal.
"Basta con mirar estas dos para saber inmediatamente que proceden de Sudamérica", dice, señalando un par de grandes células blancas sobre un lienzo de color gris marengo. "Esto se debe a nuestros años de experiencia".
Los silenciosos pasillos del Instituto Thünen, un conjunto de lúgubres edificios de hormigón de la década de 1960 situados en un frondoso suburbio de Hamburgo, en el norte de Alemania, podrían no coincidir con la imagen de un centro líder mundial en la lucha contra la delincuencia internacional. Sin embargo, en un laboratorio del segundo piso con vistas a los 90 000 metros cuadrados de terreno del instituto, repletos de 1500 especies de árboles, se encuentra el principal centro de autentificación de madera del mundo.
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"Gran parte de la madera que se tala ilegalmente es difícil de rastrear y a menudo las declaraciones de aduana son erróneas", dice Koch, que dirige el Centro de Competencia sobre el Origen de la Madera del instituto. "Nuestro trabajo es descubrir la verdad".
La industria maderera ilegal, con un valor de 136 000 millones de euros al año, es el tercer sector delictivo del mundo, después de las drogas y los productos falsificados, según Interpol. A medida que el comercio mundial de madera se ha disparado (el valor de las exportaciones de productos forestales se ha cuadruplicado con creces entre 1980 y 2020) también lo ha hecho la conciencia de su componente ilegal. El WWF calcula que entre el 16 porc ciento y el 19 por ciento de las importaciones de madera de la Unión Europea proceden de fuentes ilegales.
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Financiado por el gobierno alemán, el instituto de Hamburgo actúa como autoridad científica para los organismos gubernamentales, los comerciantes de madera y los consumidores sobre el origen de los productos de madera.
Cada día, un equipo de 15 personas, entre ellas cuatro forenses, inspecciona una curiosa gama de objetos de madera (desde juguetes para niños hasta marcos de ventanas, perchas y mangos de paraguas) para determinar dónde se han fabricado y si se han hecho con árboles en peligro o protegidos. El equipo avisa a las autoridades alemanas si alguna muestra incumple el Reglamento Europeo de la Madera, que desde 2013 prohíbe las importaciones ilegales de madera, o la Convención de Washington sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES), un tratado multilateral para proteger las plantas y la fauna.
Koch y su equipo son, como reza un cartel irónico en la puerta de su laboratorio, "los detectives de la madera".
Las muestras de madera del Instituto Thuenen representan las especies madereras más importantes comercializadas internacionalmente, unas 400.
Un mohoso archivo de madera
Con 41 000 muestras de 11 300 especies de árboles diferentes, la biblioteca de madera del Instituto Thünen, llamada xiloteca, es una de las mayores colecciones del mundo de ejemplares de madera autentificados. Su tamaño permite al equipo determinar el género de prácticamente todas las maderas comercializadas (legales o ilegales) comparando las muestras frescas con el extenso archivo.
En una sala mohosa, miles de muestras de todos los tonos de marrón imaginables se alinean en las estanterías. En otra se guardan rarezas como un tronco de alerce siberiano de 300 años de antigüedad, una bola de bolos mexicana hecha de guayaco (una de las maderas más densas y duras que se conocen, tan pesada como el carbón) y una herramienta utilizada para fijar las piedras de las pirámides en su lugar durante el gobierno de Tutmosis III, alrededor del año 1400 a.C.
En 2021, el Instituto Thünen elaboró unos 1000 informes exhaustivos sobre la madera y 10 000 análisis de muestras individuales. "Nunca hemos fallado en la identificación de una muestra", dice Koch. Hasta un 25% resultan haber sido declaradas erróneamente.
Como parte del proceso de identificación, se cortan cubos de madera de cada muestra, se hierven en agua durante 30 minutos para eliminar las burbujas de aire y luego se cepillan en rodajas microscópicas. A continuación, se analizan las muestras al microscopio y se comparan con las decenas de miles de muestras de una base de datos digital.
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Las solicitudes proceden de todas partes, pero más de las tres cuartas partes son de empresas europeas que realizan la diligencia debida para asegurarse de que los materiales de sus productos son legales.
"¿Estas tablas de terraza están hechas de Bangkirai duradero o de sustitutos de madera de menor calidad?", dice Koch. "'¿Se ha declarado adecuadamente el origen de estos troncos de caoba?' '¿Son los documentos de importación correctos y auténticos? Estas son sólo algunas de las preguntas que debemos responder".
