Una masa de algas gigante y putrefacta amenaza a las playas del golfo de México y el Caribe
La masa de 4,5 millones de kilogramos de algas flotantes (denominada Gran Cinturón Atlántico de Sargazo) se dirige a Florida, el Golfo de México y el Caribe justo cuando el turismo alcanza su punto álgido.
Algas marinas invaden la costa de Le Gosier, una ciudad de la isla caribeña francesa de Guadalupe, el 23 de abril de 2018. El Gran Cinturón de Sargazos del Atlántico, como se le conoce, está atravesando el Caribe de nuevo este año y se dirige hacia Florida.
Una mancha de 4 millones de kilos se dirige a la punta de Florida (Estados Unidos) siguiendo las corrientes oceánicas.
El Gran Cinturón de Sargazos del Atlántico, una masa pegajosa de algas flotantes y frondosas que se extiende a lo largo de 12 800 kilómetros, serpentea por Florida y el Caribe.
"En la vasta extensión del océano, puede ser un oasis", afirma Brian Barnes, científico marino de la Universidad del Sur de Florida. Las manchas de algas pueden ser un hogar y una fuente de alimento para los peces y las tortugas marinas que pasan por allí.
Históricamente, el sargazo ha sido una parte natural del ecosistema oceánico, pero en la última década ese oasis se ha convertido en una molestia capaz de causar graves daños, además de putrefacción y mal olor. Esto es lo que sabemos sobre su origen y si debes preocuparte por él.
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¿De dónde viene y adónde va?
Voluntarios y trabajadores municipales recogen sargazo en Puerto Morelos, una ciudad portuaria de Quintana Roo, México, el 8 de agosto de 2018. Los cúmulos de algas coloreaban el agua de marrón y desprendían un olor fétido.
"Intento evitar el término mancha. No es eso lo que realmente es", dice Barnes, que afirma que el Gran Cinturón Atlántico de Sargazo es en realidad una serie de pequeñas manchas con parches individuales del tamaño algo menor a media hectárea. Juntas, añade, tendrían aproximadamente el tamaño de la provincia de Segovia.
El sargazo es un alga de color dorado, una macroalga de gran tamaño, que es arrastrada continuamente por las corrientes oceánicas. A diferencia de otros tipos de algas, como el kelp, que está anclado en el fondo oceánico poco profundo, el sargazo está adaptado a la vida en mar abierto y vive únicamente en parches flotantes.
Gran parte de él se encuentra en el Mar de los Sargazos del Atlántico occidental, que es un hábitat oceánico tan importante para tantas criaturas marinas que se le ha llamado la "selva flotante dorada".
Como el sargazo está hecho para vivir a la deriva, viaja regularmente por el mar. El océano está lleno de diferentes corrientes que se mueven por todo el planeta como cintas transportadoras. El sargazo que se acerca a las playas estadounidenses habrá pasado tiempo en la costa occidental de África, luego en alta mar del océano Atlántico y finalmente en el mar Caribe, donde reside gran parte del sargazo en esta época del año.
Barnes afirma que, según las corrientes, es probable que el sargazo entre pronto en el Golfo de México, dé una vuelta en U y vuelva a entrar en el Océano Atlántico, pasando por el sur de Florida entre abril y junio.
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Una amenaza creciente
Residentes retiran sargazo de las costas de Puerto Morelos, Quintana Roo, México, el 15 de mayo de 2019. Preocupados por el aumento de algas marinas en las playas del Caribe, científicos, propietarios de hoteles y funcionarios gubernamentales han estado trabajando para encontrar maneras de deshacerse de ellas.
El sargazo existe desde hace unos 30 millones de años, pero las floraciones de este tamaño masivo son una preocupación creciente.
"Por lo que sabemos, 2011 fue el primer año en que se produjo una gran floración de este material", afirma Barnes.
Las peligrosas proliferaciones de algas, como las mareas rojas, suelen estar alimentadas por la contaminación, y el sargazo no es una excepción. Cuando los agricultores rocían la tierra con fertilizantes, liberan sustancias químicas cargadas de nutrientes para ayudar a los cultivos a crecer. Cuando esos fertilizantes se filtran en los ríos y llegan al mar, liberan los mismos nutrientes en las plantas marinas, estimulándolas involuntariamente.
En la última década, uno de los culpables ha sido el río Amazonas, explica Cynthia Heil, directora del Instituto de Mareas Rojas del Laboratorio Marino y Acuario Mote.
Cuando el exceso de sargazo se acumula en las playas, es (en el mejor de los casos) una molestia para los negocios que dependen de los turistas que acuden en masa a playas limpias y libres de algas.
Después de una gran floración de sargazo en 2018, las tasas de ocupación en los hoteles de la Riviera Maya a lo largo de la península de Yucatán cayeron.
Este año, esa misma costa se está preparando para un metro de sargazo.
Además de bloquear el acceso a la playa, el sargazo apesta, dice Heil. Al descomponerse libera un gas llamado sulfuro de hidrógeno que huele a huevos podridos. Ese gas puede irritar los ojos, la nariz y la garganta, según el Departamento de Salud de Florida. En el sargazo también pueden vivir diminutas criaturas marinas, como las medusas, que pueden irritar la piel.
Las algas, en exceso, también pueden dañar el ecosistema. La masa espesa y enmarañada puede asfixiar los arrecifes de coral y los manglares, así como a diminutas criaturas que viven en la tierra, como cangrejos y almejas.
Según los científicos, actualmente no existe una solución fácil para acabar con el sargazo, y su eliminación puede costar decenas de millones de dólares.
Hannah Farrow ha contribuido a este artículo.
Este artículo se publicó originalmente en inglés en nationalgeographic.com.