Faith Doherty, responsable de la campaña de bosques de la Agencia de Investigación Medioambiental, una organización internacional sin ánimo de lucro que recoge pruebas sobre el terreno de la tala ilegal, afirma que el papeleo por sí solo ya no es de fiar. "Lo que ha quedado muy claro es que la firma de un documento no es suficiente para la verificabilidad", afirma. "Tenemos que ir al terreno para ver lo que realmente está sucediendo y analizar los productos que se fabrican".
Desde 2013, cuando se abrió el Centro de Competencia sobre el Origen de la Madera, los pedidos de análisis anatómicos de la madera se han triplicado con creces. Pero la proporción de declaraciones erróneas ha disminuido, lo que se toma como un signo de mejora.
John Hermanson, investigador de la Facultad de Ciencias Ambientales y Forestales de la Universidad de Washington, cree que el trabajo del instituto es más importante que nunca. "Están desempeñando un gran papel en lo que es un enorme problema mundial", afirma. "Están comprometidos con la comunidad mundial, además de tender un puente entre la ciencia y la práctica, sacando a la luz estos casos para las autoridades".
Para el Servicio Forestal de EE.UU., Hermanson está desarrollando un dispositivo de mano llamado XyloTron, que escanea e identifica rápidamente la madera con la propia colección del servicio. "Obtener muestras de alta calidad es difícil", dice. "Es caro. Ahí es donde tener una xiloteca (colección de madera) como el que tienen en Alemania es muy útil".
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Se preparan preparaciones microscópicas para la identificación anatómica de la madera. Cada sección fina de madera tiene 0,02 milímetros, menos del grosor de un cabello humano.
Las pruebas de fluorescencia de la madera disuelta se iluminan con luz ultravioleta de onda larga.
Siguen existiendo puntos ciegos
Los detectives de la madera tienen sus límites. Si bien pueden determinar el género de una muestra, determinar la especie exacta o el origen geográfico puede ser más difícil. La misma especie de árbol puede crecer en más de un país o incluso de un continente; la madera puede ser cosechada, procesada y fabricada en productos a través de múltiples regiones antes de ser vendida. Los productos de papel, cuyas fibras están maceradas y, por tanto, son más difíciles de analizar, pueden ser un problema aún mayor.
"Un cuaderno puede estar fabricado con madera de ocho países de tres continentes: la tapa dura, las páginas delanteras y las interiores pueden ser todas diferentes", dice Hermanson.
Pero el Instituto Thünen, que investiga los usos sostenibles de los recursos naturales en la agricultura, la silvicultura y la pesca, es multidisciplinar, por lo que el equipo de anatomistas de la madera de Koch puede recurrir a los conocimientos de especialistas en genética forestal, comercio y economía de otros departamentos. Los expertos en falsificación pueden detectar documentos aduaneros falsos; los genetistas pueden encontrar pistas sobre el origen geográfico de una pieza de madera.
Sin embargo, sigue habiendo puntos ciegos: por ejemplo, la genética no puede verificar si la madera ha crecido en estado salvaje o en una plantación, lo que puede ser crucial para determinar la ilegalidad. El instituto está desarrollando el uso del análisis de isótopos estables, un proceso que mide las proporciones en una muestra de versiones más pesadas o más ligeras de determinados elementos químicos, como el nitrógeno, para ayudar a determinar el origen geográfico de la madera.
"La anatomía de la madera, que se utiliza desde hace un siglo, debe desplegarse con otras técnicas", afirma Peter Gasson, principal anatomista de la madera en el Real Jardín Botánico de Kew (Londres; Reino Unido). "Dos o tres técnicas combinadas te darán una respuesta mucho más refinada". Participa en el programa WorldForest ID, un nuevo proyecto dirigido por un consorcio de organizaciones para mejorar la autentificación de la madera.
Mientras tanto, la tecnología emergente podría mejorar enormemente la velocidad y la capacidad del trabajo del Instituto Thünen. En el marco de una colaboración de tres años con el Instituto Fraunhofer, una organización de investigación, se están utilizando especímenes de microscopio para entrenar un software de inteligencia artificial que identifique la madera. "Podría hacer en una noche lo que normalmente le llevaría a nuestro equipo un mes", dice Andrea Olbrich, directora del proyecto.
Pero por ahora, mientras continúa la rápida tala de árboles en Asia, África, América Latina y Siberia, la investigación a la vieja usanza de Gerald Koch y sus compañeros detectives sigue siendo la principal forma de identificar la madera ilícita. Y su enorme archivo tiene que crecer. Un estudio publicado en enero estimó que existen unas 73 000 especies de árboles, un 14% más que la cifra conocida actualmente.
"Estamos muy lejos de tener una colección completa", dice Koch. "Tenemos que seguir construyendo y mejorando nuestros conocimientos. Aunque nuestros métodos mejoran cada día, también lo hacen los delincuentes contra los que luchamos."
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.